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sábado, 28 de septiembre de 2019

THE MUSIC IN TIME, Irene Aguirre, Buenos Aires, Argentina

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THE MUSIC IN TIME


A radiant dawn, a gloomy sunset,
the color of eyes that ripen promises,
the painful goodbye, the wicked falseness,
terror and exile, famines and cold.
Deep questions, mischievous acts,
the suffocating heat or the breezes of the river,
the deepest resentment or near pious love,
Everything inspires in the soul its notes like sparks!
Melodies expressing what is hidden in a human,
the creative quality of rhythms and sounds
Woven pentagrams with a rumor of the arcane!
Music in time reflects what is lost,
the endless, challenging, distant turn,
that arouses emotions of a yesterday relived!

La música en el tiempo

Una aurora radiante, un ocaso sombrío,
el color de unos ojos que maduran promesas,
el adiós doloroso, las traiciones aviesas,
el terror y el exilio, las hambrunas y el frío.
Interrogantes hondos, situaciones traviesas,
el calor sofocante o las brisas del río,
el rencor más profundo o el amor casi pío,
¡todo inspira en el alma sus notas cual pavesas!
Melodías que expresan lo recóndito humano,
la cualidad creativa de ritmos y sonidos
¡Pentagramas tejidos con rumor de lo arcano!
La música en el tiempo refleja lo perdido,
el giro interminable, desafiante , lejano,
que despierta emociones de un ayer revivido!
©IRENE AGUIRRE, poeta y escritora argentina
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA







ROMANCE DE PADRE Y NIÑO, Antonio Esteban Agüero, San Luis, Argentina

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ROMANCE DE PADRE Y NIÑO 


El padre le dice al niño:
- Es la vida como loba
en año de nieve y hambre,
y a los débiles devora.
El niño responde sólo:
- Oh, mira las mariposas!

- Te esperan en cada calle
el traidor o la traidora,
con ojos de frío cruel
y actitudes sigilosas.
El niño responde sólo:
- Oh, mira las mariposas!

- La guerra los campos cubre
de siniestras amapolas;
los ríos no traen aguas
sino funerarias rosas.
Y el niño responde sólo:
- Oh, mira las mariposas!

- Espero que seas, niño,
como hormiga previsora,
y no como el grillo vano
ni como la vana alondra.
Y el niño responde siempre:
- Oh, mira las mariposas!

- Niño sordo, niño ciego,
mi niño de frente loca,
¡cuando hombre sentirás
no haber escuchado ahora!
Y el niño responde:
        - Padre,
no ahuyentes las mariposas!
 
 ANTONIO ESTEBAN AGÜERO, poeta y escritor argentino
 De su libro: “Romancero de niños” 



TITULARES. Luis Alposta, Buenos Aires, Argentina





















LUIS ALPOSTA, poeta y escritor argentino

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

LUZ SAMANEZ PAZ, Carlos Ascencio Barillas, El Salvador

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LUZ SAMANEZ PAZ


Ella tiene la voz secreta del sentimiento universal
Y su aliento es el iris de los paraísos que el alma añora
Y sus ojos son dos luceros que iluminan el mañana
Y sus manos son orquídeas de su divina poesía.
.
Yo la vi tan hermosa en los claros horizontes de su belleza
Su pensamiento son las burbujas de un fresco manantial
Y su ternura son los claveles de su boca
Y su alegría es la sonrisa del viento en las montañas
Y es la sensatez de su majestuosa vida. 

Ella tiene el verso, la luz y la poesía
Y la primavera que embellece Los Andes
Y el color de la rosa luminosa de los prados;
Ella tiene la cordura de las tranquilas estepas
Y la paz que se manifiesta en la galaxia de su alma
Y las suaves caricias reflejadas en su inmensa calma,
Al mirar la beldad de su místico universo
En el cosmos de su mágicos suspiros. 
.
Y su sabiduría que es como las joyas preciosas
Y es encanto de la luna que brilla en mi alma,
Y las nubes que corren en los pardos atardeceres
Y la primavera, las alondras, y los acuartelados cielos
Dibujan su rostro en los esplendorosos amaneceres
Que destellan los tenues rayos que se filtran en los árboles
Y que son los espejos que respingan en los bellos manantiales
Y vuelve donde arden las antorchas del triunfo
Y en un rayo de luz surgen las infinitas estrellas
Y tan generosa y firme como el Cusco inmortal. 
.
Ella lleva en su corazón la nevada montaña blanca
Y el eterno sentir en las pléyades de su universo poético
Y la esperanza de los preciosos amaneceres… 

