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domingo, 29 de octubre de 2023

EL COBARDE - Boris Elkin, Los toldos, Gral Viamonte, Pcia de Buenos Aires, Argentina

 










EL COBARDE

 

Un muchachón de manos engrilladas;
un comisario "bravo" y un alcalde
que, sabiéndolo al mozo, bien seguro,
le escupen su desprecio "pa que hable".
-Lo mataste a traición, seguramente...
Y el mozo le contesta: -Sepa, alcalde,
que los hombres nacidos en mi tierra
muy poco matan de traición a naides.
-Sin embargo-interrumpe el comisario-,
nunca matan de frente los cobardes.
-¿Y cuándo esa fama, comisario?
-Te la ganaste bien aquella tarde
qu'el finao te insultó delante é todos
y vos, como faldero, te achicastes.
-Aquello jue otra cosa, comisario;
me achiqué con razón, no por cobarde.
Aquella tarde me allegué hasta el pueblo
pa buscarle rimedios a mi madre,
que había quedao solita, allá en el rancho,
quemándose de fiebre sobre el catre.
Si me achiqué, señor, no jue de miedo.
Jue su voz que me gritó:"¡Párate!"...
Es muy fiero, señor, pa quien ya siente
que la muerte comienza a aproximarse,
encontrar que no hay naides en el mundo
que le empreste un poquito de coraje,
sin tener quien le rece un padrenuestro,
ni tener quien le pida un "Dios te salve".
Pero ayer me cobré. Mi mamá ha muerto;
y ya sin su cariño que me ate,
m'encaminé pal pueblo, bien seguro
de no encontrar tranquera que me pare.
Estaba en el boliche el "hombre guapo"
hablando de bravura, de coraje...,
"que a los hombres los reta como a chicos...",
"que no encuentra varón que se le cuadre...".
Por eso, al dentrar yo, ni m'hizo caso,
y con desprecio comenzaba a ráirse
cuando mi zurda le cruzó la cara
pa evitar el decirle: "¡Acomódate!"
Sacó el facón y se me vino al humo.
La carrera conmigo l'era fácil...,
y el hombre, entusiasmao siguramente,
tiró un hachazo..., se quedó pagando...,
buscando sitio pa poder dentrarme,
y sonzo juera yo de no cobrarme.
-¿Tenés más que agregar?
                                       -Sí, comisario:
¡qué no güelva a tratarme de cobarde
sin soltarme una mano, por lo menos...,
por si tiene antojo de probarme!

 

BORIS ELKIN, Los toldos, Gral Viamonte, Pcia de Buenos Aires, Argentina

 

Boris Alejandro Elkin (Los ToldosBuenos Aires2 de junio de 1905 – Buenos Aires21 de junio de 1952) fue un periodista y poeta dedicado al género gauchesco.


LOS SUEÑOS DE LOS NIÑOS INVENTANDO PAÍSES - Raúl González Tuñón, Buenos Aires, Argentina

 










LOS SUEÑOS DE LOS NIÑOS INVENTANDO PAÍSES

 

Cuando paso frente a un local donde
exponen pinturas de niños, sigo de largo.

BATLLE PLANAS

 

Porque el niño conserva todos los libres bríos
de la invención, baraja sus monstruos increíbles
y sus enloquecidos ángeles.
La bárbara inocencia sin prejuicios de la primera pureza
y el espléndido caos, el delirio de la razón, la fantasía.

El niño es el primer surrealista.

Y crece, es hombre, y sigue viviendo mas no sabe
y quien lo lleva adentro así lo ignora.
A veces, de manera sutil, eso supongo,
en cada acto adulto la infancia nos vigila
—una voz, un suceso rotundo, familiar, una lámpara,
una paloma herida con mensaje—.

Todo hombre en el final minuto de su invierno
piensa en algo lejano cuando muere.
Y la muerte es el último país que el niño inventa.


RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN, Buenos Aires, Argentina

Raúl González Tuñón, fue un poeta argentino.​ Wikipedia

Nacimiento: 29 de marzo de 1905, Buenos Aires

Fallecimiento: 14 de agosto de 1974, Buenos Aires


SI NO ESTÁS - Teresinka Pereira, Brasil,

 













SI NO ESTÁS



Y ahora que quiero
recordar tus ojos
¿dónde están?
¿Qué color de vivacidad
positivista los viste hoy día?

Y cuando quiero romper
la palabra y la costumbre,
¡qué inútil me siento
si no estás!...

Hombres como tú
no atrapan el tiempo
en manos ocupadas
en la hoguera del calendario...

Por eso me asombra
que tú me consideres
y no te olvides de regresar
a la nostalgia de esa tarde
color ceniza para aplastar
los otros ídolos de
mi paciente ternura.



Se você não está

E agora que eu quero
recordar seus olhos,
onde estão?
Que cor de vivacidade
positivista os vestem hoje?

E quando quero romper
a palavra e o costume,
que inútil me sinto
se você não está?

Homens como você
não agarram o tempo
com as mãos ocupadas
na fogueira do calendário...

Por isso, me admiro
que me consideres
e não te esqueças de
regressar à nostalgia
desta tarde cor de cinza
para sufocar os outros ídolos
de minha paciente ternura.



TERESINKA PEREIRA, Brasil
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

JUNÍN, Jorge Luis Borges, Buenos Aires, Argentina

 








JUNÍN


Soy, pero soy también el otro, el muerto,
el otro de mi sangre y de mi nombre;
soy un vago señor y soy el hombre
que detuvo las lanzas del desierto.
Vuelvo a Junín, donde no estuve nunca,
a tu Junín, abuelo Borges. ¿Me oyes,
sombra o ceniza última, o desoyes
en tu sueño de bronce esta voz trunca?
Acaso buscas por mis vanos ojos
el épico Junín de tus soldados,
el árbol que plantaste, los cercados
y en el confín la tribu y los despojos.
Te imagino severo, un poco triste.
Quién me dirá cómo eras y quién fuiste.

Junín, 1966


JORGE LUIS BORGES
, poeta y escritor argentino

LA SOBERBIA – Luis Alposta – Buenos Aires, Argentina

 










LA SOBERBIA


            Decía San Isidoro que el principio de todo pecado es la soberbia y, agregaba que, el que se exalta, es deprimido; quien se eleva, es prosternado y quien se hincha, revienta.

            La soberbia es, además, un vicio capital, cuya virtud opuesta es la humildad, la que nos inclina a estimarnos justamente en lo que valemos y a dejar de lado toda ostentación.

            La soberbia es el orgullo desmedido y el aprecio excesivo de uno mismo en menosprecio de los demás. Es un deseo desenfrenado de honras y un apetito desordenado de ser preferido a otros.

            Soberbios son los que indexan su propia estima, se consideran superiores y apuntan con la nariz al cielorraso. Son los que se la creen. Los que te miran por arriba del hombro. Los estirados. Los que se la piyan. Los fatuos. Los engrupidos. Los que se anteponen injustamente a los demás. Los que nunca hacen cola.

         


LA SOBERBIA


Engolado y distante,
orgulloso y altivo,
presuntuoso, arrogante
y despreciativo.

Es tan grande y tan obvio
mi egocentrismo,
que hasta si estoy de novio
es conmigo mismo.

Es el desideratum
ser siempre mucho más que los demás.
Vanitas vanitatum.
Toda vez que barajo saco el as.

Engolado y distante,
orgulloso y altivo,
presuntuoso, arrogante
y despreciativo.

CORO:

Paren la oreja:
es Nietzsche quien aconseja
tener en cuenta
que al que se hincha
si alguien lo pincha
se revienta.

(De LOS 7 PECADOS CAPITALES. Cantata profana para voces y bandoneón – Letra: Luis Alposta - Música: Pascual “Cholo” Mamone) 

LUIS ALPOSTA, Buenos Aires, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA


¿HACIA DÓNDE MARCHAMOS? - Marián Muiños, España

 











¿HACIA DÓNDE MARCHAMOS?


