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sábado, 29 de septiembre de 2018

EL PATIO DE ATRÁS, Belkys Larcher, Coronda, Santa Fe, Argentina


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Imagen de: Vida Lúcida



El patio de atrás

“Era el frío de la muerte
 era el hielo del sepulcro
era el frío de la nada...”

José Asunción Silva


Absorto en su propia muerte, se pierde su vista por el empañado vidrio que mira hacia el patio de atrás.
Nada parece atraer su atención, nada más que esas formas confusas de árboles retorcidos y casi fantasmales, que avanzan hasta su sillón, cada vez que los rayos luminosos de lejanos relámpagos derraman una claridad tronante y efímera.
Tamborilea entonces los dedos sobre el posabrazos del sillón, se hamaca con lentitud, mastica un exilio solitario y silencioso y mira por la ventana, como a la espera. Hace tiempo que está allí, escudriñando la tarde de invierno que ya se desparramó en una noche de ésas en que ni un alma lastimera merodea por los caminos.
Desde hace rato, también, la tormenta, que era apenas unos trazos claros y fugaces sobre el horizonte, ha desatado su furia contra el ventanal del viejo caserón y contra el dilatado patio trasero, recorrido por viboreantes senderitos, entre desprolijos árboles desnudos.
Cabecea el viejo. Calva y grisácea su testa cansada, mientras el frío avanza desde una gastada salamandra ahora apagada. Esboza una mueca que parece una sonrisa para sus adentros, cuando el viento, con fuerza, golpea los cristales con los brazos retorcidos de un cercano ciruelo.
Voces extrañas, de otra dimensión enronquecen los aullidos de lluvia y ráfagas, de troncos sacudidos sin piedad y hojas desprendidas que vuelan desorientadas, sin ton ni son.
Sacude un pie, se desprende del sueño que amenaza amodorrarlo en su inercia de horas inmóviles y sigue observando a través de la ventana, el patio cubierto de malezas, los árboles vetustos, castigados por el vendaval de agosto.
Esperando. Siempre esperando algo.
Falta poco ya. Cruzando el portón de hierro podré salir al camino y desde allí, unos pocos kilómetros me separan de él.
La oscuridad de la noche me gusta, me conviene que la tormenta se haya desatado, así nadie se cruza en mi camino antes de llegar a casa. Sé que me está esperando, sé que sus ojos me descubrirán cuando, aún con esta lluvia infernal, me adelante por el sendero central, rumbo a su encuentro.
Me pesa esta forzada soledad de tantos años de separación. Pero no podía hacer otra cosa. Uno construye su destino en común basándose en el tiempo que desea compartir con el compañero. Pero una cosa es lo que uno proyecta una y otra , a veces muy distinta, con lo que la realidad lo enfrenta.
¡ Habíamos soñado tantas cosas. ¡ ¡ Juntos caminábamos también bajo la lluvia.! ¡
Éramos tan jóvenes...! ¡ Teníamos tanta vida por delante, tantas promesas, tantos sueños al alcance de la mano. ¡
Nos gustaba la lluvia, te acordás.? Queríamos tener una casa grande, con amplios ventanales que dieran a un espacio verde, poblado de  ciruelos, manzanos y durazneros. “ “ Para verlos florecer en primavera...” solía decirte.
Pero nunca alcancé a verlos florecer. Cuando después de tanto trabajar y esforzarnos por levantar la casa , pudimos, finalmente, plantar esos árboles en el patio de atrás, fue cuando tuve que irme.
“ El hombre propone...” dice el refrán. Y, ahora lo sabemos,: Dios dispone .
Gimen las voces de viento entre los postes del alambrado, barren de agua el pavimento que vuelve a llenar sus baches de lluvia.
Ya no falta mucho. La ciudad está cercana y las calles vacías. El camino de acceso es un lodazal acuoso, parece que hace frío, porque de algunas chimeneas huye un leve hilillo de humo que se adelgaza y desmenuza entre la niebla y el viento.
¡ Ansiábamos tanto un hijo.! Mes a mes la desilusión nos ahogaba, nos llenaba de frustración y de angustia. Había tanto amor contenido entre las paredes de la nueva casa....tanta pasión encerrada en tus brazos fuertes, en mi regazo vacío...
Pero estábamos juntos y era lo que importaba : tu mirada serena, el pelo desordenado cuando corríamos de la mano por el patio. Construimos un bebedero para los pájaros, te acordás.? Y aquel último otoño , alcancé a ver algunos gorriones picoteando en la pequeña fuente con agua.
Cuando me fui , también llovía. Habías prendido la salamandra para entibiar el ambiente, dijiste , aunque todavía no habían llegado los días más fríos.
Y aquí estoy ahora, temblorosa y pálida, frente a nuestra casa y bajo la lluvia que arrecia, desando un zigzagueante senderito del patio de atrás.
Se detiene el monótono movimiento de la hamaca en el sillón. Su vaivén es inútil porque ha quedado vacía. Hace un instante, el viejo pareció descubrir lo que buscaba entre  los árboles envueltos en la llovizna.
Con sus pasos gastados, salió a la noche. Entre la intensa neblina avanzó por uno de los caminos y extendió los brazos hacia la oscuridad.
Los aullidos ventosos, parecían martillar sobre troncos y ramas azotantes, los versos de aquel viejo poema :
                             “...y mi sombra... y tu sombra,... proyectadas
                                 eran una ....eran una....
                                 eran una sola sombra larga... “