©CARLOS RODOLFO ASCENCIO BARILLAS, poeta y escritor salvadoreño
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA




LOS PÁJAROS ATARDECEN, Leticia Mure, Tucumán, Argentina

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LOS PÁJAROS ATARDECEN

“Adónde va el trinar del pájaro después que el hombre cruel lo hiere.”
Norberto Pannone

Canta
en el árbol
el sublime trino
de pájaros.

Se aferra
a la noche.

Su sueño de luciérnagas
teje nidos.

Mi sombra
viaja
sobre el instante
de sus alas,
se desvanece.

©LETICIA MURE, poeta y escritora argentina
EMBAJADORA CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA EN TUCUMÁN



LUNA CAYENDO EN LA MONTAÑA, Antonio Las Heras, Buenos Aires, Argentina

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LUNA CAYENDO EN LA MONTAÑA


Aparece, entre mis sueños, luminosa
como el recuerdo surge de la persona amada;
se estrella entre los brillos de la nieve
cual hojas por doquier desparramadas.

Me angustia despertar de madrugada
advirtiendo que lo mío es sólo un sueño;
Que no aparece su luz en mi ventana,
ni hay pájaros, ni la nieve desgarrada.

El enojo se hace entonces pura fuerza
llevándome a viajar hacia el mañana.
Merezco cumplir el humano privilegio
de ver la Luna cayendo en la montaña.


©ANTONIO LAS HERAS, poeta y escritor argentino
MIEMBRO ASESOR  DE ASOLAPO ARGENTINA

HALLAR LA ROSA, Favio Ceballos, Baigorria, Santa Fe


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HALLAR LA ROSA


    "Quizás soy necio/ quizás soy fuerte/ quizás mi mente/ desesperadamente/quiere ser feliz"
     Eric Nieves


Perfume de la mañana
que crea un mundo distinto
para el necio... variopinto
para el fuerte ...luz temprana.


Para la mente que hermana
la luz  blanca del jacinto
A quién espera... un corinto
Si impaciente... valeriana.

Azucena de porcelana 
A quién adora la luna,
nunca pierde su matiz.

La margarita africana 
sí desmaya... y una rosa
 si quiere un mundo feliz.

©FAVIO CEBALLOS, poeta y escritor argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

ELEGÍA DEL MAR Y DE LA ROSA, Carlos Penelas, Buenos Aires, Argentina

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ELEGÍA DEL MAR Y DE LA ROSA


1.
He desandado el camino de leyendas,
descifrado relatos celtas.
Lloré de rodillas en el bosque de pinos,
desde un álbum familiar navegué
una barca de piedra en la tempestad.
Debo contarles, amigos, que mis mayores
escribieron sobre la tierra de lluvias
leyes de la piedad y de la muerte.
Descubrieron un hechizo, un unicornio,
la lumbre de la alcoba, caballeros medievales,
losas anónimas por el agua acariciadora.
Y la mar embellecía arenas.
Infinita, silenciosa.

2.
Los espectros santifican aquellas ausencias;
velan por mí imperceptibles nubes.
Veo vientos y olas y abandono.
Siento que el mundo ofrenda una fábula.
Antes creyeron en el trueno,
en la cosmogonía del mar o de la rosa,
la conciencia del vivir y del ayer.
Los observo en el destino del amor.
Ahora, es delicada y bella esta llovizna.
Abro los ojos al azar ante una luz tan alta.

(Ofrenda de la luz, 2019)

©CARLOS PENELAS, poeta y escritor argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA



sábado, 21 de septiembre de 2019

BUENOS AIRES DE LLUVIA, Norberto Pannone, Buenos Aires, Argentina



















BUENOS AIRES DE LLUVIA

Hace algunas horas que se ha muerto el sol.
Los obeliscos se burlan de las voces
retorcidas de la noche.
Espían por la avenida mutilada
de sueños y de angustias;
de trances y desidias,
de inútiles anuncios y las cosas de siempre.