Giramos sin cesar como los trompos,
molinos de viento, ruedas eternas.

Desde el núcleo invisible de la esencia
de ese ser tan complejo que nos ciñe,
surge el hálito y la fuerza irresistible
matriz motor y vital de la existencia

¿Hacia dónde marchamos irredentos?
Fatal, la incertidumbre nos abruma.
Inventamos cielos, dioses, espuma
frágil, vivir la vida como un cuento.

Mas todo es energía, todo muta,
todo cambia y no existe el tiempo.
Tal como el agua muda de elemento,
se evapora el Ser y se transmuta.

Del libro “De paso por el mundo” Ed. 2023



MARIÁN MUIÑOS, España

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

MADUREZ - Rodolfo Leiro, Buenos Aires, Argentina

 














MADUREZ



Yo maduré de a poco, en tiempo largo,
un trajín cotidiano, siempre esquivo,
aporté mi tesón, mi pan, mi trigo
sin quedarme sumido en el letargo.

no sometí mi pluma al lapso amargo,
la desazón que supo estar conmigo,
me sobrepuse al luto y al castigo
y al inmenso dolor que peso y cargo

y fui breva, quizás y acaso fardo,
un opaco bohemio, un vate pardo
a quien la vida trató como enemigo;

mi musa fue de ortiga y no de nardo
y en el balance final, dibujo un bardo,
anclado sobre un témpano perdido.

Del libro “Páginas Ocres”, ed. 2010

©RODOLFO LEIRO, poeta y escritor argentino
MIEMBRO FUNDADOR DE ASOLAPO ARGENTINA

POR LAS CALLES DEL PUEBLO - Luis Bernardino Negreti, Junín, Buenos Aires, Argentina

 








POR LAS CALLES DEL PUEBLO


Cuando todas las tardes
a pesar del invierno,
voy cruzando las calles
polvorosas del pueblo;
cierta gente murmura
de mi traje modesto,
de mi larga melena,
de mi negro pañuelo
y las alas tan anchas
de mi viejo chambergo

Y yo escucho que dicen
con desdén altanero:
“Es un pobre muchacho
que le da por los versos,
que se pasa las noches
componiendo sonetos,
que después aparecen
en los diarios del pueblo
dedicados a una
que ni quiere leerlos”

Yo prosigo mi viaje
sin sentirme molesto,
con el triste bagaje
de mis pobres ensueños,
y al pensar en mi crimen
de escribir malos versos,
de vestir como visto,
de pensar como pienso:
me da mucha tristeza
de pasear por el pueblo.


LUIS BERNARDINO NEGRETI
, Junín, Buenos Aires, Argentina

LA DUDA - Ángel Medina, Málaga, España

 



LA DUDA

                                            

Hay quien tiene miedo a pensar por si acaso se le mueven las ideas. Ante lo incierto de tantas cosas se opta por mantener la mano en el arado y echar la mirada hacia atrás. Esto es, la duda. Sobre todo, si se remite a la duda existencial que traspasa sus propios límites para dar de bruces con la eternidad o la nada.

Hay dos novelasa buen seguro que son muchas más en las que se aborda este problema en la figura de sendos protagonistas que a priori se suponen que son paradigmas de la fe que proclaman.

“San Manuel Bueno mártir” es un breve e intenso relato de Unamuno, en la cual se reflejan algunos pensamientos del autorya lo dijo nuestro gran Antonio Machado en su obra “Juan de Mairena”, aquel diletante cuyas enseñanzas se correspondían con el pensamiento de su prosista y que pone en boca de su principal personaje, el sacerdote tenido por santo en el pueblo. El otro responde al pomposo título de la novela “Vaticano III” que nada tiene que ver con la saga Da Vinci y pertenece a este humilde escribidor. En la primera, el sacerdote, varón venerado entre sus parroquianos acaba revelando que en el fondo él también duda de lo que llamamos vida eterna. Y preguntado por qué entonces proclama esa fe en la resurrección confiesa que debe velar por mantener la felicidad última entre los hombres para que puedan tener una existencia dichosa en el aquí y ahora. Después, ¿quién sabe? En la segunda, se trata de un franciscano que mantiene unidos a los que son explotados por un patrón sin escrúpulos, el cual, siendo asesinado por aquel confiesa en último extremo que siempre actuó movido por el deseo de mantener anudados a los trabajadores con la promesa de una vida mejor. En ambos, la vacilación es el leit motiv de las narraciones.

