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domingo, 19 de marzo de 2023

ME IRÍA CON ELLAS, Liliana Escanes, Bahía Blanca, Argentina

 









ME IRÍA CON ELLAS

 

Sí: ayer pasaron las bandadas... Por la tarde...
Cuando el brillo del sol se anunciaba…
Luego, vino el chubasco...
Ellas ya se habían alejado...
¡Ojalá pudiera seguirlas!...
¡Ojalá pudiera volar y alejarme como ellas!...
Elevar los pies del suelo…
Acercarme a las nubes y a las estrellas…
Pero debo aceptar mi realidad humana…
Y conformarme con verlas pasar…

Veloces, inquietas, bellas…
Impredecibles en su vuelo… Impredecibles y bellas…
Veloces, inquietas, silenciosas, misteriosas…
Aves que portan mis deseos lejos…
¡Mis profundos deseos de poder volar como ellas!...
¡Mi profundo deseo de alejarme como ellas!...
¡Mi profundo deseo de elevar los pies del suelo
y volar alto... alto... altísimo...
..Entre las nubes y las estrellas..!
Sintiendo la tibieza del sol... La brisa leve y fresca...

¡Y ya no volver, por supuesto!...
¡Y ya nunca... nunca... nunca más volver, por supuesto!...

12 Febrero, 2023,

 
LILIANA ESCANES, Bahía Blanca, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


MI POEMA ACIDULADO, Roberto Xutchitl Perez, Puebla, México

 









MI POEMA ACIDULADO

 

El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río;

   es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre;

es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego”.

JORGE LUIS BORGES.

 

Mi poema

es papel de llanto que flota en el lago inmóvil de tu ausencia

Mi poema

es odisea embrujada en el aliento de tu voz

Mi poema

es celofán que se derrite en la palidez de tus desdenes

Mi poema

es respiración por los poros de la muerte en mi existir

Mi poema

es malvavisco en hebras sobre los telares de la espera

Mi poema

es bastón de ciego extraviado en la búsqueda de un tiempo azul

Mi poema

es flama de voces glaciales que desgarra el tigre del río

Mi poema es

jaula abierta al tiempo de aves por las colombinas de tus manos

Mi poema es

pasado de un futuro decretado en el presente con labios de arena

Mi poema es

fantasma que cruza la tersura de tus muros en parvadas de sueños

Mi poema es

cabalgata de trasgos sobre una cruz clavada en mi camino

Mi poema es

huesumbre que azotan las sombras colgadas de las horas

Mi poema es

reinvención de un futuro en las líneas prometidas de tus manos

Mi poema es

neblina encendida donde palpita tu imagen que no tendré

Mi poema dice

“te amo” aunque tu amor sea eternidad inmóvil en la lonchera de mis ojos.

 

Roberto Xutchitl Perez, Puebla, México



ENTRAMADOS, Antonio Las Heras, Buenos Aires, Argentina

 









ENTRAMADOS

 

Algunas sombras dispersas ya esta tarde

sabatina, de últimos días de este invierno

que ha sido capaz de sacudir las entrañas

del alma, en quienes llevan en su sangre

el fluido vital de irrefrenable encendido Amor

capaz de conducir a esas deseadas aventuras

por descubrir otros horizontes; para atravesarlos

dispuestos a llegar más lejos de lo posible

siendo que no hay límites para esta creación,

hito ineludible de la condición humana.

 

Conformada la mente en vasto territorio fértil

de dispersas inquietudes nunca realizadas

selladas por infinitos momentos de monotonía

que hacen de la vida una cierta y clara nada.

 

En los confines de la imaginación no hay destino,

ni sendero que no pueda ser modificado.

Bien es sabido que ese latido que fue ignorado

hizo sentir su vibración en el Universo entero.

 

ANTONIO LAS HERAS, Buenos Aires, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA


BREVE HISTORIA, Luis Alposta, Buenos Aires, Argentina

 



LUIS ALPOSTA, Buenos Aires, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA


QUINTO HORACIO FLACO - ​ Venusia, hoy Venosa, Basilicata, 8 de diciembre de 65 a. C. - Roma, 27 de noviembre de 8 a. C. - Conocido como Horacio.




QUINTO HORACIO FLACO - Venusia, hoy Venosa, Basilicata, 8 de diciembre de 65 a. C. - Roma, 27 de noviembre de 8 a. C. - Conocido como Horacio.

 

 

En su Libro Tercero, en la Oda VI, “A los romanos”, remata con estos cuatro versos:

 

...............................................................................

 

¿Qué es lo que el tiempo corruptor no daña?

Nuestros padres, peor que sus abuelos;

y nosotros, peor que nuestros padres.

Menguada prole al mundo dejaremos.

 

Horacio


MIRO LA PLAZA DE LOS GARCÍA NAVEIRA, Carlos Penelas, Buenos Aires, Argentina

 








MIRO LA PLAZA DE LOS GARCÍA NAVEIRA 

Recorro callejuelas con la mitología
de voces en la memoria de la diáspora.
Cada silencio está en mí,
es parte de los soportales,
de la intimidad; hábito de la lejanía.
Puedo hablar de sus templos,
de los caballeros medievales,
de estrellas titilando en las rías,
-balcones acristalados y hórreos -
del románico o del gótico franciscano.
Del antiguo castro de Untia,
del sepulcro de Fernán Pérez de Andrade.
De los condes de Maceda, del mar, de los fenicios.
De los atardeceres en invierno,
del azar, de las damas nobles.
Puedo ver los grabados, el destino
cauteloso que abisma la mirada,
puedo soñar cabalistas, el ritual
de la torre, las barcas en el alba,
los ondulantes mapas de las nubes.
¿Qué errátiles brisas
vibran sutiles en el aire,
flotantes, sensibles, tenues?