Anoche, tuve un sueño espinoso
con ángeles negros que morían de risa
al mirar el cortejo de los perros sin dueño
que me daban sus patas y ladraban
la angustia del ausente dueño.
Por la calle Mármol, entre San Juan e Independencia,
barrio de Boedo y Manzi,
descubrí al poeta que rimaba un soneto.

Hoy es domingo
y la mesa vacía me avisó que Luisa
ese día no estaba y que todos sus hijos
quizás a esta hora se encontraban de gira
ocupando las sillas de las otras familias;
y que de otras cosas, quizás, se ocupaban.

Por la ardiente resina del tabaco amargo
que en mis dedos humeaba
se escaparon los sueños que apenas quedaban
y mi vaso de vino, sin tocarlo, temblaba.
Llueve en Buenos Aires.
Por la calle mojada, atrevidas palomas
acribillan el hambre en un trozo de nada.

Llueve. Y hoy...
día silencioso de mañana gris.
Anoche anduvo un duende hiriendo mi ventana
y en un descuido mío, cuando casi pensaba,
escuché la ternura que dejaste olvidada
en el cuarto alquilado y en la cama profana.
Me fugué por el hueco que pusiste en la almohada
y me ahogué en el perfume de la copa acabada.

©NORBERTO PANNONE, poeta y escritor argentino
MIEMBRO FUNDADOR DE ASOLAPO ARGENTINA
norbertopannone@gmail.com
http://norbertopannone.blogspot.com


ESTOY MÁS MUERTA, QUE LA MISMA MUERTE, Luz Samanez Paz, Cusco, Perú


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ESTOY MÁS MUERTA, QUE LA MISMA MUERTE

(Poema enviado por la poeta a nuestra redacción un mes antes de su lamentable desaparición)

En las tela de la vida,
se desvanecieron 
los colores de los sueños.

Huyeron las celestes palomas,
por las últimas 
grietas del mundo.

En mi copa de cristal,
fulgura sangre de rojos ñujch´us
i alma de blancas rosas...

La divina embriaguez, 
de los bohemios.

Sobre el lago ya no vuelan
como un sueño de nieve,
los cisnes...

Ya no hay vino de amor,
en mi copa.

I el alma fría del invierno,
entre los marchitos rosales
 de queja...

La noche envuelve mi camino
i en la sombra,
percibo tu mirada.

¿Quién sabe que al final,
la propia oscuridad
será el olvido?

Sin sentir,
sin pensar,
estoy más muerta,
que la misma muerte. 

©LUZ SAMANEZ PAZ, poeta y escritora peruana
PRESIDENTE INTERNACIONAL DE ASOLAPO


DIÁLOGO CON UNA POESÍA ANÓNIMA, George Reyes, Ciudad de México

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DIÁLOGO CON UNA POESÍA ANÓNIMA

A Carlos García Oliver, poeta con voz

Nada más triste que un titán que llora”. R. Darío



¿Cómo al tren de voz tomaste en tu camino?
¿Qué noche serenada te entregó su lira?
¿Por qué la tarde en tu cintura envuelve serpentina de la pena…,
y en tus pies un derrotero que te aleja?
¡Lo sé, titán!
La mirada que se lanza en tus calzadas de silencios
te haría poeta,
que en el aire de las noches de faroles vuela y anda con sus pies de polvo;
a mí, en cambio, me haría copa,
que se colma de tus versos.

+++

Las manos de la ausencia acostarán mañana tus flores ambulantes 
sobre el brillo que mi aurora suelta,
sobre el tálamo en que hasta mis sueños duermen,
sobre el asta que iza la plegaria.

del poemario inédito PERO ESA LINEAL MIRADA.
  
©GEORGE REYES, poeta y escritor mexicano
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA




EL NIÑO VERDE , Adrián Néstor Escudero, Santa Fe, Argentina


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EL NIÑO VERDE    

                                                                              A María del Carmen Villaverde, hacedora de sueños…
Y, en especial, al maestro Norberto Pannone, militante de verdades y esperanzas.