La duda forma parte del hombre. Nada es seguro para él. Confiar en alguienincluso en las relaciones de pareja es siempre una espada de Damocles que se alza sobre la cabeza del pensante (eso si concedemos que se ejerza el acto de la inteligencia, que es tratar de esforzarse en aras del entendimiento de algo). Y así todo.  ¿Quién puede tener la seguridad de que no va a morir en un instante? ¿O por qué la confianza en los componentes de un medicamento que le sirve para restituirle la salud? Toma y daca. No se tienen credulidad, y sin embargo es necesario cierta dosis de esperanza. Quien crea que humanamente es posible la certeza se sitúa al filo de la navaja. Una afilada hoja que corta por el lado en que nos inclinemos.

Ya lo dijo el viejo Descartes: hay que dudar de todo. Y también de aquello que se cuestiona. Dudar de la duda. Y es que, si se piensa, entenderemos que la naturaleza humana tiende a lo incierto en tanto que todo le es confiado a su razonamiento. En el fondo, aquella postura de santo Tomás, cuando dijo que necesitaba ver para creer, cuando menos es comprensible. Y hay más. Tampoco es fiable por completo el sentido en el que más se confía, que es el de ver. Si contemplamos el cielo estrellado allá donde pueda ser observado alguna estrella titilante que parece hacernos guiños con su temblor, resulta inexistente, pues el astro desapareció hace mucho tiempo y lo que nos llega es su luz. Pero estar ya no está. Otro tanto podría decirse del espejismo en un desierto.

La vida es una sucesión de hechos para los que no se tiene de antemano respuesta. Por ello, el hombre ha de mantener abierta una puerta a la esperanza. Confiar por encima de todo. Confiar, sí y no de manera ingenua, creyendo que por creer se solucionará automáticamente cualquier circunstancia o problemaDe alguna manera, esto puede ser entendido como fe. Y fenos dice el viejo catecismoes creer en lo que no se ve.  Y “ver”, lo que se dice ver no es tan fácil. Por eso hace faltaa pesar de todo una cierta dosis de osadía para situarse a las puertas de la certidumbre. Una credulidad que es necesidad, sí, pero igualmente entrega confiada a ella.

Tal vez, porque aun en la duda, se tiene la convicción de que el “no” nihilista se coloca a los pies de los caballos, rechazando al Autor de la vida y dejando el sino del hombre a la fatalidad del albur. ¿Qué humanismo está en condiciones de responder por sí mismo más allá de lo meramente material y palpable? Ya se sabe lo que han dado de sí los paradigmas sociales del comunismo y el capitalismo: esclavitud y desigualdades. ¿Habremos de reducir al hombre a pura materialidad? ¿Es tan solo el hombre la agrupación de un paquete de células que no poseen consciencia de lo que unidas constituyen?

Ciertamente, el hombre al parecer procede del mono, pero si no quiere regresar a la chimpanificación originaria habrá de esforzarse en entender qué es un hombre. Escalar y no descender. Desarrollar su potencialidad y buscar para sí una respuesta que no puede darle el mundo. Y es que el mundo puede ofrecerle cosas, pero no perpetuarlo en su ser. Vida que comienza tras el fracaso de vivir.

Hay cosas de difícil comprensión. Sencillamente porque no pueden ser en sí mismas alcanzadas por la razón; sería tanto como pretender meter en un hoyo toda el agua del mar. Esto sería el filosofar teológico. Una teología positiva. Pero también es posible abordar esa idea rodeándola desde la teología negativa. Esto es, que la razón vislumbre, no ya acerca de una verdad externa al hombre, sino más bien en cómo se recompone ese hombre a sí mismo mejor, si aceptando esa verdad o rechazándola.

