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sábado, 20 de junio de 2020

LAS MADRES, Carlos Benítez Villodres, Málaga, España

Día de la Madre - Wikipedia, la enciclopedia libre

LAS MADRES


Una madre, manantial de amor y dulzura, desde que concibe a su hijo, se da cuenta de que es capaz de hacer cualquier cosa por un mundo al que le está dando la vida. En ese mundo ella pone a cada instante todo su amor, sus ilusiones, sus esperanzas…, es decir, su propia vida. Por otra parte, una madre, desde que es consciente que alberga en su seno a un hijo, cambia su vida, su tiempo y su forma de pensar. Por ello, da cada día todo su corazón, y entrega todas sus fuerzas para sacar adelante y enseñar a vivir al hijo. La conexión entre madre e hijo se genera con el contacto, con la mirada, con el amor… Hay momentos clave, como tras el parto, que todas las hormonas de la madre están preparadas para generar esta conexión con el bebé.
           
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El amor maternal es tan maravilloso, tan sumamente magnífico e inigualable, que, además de enseñarnos vivir, nos enseña a cultivar nuestra vida, a enriquecerla, a abrir nuevos caminos…, porque es el sentimiento más puro y generoso y exuberante que una mujer posee en su alma. Una madre también enseña a sus hijos a ser fuertes y libres, dignos e íntegros, a amar al prójimo como a ellos mismos … “El amor de una madre por un hijo, dice Agatha Christie, no se puede comparar con ninguna otra cosa en el mundo. No conoce ley ni piedad, se atreve a todo y aplasta cuanto se le opone”.

El amor auténtico, verdadero y sincero es el que una madre siente por sus hijos. Precisamente, son los propios hijos quienes enseñan a amar a la madre de manera intensa e incondicional. Una madre por siempre vive y piensa no solo por ella, sino también por sus hijos. Igualmente, una madre se siente la mujer más afortunada porque sabe que sus hijos son el mayor tesoro que podría alcanzar a tener en esta vida. 

Obviamente, una madre quiere que a sus hijos les vaya todo bien en la vida, pero también quiere que sepan bandearse victoriosos ante tempestades rabiosas, así como ser excelentes navegantes sobre mares serenos o encrespados. Ella siempre está dispuesta a ayudarles cuando ellos caminan junto a sus diablos, llevan cargas sumamente pesadas o tropiezan un sinfín de veces con la misma piedra, ya que “ser madre dice Linda Wooten es aprender acerca de las fortalezas que ella no sabía que tenía, y enfrentar los temores que no sabía que existían”. Por todo lo expuesto, una madre conoce mejor que nadie los defectos de sus hijos, pero los aceptan y jamás lo ocultan. Con sólo mirarlos sabe perfectamente si sus hijos están bien o no. Además, se siente responsable de todos los problemas que arrastran sus hijos. Por eso, ella lleva en su alma dichas tramas o asuntos espinosos y sin resolver.

¡Oh manantial de donde fluye ese amor total y generoso de madre! “Ningún lenguaje. Manifiesta Edwin Hubbel Chapín, puede expresar el poder y la belleza, el heroísmo y la majestad del amor de una madre”. Además, ella es una luchadora por naturaleza. Por consiguiente, los hijos deben reconocer el esfuerzo que la madre hace por ellos, mientras los enseña a que nunca hay que rendirse ante nadie y ante nada. Es evidente que una madre cada día lucha denodadamente por sus hijos. Por ello, sus vástagos deben ofrecerle a su progenitora su presente y su futuro, sus esfuerzos actuales y venideros y sus ganas de hacer las cosas bien.

MÁLAGA (ESPAÑA)

©CARLOS BENÍTEZ VILLODRES, poeta y escritor español
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

 (Del libro EL VUELO DEL RUISEÑOR (II). Editorial “Granada Club Selección”. Molvízar, Granada, 2020)

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