OBSTINACIÓN DE BELLEZA
Sé que la noche fulgura
en este muelle,
por eso es preciso que
oculte su silencio
o que despierte
instantánea, o mejor aún
que no comprenda el sueño
de tu cuerpo desnudo en
esta alcoba.
Tiemblas de placer, te
ahoga el abismo
y el origen cerrado de
mis tanteantes dedos.
Me hablas en un idioma de
velos y ternura,
en una lengua que no
entiendo,
en un friulano que
celebran los astros.
Ahora de súbito, cuando
la noche
se instala en un confín
posible,
los espejos navegan por un
bosque jadeante.
Atenazados por el deseo
inmóvil del Adriático.
©CARLOS PENELAS, poeta
y escritor argentino
MIEMBRO
HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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