     Las aguas blancas de la luna corren densas por la colina ensombrecida. Ríos de estrellas serpentean por ella su descenso, en tanto el niño corre. Un niño verde (como todos), de cara y de pies verdes, de cuerpo verde escondido en la túnica leve que lo envuelve sin color.

     El niño no es el río, pero corre y serpentea como las aguas de la luna y el torrente de estrellas que sacude el valle casi desierto. El roquedal se eriza por el eco destemplado del niño de diamante que jadea y gime por su madre. La noche se angosta en cada sendero y la atmósfera se espesa en cada hueco agazapado.
     El pastorcito tiene miedo de esa noche especial. De nada vale la larga (a pesar de su edad) experiencia acumulada en las quebradas de su tierra.
     Los duendes del fogón han llegado. Rayando el cielo negro con humo de espanto y bocarrón de fuego.
     Gimen las ovejas de tres patas abandonadas al embrujo.
     No habrá bufandas el próximo invierno.

     Una bandera y un cohete se plantan y arrellanan por fin tras las piedras herrumbradas, como simientes de espera. Comienza el ciclo irreversible de lo incierto.
     Después de consolar a su hijo, Mauanna, muerde su cola en gesto penitente, mientras piensa que, éste, ha dejado de ser el mejor de los mundos...

©ADRIÁN NÉSTOR ESCUDERO, poeta y escritor argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


PRESENTACIÓN Y DISCURSO CRÍTICO, Gabriella Bianco, Venecia, Italia

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María Luz Samanez Paz, cuento breve

"Los niños esclavos y el Infierno verde”, 2009

                                                                          
PRESENTACIÓN Y DISCURSO CRÍTICO

Entre el relato periodístico breve y conciso y el cuento realista y dramático se desarrolla esta historia de la escritora y periodista María Luz Samanez Paz, obra breve intitulada "Los niños esclavos y el Infierno verde", que golpea per la fuerza del lenguaje y de las imágenes de un realismo crudo y directo, como es la realidad de una profunda crueldad que este cuento relata.

En este Perú agobiado por la miseria, este cuento lo explica todo. Rehenes de un sistema que solo concede raquíticas medidas sociales y gobierna con la fuerza de la injusticia y del abuso  de poder, donde la violencia es institucionalizada, en esas zonas olvidadas, los pueblos de la sierra, en su mayoría indígena, viven condenados a una economía de sobrevivencia, sin las más mínimas infraestructuras - un puesto sanitario, el mejoramiento de las rutas, un concepto de ley representado por la justicia -, y a la negación de una conciencia social y civil que  permita construir desarrollo, reconocimiento y ciudadanía.

Pero la miseria, en este cuento desgarrador, y la marginación no son las únicas protagonistas: lo son la injusticia, la violencia física y moral, que implica la prostitución y la explotación sea sexual que laboral, hasta la reducción en esclavitud de niñas y niños, en la más total impunidad.

En esta despiadada sociedad, la pobreza y la desigualdad, la distancia entre la ciudad y el campo o la selva, la explotación de los seres humanos como de las materias primas, todos estos elementos constituyen la tremenda complejidad de estos fenómenos, sobre todo en los continentes más pobres. En la selva el fenómeno se amplifica, en la invisibilidad y en la vulnerabilidad de los sujetos involucrados, en la falta de respeto de los derechos de la niñez y de consideración hacia la mujer, tratada como un mero objeto sexual.

En el ámbito político, la corrupción policial y de los funcionarios públicos, junto con la inexistencia de leyes específicas o su débil aplicación, son los factores más nefastos de estos fenómenos, aunque quizá el más nefasto de ellos sea la negación de su existencia por las autoridades, en el desastre socioeconómico, con su correlato de auge de la criminalidad, la delincuencia y la violencia social.

De hecho, los Estados prefieren negarlo o ignorarlo. Por eso es tan importante que, desde que se sucedieron estos eventos que este relato ilumina con la dramaticidad y la intensidad de la denuncia, hayan sido aprobados la Convención sobre los Derechos del Niño, recién en1989 y el Convenio n. 182 de la Organización Internacional del Trabajo, sobre las peores formas de trabajo y explotación infantil.