©BELKYS LARCHER, poeta y escritora santafesina
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


             

ORDEN DIVINO, Hilda Augusta Schiavoni, Inriville, Córdoba, Argentina

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Imagen de: hablemosdeaves.com


ORDEN DIVINO


Es mágico el jilguero
trinó para César,
para Cleopatra,
para Darío,
para Agüero
y para nosotros.
Siempre la misma armonía,
siempre la misma magia,
su trino atraviesa el tiempo
y se mantiene intacto.
El hombre,
por su empecinamiento con la guerra
muchas veces
dejó escuchar
un amargo llanto imperecedero.

©HILDA AUGUSTA SCHIAVONI, poeta y escritora argentina
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA



AL FINAL DEL VERANO, Adrián Néstor Escudero, Santa Fe, Argentina

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Imagen de: Flickr




AL FINAL DEL VERANO

Al Maestro literario santafesino Arturo Lomello, con afecto indeclinable. In memoriam...

¿A la Una?
     De hecho, debo aclararles que todo comenzó y concluyó -muy rápido- al final del verano. Del último verano, precisamente. Quizás en el preciso instante en que, Alejandro, turbado aún por la partida de Lorena, no se movió del lugar.

     El puerto de Piriápolis se hamacaba impávido y ajeno a otro contorno sobre las aguas rioplatenses agridulces y casi mansas, con un pedazo de océano tomado del Atlántico…
     Atardecía ya, y el mágico momento de la despedida iba a ser coronado por una doble puesta solar. Fue cuando el buquebus brilló, por última vez, hasta desaparecer en el horizonte como un sol artificial. Los latidos del mar acompasaron el rito de su hundimiento y, tras los reflejos del verdadero febo, quedó la majestad y esperanza de un amor que prometía, desde Buenos Aires, retornar cada fin de semana hasta la eternidad…

     Por un momento, su personalidad, obsesionada por el dinero y los negocios, se había esfumado -tontamente, se dijo, claro- después del milagro cotidiano de la vida pegando la vuelta junto al giro del planeta, al sellarse, de este modo y una vez más, la promesa de una historia de ciclos percutiendo al ritmo del universo.
     Al dar la espalda al vagido de la noche, su mente volvió a sumergirse en los sones del éxito rotundo que acompañara a su original idea veraniega, gratificada a la postre tanto por el público como por el gobierno comunal de turno: alquilar a los municipales de Piria la vieja playa San Francisco por tres meses y construir allí un balneario donde los ejes claves de su visión estratégica fueran: a) La ultra modernidad de infraestructura; b) La atención personalizada al cliente bañista; y c) La higiene “cero defecto” veinticuatro horas del día, pues ni una microscópica migaja de residuos debía contaminar la excelsa pureza de sus arenas blancas y sensuales. O el máximo grado de excelencia...
     Un arduo trabajo, recordó. Desde el planeamiento, dos años antes, hasta su implementación e inauguración con apoyo oficial absoluto. El marketing enfocado a un segmento selectivo de mercado hizo el resto, y la fama del balneario alcanzó pronto un microclima de status natural y social tan deseado y perseguido por las clases acomodadas de la región, que la demanda se elevó mundialmente hasta límites insospechados para un hábitat que, por sus escasas ventajas comparativas, no hubiera podido competir -prima facie- con otros sitios paradisíacos del planeta.