¿Qué es un hombre sino un ser en proyecto, pero que sabe que dispone de un tiempo limitado para la vida? ¿Y qué ser humano no desea vivirse para siempre? Mas, llegado hasta aquí, ¿puede el hombre prolongar de alguna manera su vida, más aún, por la eternidad? ¿Y no late en el interior de cada uno ese deseo de no acabarse nunca?

Todo esto es difícil de meter en la testa, pues no cabe en ella. Por eso, si se quiere aceptar la sugerencia, al hombreaun siendo una máquina pensante como Unamuno, a pesar de su duda razonable se le ofrece la posibilidad de abrirse a lo sagrado desde su profanidad. Sólo necesita dos cosas. La primera consiste en reconocer su pequeñez. Si observamos a un hombre elevándonos sobre su cabeza acabaremos por no distinguirlo del suelo, y más tarde será el mundo que en ocasiones quiere ponerse por montera un puntito perdido en el espacio. ¿De qué sirve al hombre tenerlo todo si ignora la esencia de lo que es? ¿Y para qué quiere al mundo si ha de costarle el alma? La segunda invocar al que es el Alfa y el Omega de todo. Permanecer atento a la escucha. Sólo así podrá experimentarse a sí mismo.

¡Que dudas! ¿Y quién no? Pero, si una verdad no puede ser demostrada, mostradme a dónde conduce la contraria Ahora sí la razón está en condiciones de poder dialogar sin complejos con lo sagrado en busca de encontrar respuesta a aquella pregunta que como el eco repetía nuestro Unamuno mirando a Michelet, aquel que contemplaba la Historia como un combate extremo entre la libertad y la fatalidad, deseoso de mantener su identidad sin fin, incluso a la hora en la cual el hombre ha de entregar su “yo” al fin de sus días.

El Unamuno poeta nos dice en su obra “El Cristo de Velázquez” (cap. VIII. 214) ¿“Será el Padre sordo no siendo mudo”? ¿El que todo lo hizo por su Palabra habrá de no escuchar la aflicción última? ¿Habrá de ser estéril el grito del Crucificado, que es el grito de la humanidad, cuando exclamó con todas sus fuerzas aquello de “¿Por qué me has abandonado?” Y, cuando todo parecía haber sucumbido en el abandono, el silencio se hizo promesa de vida eterna.

La Verdad Suprema va infinitamente   más allá que la razón humana.

ÁNGEL MEDINA, Málaga, España

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

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UNAS POCAS PALABRAS SOBRE RICARDO E. MOLINARI, Carlos Penelas, Buenos Aires, Argentina

 










BY EMILIANO PENELAS - 

UNAS POCAS PALABRAS SOBRE RICARDO E. MOLINARI

A Ricardo E. Molinari le dediqué mi poemario El mar en un espejo de otoño. Un libro que creció con lentitud, como todo libro de poemas. La composición y las viñetas las realizó Eugenia Limeses. Siempre he cuidado mis libros hasta el momento de entrar a impresión. Soy meticuloso, en la medida de lo posible, de cada detalle. Tuve la fortuna de conocer a grandes escritores - argentinos y extranjeros - quienes me aportaron su sabiduría, su experiencia. No sólo en lo cultural, la búsqueda de la belleza en sus diferentes miradas, sino en el cuidado de las ediciones. Molinari, en eso como en otras cuestiones, fue un ejemplo.

El libro, como señalé, está dedicado a la memoria de D. Ricardo E. Molinari, uno de los poetas más importantes de Hispanoamérica. Olvidado, poco leído en las últimas décadas. Tuve la fortuna de tratarlo y que reconociera mi poesía. Rocío, mi compañera, fue secretaria suya durante años. Les alcanzo algunos datos para que se enteren de su trascendencia.

La editorial llevó el libro a la Feria del Libro de Buenos Aires y a otras ferias de América y Europa.