Lamentablemente, la debilidad de este último convenio - tratándose de derechos económicos y sociales - reside en el hecho de que las violaciones no pueden ser sujeto de denuncia individual y la fuerza vinculante para los Estados es muy débil. Asimismo, la explotación sexual infantil, como toda explotación que llega a reducir a seres humanos en condición de esclavitud, debe ser reconceptualizada y reconsiderada como "tratos inhumanos y degradantes" y por los tanto, una violación de los derechos humanos fundamentales.

De este modo, en presencia de estos derechos "absolutos" impuestos a los Estados, que tienen la obligación de respetarlos, se pueden presentar denuncias individuales y son perseguibles internacionalmente, con es el caso del genocidio y de la tortura. Sin embargo, de los 122 países que concurrieron al Primer Congreso Mundial contra la explotación sexual y la Convención sobre el Derecho del Niño en 1996, solamente siete países latinoamericanos han adoptado planes de acción: México, República Dominicana, Brasil, Chile, El Salvador, Argentina, Costa Rica.

Perú, donde tiene lugar esta historia de dolor y de devastación moral y espiritual, queda afuera: sin embargo, el Estado, en connivencia con las multinacionales y las autoridades locales - sobre todo la policía, a veces ausente y en la mayoría de los casos, cómplice, no puede seguir ignorando - o perpetrando - crímenes contra la humanidad, los derechos y la dignidad de los pueblos originarios y la enfermedad, en el caso específico, la lepra, perfectamente curable, como denunciaba el mismo Che Guevara, en su viaje de iniciación en motocicleta por el continente.

Bien sabemos que este horror y esta explotación se repiten en tantos continentes, cuando se analiza la fuerte competencia entre las empresas occidentales, que se disputan las riquezas minerales de países como Sierra Leona, Ituri en la RD Congo y tantos otros.
Bien sabemos lo que pasó en Sierra Leona, donde jóvenes arruinados y aullantes, drogados y regimentados por los señores de la guerra, innumerables niños como los Mateo y Pero de nuestra historia, no pueden tenerse en pie por el hambre.
Bien sabemos que hay una gestión policial de la miseria, en el desastre social y la violencia endémica de Rio de Janeiro, en esos islotes de pobreza y de violencia que son las favelas.
Bien sabemos que el golpe de Estado en Niger es producto de sus extraordinarios recursos naturales, entre ellos el uranio, y sin embargo Niger es uno de los países más pobres del mundo y su población padece periódicas hambrunas.
Y aunque en la Selva de Camisea de Perú, donde se extrae el gas, existe paralelamente un meritorio proyecto de defensa del medio ambiente y de las poblaciones indígenas que habitan esa selva, ¡bien sabemos que en el poder no hay nada de inocente!

Sin embargo, en esta historia de degradación, algunos personajes se rescatan: el periodista Lujan, que actúa impulsado por la presencia de la periodista limeña, el Ing. Valcárcel, aunque pierdan la vida, sin olvidar la generosidad expresada y magnificada por el dolor de los leprosos, que acogen y ayudan a los fugitivos.

Pero la figura más emblemática es la madre Jesusa, que no hesita a enfrentarse con riesgos de los cuales es solamente en parte consciente y que sin embargo arriesga y no duda en ponerse en las situaciones más peligrosas, por amor a sus hijos, Mateo y Pedro, engañados brutalmente y esclavizados, como ella descubrirá dolorosamente, hasta las últimas consecuencias. Jesusa, en su entrega de madre, acepta el desafío, lo busca, se entrega por amor de sus hijos, como esas madres del dolor que gritan para sus hijos y no aceptan que se pierdan, en estas sociedades devastadas, en actos extremos de abnegación y de coraje, en su extrema soledad de lucha y de sacrificio.

Así, los últimos de la tierra, la madre indígena y los leprosos, que la sociedad civil rechaza, en este dramático cuento breve, rescatan nuestra humanidad herida e humillada, más allá de los aspectos escalofriantes de la historia, que la escritura intensa y densa, no solo no disimula, sino subraya, con un tono a veces duro, a veces de abierta condena, a veces de participación altamente emotiva, que tiene aspectos personales, cuando la joven periodista limeña no solamente no puede esconder su asombro, sino aprende la practica periodística de la forma más violenta para una mujer, la violación.