¿A las Dos?
     No obstante, aun gozando de su logro empresario durante el corto trayecto de regreso desde el puerto a la cabaña de administración del balneario –ahora- más importante del mundo, la agitación del triunfo reconocido por las pingues ganancias obtenidas calculadas por una matemática tasa de retorno sobre la inversión realizada, y una canción de los Queens horadando locamente sus oídos, no pudieron disimular  -tras superar el curvado circuito de la costanera franciscana-  el horror que lo esperaba, allá, abajo, en las dormidas playas de final del verano, convertidas en una gigantesca mortaja mineral donde yacían, descarnados, un centenar de cuerpos bronceados y grotescamente heridos de muerte por... ¿ellas?

     (La luna naciente fue mudo testigo de los crímenes esparcidos por la arena sangrienta, en absurda mueca del destino y feroz desacato al encanto del “cero defecto” en higiene que tantos beneficios le había acarreado).

     De pie, junto al auto, todavía absorto ante aquella mortandad anaranjada por el agónico crisol del ocaso linealmente sepultado, el graznido capitano de la Madre arrastró, súbitamente, sobre su aterrorizada cabeza, un cortejo de suaves y glotonas gaviotas que mostraban todavía, en sus picos afilados y mortales, los trofeos del despojo humano consumado…
     Sí, tras meses de arduo planeamiento, la matanza había sido claramente exitosa. Tan exitosa como su planeada playa futurista… Su fulmínea implementación y puesta en marcha así lo atestiguaba. La estrategia “cero defecto” del humano enemigo, había sido por completo derrotada… Enemigo astuto que, durante todo ese tiempo, le había impedido alimentar a sus pichones como legítimamente correspondía a su carácter de coheredera natural de un dominio geográfico que enseñoreaba desde el origen; parte propia y poética del embeleso sereno con que las ondulaciones bravías o calmas del espumoso paisaje marino, atraían al corazón de los hombres en pacífica convivencia ecológica...
     Y que éstos habían quebrantado. Por lo que, a la venganza consumada y a la gloria recogida, sólo correspondería la devolución del reino usurpado por la ambición humana. No habría dudas…


¿Y a las Tres?
     Entretanto, Alejandro Escobar, exitoso CEO argentino, despertaba en su cabaña administradora sobresaltado y con el terror oscureciendo la juventud de unos ojos azules y brillantes; como quien recibe una descarga eléctrica y logra superar, a duras penas, y por el oportuno obstáculo de un atlético esqueleto, el dudoso equilibrio entre la vida y la muerte...
     Es que un raro desasosiego se le instaló, suspicaz, en el alma dolarizada, quebrantando su tardía siesta…

     De un salto, corrió hasta la ventana abierta por donde asomaba el mar, y dio un respiro al constatar la serenidad del ambiente y la quietud del atardecer herrumbrado por el jubileo del sol y normalizado por sus máquinas de higiene cero defecto ... Absorbió profundamente la gratuidad del exquisito oxígeno yodado que flotaba en el aire, mientras observaba a su selecta clientela recoger bolsos, mantas, ropas y bronceadores, al cabo de una cándida y feliz jornada en el balneario, ahora, más importante del mundo. El de las Islas Caimanes, claro.
     Y como a nadie le gusta tener pesadillas en vacaciones, descerrajó una estruendosa y abrupta carcajada que llegó, quizás, hasta los inquietos oídos de un como enjambre de gaviotas arracimadas mansamente a lo lejos; disponiéndose, eufórico, para el cóctel de honor de una noche histórica, donde recibiría el premio a la excelencia por su labor empresarial en favor del turismo del lugar, y de parte de los altos jerarcas de la Corporación ADONIS de donde dependía su distinguida cadena de resort hotel...