Ricardo E. Molinari, fue el poeta de nuestras llanuras, de nuestros grandes ríos, de los cielos surcados de nubes y de pájaros, arrasados por los vientos del sudoeste. A este paisaje argentino lo pobló de luz metafísica, lo iluminó de historia y de tiempo, lo habitó con su voz personal y entrañable.

En medio de nuestra poesía rica y diversa, su obra tiene la estatura de las cumbres más altas: es uno de esos cuatro o cinco nombres que sobreviven a través de todo un siglo, indemne a los cambios y a los juicios versátiles de las épocas.

Este hombre casi no tuvo biografía visible: la ocultó con pudor a sus críticos, porque su vida iba haciéndose y expresándose en sus libros y "plaquetes", que abarcaron en conjunto más de medio centenar de títulos.

Recordemos, al pasar, que fue Premio Nacional de Poesía y académico de la lengua en Argentina, considerado como uno de los poetas más grandes en español. Vale la pena mencionar que Ricardo E. Molinari (Buenos Aires, 1898-1996) es un autor de quien pudiera decirse que carece de biografía, En 1933 viaja a España, donde conoce a Alberti, Lorca, Altolaguirre, José María de Cossío, Moreno Villa o Gerardo Diego. Este viaje, en que Molinari actuó como nexo entre los poetas de las «dos orillas» (el 27 español y el 22 argentino), implicaría un cambio en su obra. De este modo, su acervo literario se enriquecería con el legado de la métrica del Siglo de Oro y de la lírica de los Cancioneros medievales, que conformaban el sustrato cultural de los poetas españoles contemporáneos. Algunos rasgos de la personalidad lírica de Molinari pueden relacionarse con los de tres autores españoles coetáneos, Lorca, Alberti y Gerardo Diego.

Ahora la palabra de Rodolfo Alonso: “No es casual, en nuestros días, para una sociedad que sólo aplaude el show o la frivolidad más absoluta, dejar de lado a un alto poeta o a un hombre capaz de definirse, en vida y obra, “Distinto, distante”, como señaló Antonio Pagés Larraya. Y tal desapego por las personalidades hondas y apartadas podría considerarse, en realidad, la más despiadada autocrítica que esa sociedad puede hacerse a sí misma. Hace ya tiempo, y no poco irónica o desoladamente, André Malraux supo enunciar que “nuestra civilización vive en lo sensacional como la griega vivió en la mitología”.

Había nacido en Buenos Aires en 1898, el 20 de mayo, y quedó huérfano a los cinco años. Se crió con su abuela materna, uruguaya, en una antigua casa de Villa Urquiza. Dejó sus estudios para dedicarse a la poesía; su formación la debe, por una parte, a los clásicos españoles (de ahí su predilección por el romance, las coplas, el soneto) y a la poesía francesa, en la cual erigió como maestro a Mallarmé, que insufló a su siempre luminosa expresión cierto atravesamiento sintáctico, cierto gusto por palabras recónditas, poco usuales.

De joven integró el grupo generacional más destacado de nuestro siglo XX literario: el que reunió en torno de la revista Martín Fierro, junto con Borges, Marechal, Girondo, Bernárdez, Mastronardi, González Lanuza, Nalé Roxlo...

En 1927 apareció su primer libro, El imaginero, y dos años más tarde, El pez y la manzana. Hacia 1933 viajó a España, donde conoció a los brillantes poetas españoles de la generación del 27: García Lorca, Alberti, Altolaguirre y Gerardo Diego, uno de sus descubridores. Ya casado, ingresó como empleado en el Congreso de la Nación, ocupación que desempeñó hasta jubilarse.

Su obra, incesante y sostenida, fue imponiéndose gradualmente, sin apuros ni pausas. Influyó, sin duda, en muchos de los poetas que integraron la generación de 1940, pero no ha sido suficientemente reconocida por promociones posteriores, más atraídas por modelos europeos y norteamericanos. Es que, como decía Eduardo Mallea respecto de ciertos escritores, Molinari nació sin mito, ese mito que hace inexplicables muchos triunfos y que va aliado a extravagancias, psicopatías o accidentadas peripecias biográficas. Por otra parte, despreció el afán publicitario. De ahí que, pese a ser uno de los más altos poetas hispanoamericanos, no haya sido objeto, internacionalmente, de distinciones espectaculares, aunque su nombre ocupe siempre un lugar distintivo, en cualquier buena antología del continente.