Es esto lo que denuncia este cuento: en la figura del negro Carrizales identificamos la existencia de mafias que explotan a adolescentes y niños para el comercio más sucio, la del oro en Perú, la de los diamantes y otros minerales, como pasa con las multinacionales en Sierra Leona, en Ituri, en tantas partes de África y de América Latina, donde seres humanos que, una vez que son llevados a la selva, parecen desvanecerse en el aire, como sucede en este cuento, donde la ciudad no es tan lejana como para no saber lo que pasa.

Es obvio que ningún convenio internacional, ratificado o no por un Estado, funciona cuando instituciones clave como la escuela, el cuerpo médico, los jueces, la policía, la información no colaboran o callan frente a estas aberraciones: es toda una sociedad responsable entonces y cuando la indulgencia, la ineficiencia y la connivencia responden a leyes tacitas y no escritas, esto impone un cambio ideológico, moral y ético radical, en todas las áreas, de la salud, de la educación, del trabajo social, de la comunicación, frente a una renovada voluntad política y una maduración social para encarar cualquier abuso de poder y pretender tolerancia cero para estos crímenes contra la humanidad. 

En el cuento, alrededor de los fenómenos que subrayamos, que practican la violación sistemática de la dignidad de los seres humanos, gravitan personajes despreciables como los reclutadores profesionales, como las mujeres que prostituyen a otras mujeres, como la policía que cuando no es directamente cómplice, es ausente o mira del otro lado, las municipalidades que fingen ignorar lo que pasa en sus territorios más alejados, y lo que esta selva esconde de terrible y trágicos : los leprosos, cuya enfermedad, como en los tiempos de Cristo, obliga a huir de la sociedad y que mantienen, junto con la figura y grandeza de la Madre indígena Jesusa, en tanta desolación y degradación, los únicos vestigios humanos: en la perdida de sus rastros, de sus labios, de sus dedos, queda la humanidad del alma, de la solidaridad humana, de la caridad.

Desde la casi inexistencia de información institucional y el carácter clandestino de estos negocios - explotación del trabajo, prostitución, violencias físicas y morales - el periodismo, los agentes sociales, el cine, y los intelectuales como conciencia de una sociedad y para la construcción de una nación que protege y promueve los derechos ciudadanos- ejerciendo el rol de control y de investigación directa -, tienen la obligación moral de dar voz a los que no la tienen, los explotados y condenados de la tierra, para decirlos con las palabras de Franz Fanon, devolviendo la palabra y la esperanza a los que no tienen ni voz ni esperanza.

La lucha no han hecho más que empezar, y esta denuncia valiosa y corajuda lo demuestra, perfilándose como un mensaje urgente para el presente y para el futuro: una denuncia, que, manteniendo sus calidades literarias y poéticas, en el ritmo cerrado de los diálogos y en la multiplicidad dramática de los eventos, que se suceden con una violencia incontrolable, cuenta la historia sin ahorrarnos nada, en la brutal evidencia de los hechos, estremecedora en la realidad cruel, despiadada, inhumana y aberrante que se despliega frente a nuestros ojos atónitos, los mismos de la joven periodista, que puede y debe contar lo que ve y lo que vive, como pueden y deben hacer todos los que pueden contar tantas otras historias como esta, para denunciarlas al mundo, como deber moral y compromiso con su propia postura ética y estética.

Ojalá escritores, artistas, periodistas sean conscientes de la necesidad de dar testimonio del mundo que nos rodea, de la multitud de peligros, pero también de posibilidades y signos de esperanzas que encierra, despierten nuestras conciencias de la pasividad y de la indiferencia, ya que conocer significa comprender y comprender puede significar salvar. Como es el caso de esta historia.

Por la Dr. GABRIELLA BIANCO, PhD
Escritora, libretista, guionista
Embajadora Internacional de LA PAZ y
Presidenta de ASOLAPO-Italia – 2009-2010