Sí, a las Tres de la tarde…
     Empero, su risotada, fue la señal… Madre levantó vuelo, y, tras ella, una multitud de alas, picos, murmullos de roncos graznidos y quejidos de estómagos largamente vacíos, se suspendió en la atmósfera embriagada de sal, y partió, rectamente hacia él, a la conquista de una cena demasiado esperada...
     Sí, fue hacia el final del verano. A las tres de la tarde del final del último verano, precisamente…

©ADRIÁN NÉSTOR ESCUDERO, poeta y escritor argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA



BREVE RESEÑA CURRICULAR – Setiembre 2018
   ADRIÁN NÉSTOR ESCUDERO. Nacido en Santa Fe, Argentina, el 12 de enero de 1951. E-mail: adrianes@hotmail.com. Casado, cuatro hijos y seis nietos (por ahora, y a la espera de los que vendrán, a Dios gracias). Como Dr. Contador Público Nacional (1975) y Magíster en Dirección de Empresas (CT – 1998), se desempeñó en la gestión privada y pública. Ejerció la docencia y cargos académicos universitarios en el Área de Administración de Organizaciones y Área de Gestión Educativa (FCE-UNL, 1972/1980 y FCE-UCSF, 1980-2000).






EL VIAJE, Jorge Ariel Redini, Guaymallén, Mendoza, Argentina

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Imagen de: Yo


EL VIAJE

Uno no viaja solo en este viaje
ni viaja despojado.
Lo acompañan las penas del pasado
los recuerdos
los sueños que no fueron
los amigos perdidos
los intentos frustrados
los rostros de los que ya no están
las caricias ausentes
las traiciones con sus cicatrices
los sitios añorados
y el dolor por tantas injusticias.

Pero uno quiere levantar los ojos
y mirar adelante hacia la vida.

La vida que se viene.
La vida que aún queda.
Y uno quiere vivirla y disfrutarla.
Porque uno no anda solo en este viaje.

©JORGE ARIEL REDINI, poeta y escritor argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

A la memoria de mi abuela Juana Luz Padrón Molina, Clara Lecuona Varela, La Habana, Cuba

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Imagen de: El Estornudo
Foto: Juan Cruz-Rodríguez



A la memoria de mi abuela Juana Luz Padrón Molina


Me han raptado de mi isla de tarde.
De mi isla de seguro corazón trepando por tu espalda,
que no sentía el peso de mi espalda.
Aún permanece la orilla,
los corales donde nunca te sumergiste.
Soy, y es importante si eres
un ave profética. 
Yo no pude traerte de regreso,
salvarte la edad y la miseria.
Me acuclillo frente a tu garganta
abuela,
tus astros olvidadizos.
Tal vez ante mi retrato.
Alguien pregunte mi nombre.
En qué año viví.

©CLARA LECUONA VARELA poeta y escritora cubana
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


TIEMPO DE PAZ , Ady Yagur, Israel


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Imagen de: Familia Eudista Venezuela EN EL CAMINO DE LA MISERICORDIA



TIEMPO DE PAZ 

Tiempo de vivos anhelos
se ahonda su ausencia, 
la llamo en mis sueños
pero  aún no ha llegado.

Melancolía de mi vida
ecos  de seres heridos,
el humo de las guerras 
dejan huellas de sangre.

Asoman mil lagrimas
se sacuden las ruinas ,
entre  rojos escombros  
de muros acribillados.

Duros tiempos vivimos 
en este otoño amarillo ,
el bosque parece triste
entre trinos perdidos.

Paz no me abandones 
niños lloran de hambre ,
en el mundo de los vivos
entre sedientas bocas..