Buenos Aires, octubre de 2023


CARLOS PENELAS,
Buenos Aires, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


sábado, 21 de octubre de 2023

PARA TODO ANIMAL QUE HABITA TIERRA - Francisco Petrarca, Italia

 








PARA TODO ANIMAL QUE HABITA TIERRA

 (CANCIONERO)

 

Para todo animal que habita tierra,
si no es de aquel que el sol odia y su lumbre,
tiempo es de trabajar mientras hay día;
más, cuando sus estrellas muestra el cielo,
cual vuelve a casa, cual duerme en la selva
por reposar al menos hasta el alba.

Y yo, desde que empieza bella el alba
a sacudir la sombra de la tierra,
despertando las criaturas de la selva,
no hallo al llanto paz bajo la lumbre;
después, al ver estrellas en el cielo,
voy entre llanto deseando el día.

Cuando la noche expulsa el claro día,
y nuestra oscuridad brinda a otros alba,
miro contrariado el crudo cielo,
que me ha compuesto de sensible tierra;
y maldigo el día aquel que vi la lumbre
que me hace parecer crïado en selva.

No creo que jamás paciese en selva
criatura tan cruel, de noche o día,
como aquella que lloro en sombra o lumbre
sin cuita de primer sueño o de alba;
porque, aunque soy mortal cuerpo de tierra,
mi firme desear viene del cielo.

Antes que vuelva a vos, luciente cielo,
o caiga abajo en la amorosa selva,
dejando el cuerpo como triste tierra,
vea en ella yo piedad, que un sólo día
puede enmendar diez mil, y antes del alba
ser feliz el que no al marchar la lumbre.

¡Quién la tuviese tras marchar la lumbre,
sin ver otro que estrellas en el cielo,
una noche y que nunca fuese el alba,
y no se transformase en verde selva
para huir de mis brazos, como el día
que aquí la siguió Apolo por la tierra!

Mas yo seré ya tierra en seca selva
y el día verá estrellas en su cielo,
antes que a un alba tal le dé el sol lumbre.

 

FRANCESCO PETRARCA, Italia

 

Francesco Petrarca fue un poeta, filósofo y filólogo aretino, considerado el padre del humanismo, pilar fundamental de la literatura italiana especialmente gracias a su obra Cancionero. Wikipedia

Nacimiento: 20 de julio de 1304, Arezzo, Italia

Fallecimiento: 19 de julio de 1374, Arquà Petrarca, Italia

Influenciado por: CicerónVirgilioOvidioAgustín de HiponaSénecaEloísaQuintiliano


CANCIÓN DE ORFEO - PROEMIO - OVIDIO, Roma, Italia

 










CANCIÓN DE ORFEO - PROEMIO

 

“Desde Júpiter, oh Musa madre –ceden todas las cosas al gobierno de Júpiter–
entona los cantos nuestros. De Júpiter muchas veces su poderío
he dicho antes: canté con plectro más grave a los Gigantes
y esparcidos por los campos de Flegra sus vencedores rayos.
Ahora menester es de una más liviana lira, a los muchachos cantemos
amados de los altísimos, y a las niñas que atónitas
por no concedidos fuegos, merecieron por su deseo un castigo.

 

OVIDIO, Roma, Italia

Publio Ovidio Nasón ​ fue un poeta romano. Sus obras más conocidas son Arte de amar y Las metamorfosis, ambas en verso; la segunda recoge relatos mitológicos procedentes del mundo griego adaptados ... Wikipedia

Nacimiento: 20 de marzo de 43 a. C., Sulmona, Italia

Lugar de la muerte: Constanza, Rumanía

Influenciado por: VirgilioHomeroAugustoCatuloCicerónPropercioTibuloLucrecioCalímacoEpicuro