©ADY YAGUR, poeta y escritor argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA



sábado, 22 de septiembre de 2018

EL VERANO…, Yolanda Elsa Solís Molina, Barcelona, España



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Imagen de:Aire de Santa Fe 


EL VERANO…

El verano se acerca, los cielos nos regalan
nubes viajeras que eligen otros horizontes,
la vida resurge en la suavidad de pétalos
coloridos, el arrullo de palomas enamoradas
y brisas que no lastiman. Irrumpe un rayo de sol
pero... La guerra, la incomprensión y el odio...
rompen la armonía  del paisaje y la suave brisa  
huye de metralla, el odio y la desesperación..!
Del estruendo, el odio entre los hombres, la intolerancia y el pensar distinto..! La importancia de imponer el yo, a toda costa, que avasalla la debilidad del indefenso, ensombrece la mente de los torpes y aniquila!!!
Cuando el lugar donde transcurre nuestra vida nos resulte suficiente, cuando la ambición no dicte las conductas, cuando no sea cuestión de vida o muerte, la opinión distinta y respetemos los derechos humanos, la calma, será el regalo de nuestros espíritus nulos, por el odio que no acepta la idea u opinión  distinta...!

©YOLANDA ELSA SOLÍS MOLINA, poeta y escritora argentina
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA 

QUIZÁS MAÑANA, Guillermo Fernández del Carpio, Arequipa, Perú

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Imagen de: Con mis hijos




QUIZÁS MAÑANA

Duerme tranquila en la faz de la prolongada noche,
porque quizás  mañana no sea como hoy,
sean  día y noche distintos  en el saber de tu vida.
Duerme serena  Belén  en el preludio al nuevo día,
para  que le sonrías con tu nube blanca jaspeada de lirio,
para que alegres nuestros corazones silentes o ausentes,
que gozan con los ojos con que miras la irrupción del alba.
Hasta mañana, tierna rosa de mi jardín,
duerme tranquila y serena,
porque mañana todo bien te espera
y serás tú  quien elija  la intensidad del día. 
Cierra sin brevedad tus ojitos  cansados de interminable juego,
que se cierren solitos, al compás natural del sueño.
Y en la faz de esta prolongada noche,
recuerda que quizás la marea te sorprenda,
pero  tú, no cedas al oscuro miedo.
Mañana, tú le cantarás a tu niño
la canción de cuna predilecta y
junto a él, soñarás de nuevo.
No  te pierdas esos momentos.

Hasta mañana Belén,
la luna  se impacienta y no espera.
Un día al  despertar  ya no estaré,
habré cerrado mis ojos  junto con tus sueños.
Tú, mientras tanto, sonríele a la mañana;
siempre, con tu nube blanca jaspeada de lirio.

DEL POEMARIO IMPRONTA

©GUILLERMO FERNÁNDEZ DEL CARPIO, poeta y escritor peruano
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


FACUNDO ME DIJO, Alba Oliva, Buenos Aires, Argentina

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Imagen de: Regiando.com




FACUNDO ME DIJO

Juguemos a la muerte Facundo
Que el miedo se va…
Sorteemos a la suerte
Una vida más/
Tráeme de regalo
Ese de tu mano
La sonrisa justa
La dicha del beso que un día te di
Que la muerte no existe/
Venceremos la muerte/
Que la muerte es mentira/
Sellaremos el pacto
De la muerte perdida
Venceremos la muerte
Le ganamos la vida
Y ahora estas tarareando
La mañana florida y
Me dijiste en un sueño pleno de melodía
Da, da, da, da, y suena todavía
Da , da, da , da

©ALBA OLIVA, poeta y escritora argentina
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


ESPIRAL INFINITO, Ana María Raffaelli, Buenos Aires, Argentina

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Imagen de: girosderviches.blogspot.com


ESPIRAL INFINITO

Soy un derviche en ataraxia,
quizás un lápiz atrapando versos
con rimas de eternos sueños
en soledades vanas…

Ven, acércate a mi ventana,
que quiero oír tu risa vana,
entrecortada con tu aliento,
suspendida al susurro del viento.

Remolino violento
que todo lo arrasas
búscame en las penumbras
de las ventiscas borradas
y así surgirá un recuerdo
olvidado  por el tiempo.

Gira …gira…
busca a la deriva.
esa delirante borrasca
que todo lo arrastra,
llévame a tu lado
encadenado al destino
y seré  un haz de luz
en tu infinita alegría.

©ANA MARÍA RAFFAELLI, poeta y escritora argentina
MIEMBRO DE ASOLAPO ARGENTINA