Este cielo es la vigilia del poema.
Desde el Mendo, desde el Mendo…


Buenos Aires, marzo de 2023


©CARLOS PENELAS,
Buenos Aires, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

POESÍAS DE AMOR RECOGIDAS EN NOCHES DE DESVARÍO, Jorge Broemser, Buenos Aires, Argentina

 











POESÍAS DE AMOR RECOGIDAS EN NOCHES DE DESVARÍO

 

CUATRO

 

PARTISTE ESA MAÑANA PESE A QUE LLOVÍA

TRATÉ DE RETENERTE OTRO MOMENTO,

MAS ESTABAS DESIDIDA, NO HABÍA CASO.

EL PUNTO DEL FINAL ERA UN ESPANTO,

LA PUERTA REPICÓ EN MIS OÍDOS

MARTILLANDO EN MI CORAZÓN QUINCE MIL DARDOS.

SENTÉ MI CUERPO HERIDO AGONIZANDO

EN EL SILLÓN TESTIGO DE LO NUESTRO,

DE CHARLAS Y PROMESAS

TAMBIÉN DE BESOS Y DE ABRAZOS,

TANTOS TANTOS.

 

CUANDO ME INCORPORÉ ALGO VACILANTE

PUSE LA MÚSICA QUE NOS UNIÓ DÍA TRAS DÍA,

UNA DULCE TROMPETA PIANÍSIMA.

 

UN SAXO TENOR BRILLANTE CASI UN LLANTO.

EL SONIDO DE BESOS Y CARICIAS

QUEDARON EN RINCONES Y EN NUESTRA CAMA

EL AROMA A JAZMINES Y A NARDOS.

 

CANTARON LOS ZORZALES

TRAS AQUELLA DESPEDIDA,

NO ENTENDIENDO PORQUÉ LA CAMA REVUELTA ERA

SÓLO UN VACÍO DESENCANTO.

 

CAMINÉ, RECORRÍ, TE BUSQUÉ EN TODA LA CASA,

ENCONTRANDO COSAS EN ESQUINAS OLVIDADAS.

TANTAS PRENDAS, PERFUMES Y ABALORIOS,

QUE BORRAR TU PRESENCIA ERA IMPOSIBLE,

PORQUE ESTARÉ ETERNAMENTE CONTIGO AÚN NO ESTANDO

Y ESA SENSACIÓN PERDURARÁ AUNQUE ME MUERA Y SINO FUESE ASÍ SERÁN QUINCE MIL DÍAS DE ESPERARTE Y NOCHES INFINITAS SIN TU ENCANTO.

 

JORGE BROEMSER, Buenos Aires, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


NOCHE DE DIANA, Elisa Barth, Mendoza, Argentina

 








NOCHE DE DIANA 

 

Me agobian los recuerdos 

transportando mis añoranzas 

allí, las inquietudes, 

la perplejidad de mi juicio 

para poder contemplar  

la gracia del amanecer. 

Desde un trayecto consecuente, 

se glosa todo tan pretérito, 

entre distintivos y contratiempos. 

En el umbral de la confusión 

la luna presente me interrumpe 

con su tono sobresaliente, 

junto a mí, 

como patrona de queda 

dibuja una sonrisa en su apariencia 

invitándome a apreciar 

el tesoro de la alborada, 

atrayendo la ilusión  

de que el mundo 

puede ser diferente 

cuando brillan las creaciones espirituales, 

aun en el umbral de las tinieblas. 

Desde el crisol del hálito, 

buscando la luz la luz de la vida… 

 

©ELISA BARTH, Mendoza, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


LA MUJER, OLGA HERNÁNDEZ OSORIO, Medellín, Colombia

 



 

 





LA MUJER

 

Palabra consoladora de ferviente calma, 

gran recodo para dulcificar las penas, 

anhelante abrazo con calor del alma, 

oasis fresco, mar calmado de olas serenas 

 

Es callada caricia, mágico sortilegio, 

tatuaje perpetuo, viviente en el corazón, 

recuerdo inviolable cual sonoro arpegio, 

maravillosa nota de fantástica ilusión 

 

Manantial de cristalinas aguas, transparente, 

dulce, diáfano, cual suave velo inmortal. 

caricia infinita como delicada fuente, 

reflejo perenne, destello de fino cristal 

 

Regazo amoroso lleno de paz y calma, 

es lágrima furtiva, triste entre la sombra, 

celeste, mar bello, enamorada palma, 

cobijo amoroso de mullida alfombra. 

 

©OLGA HERNÁNDEZ OSORIO, Medellín, Colombia

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


EL OCASO DE UN DIOS MENOR , Ángel Medina, Málaga, España




EL OCASO DE UN DIOS MENOR          

                                                                                      

El hombre actual se siente dueño de sí mismo, basándolo todo en la razón. A ello contribuye la Ilustración, que trajo consigo el culto al antropocentrismo y la fe en la ciencia, con lo cual el hombre se distancia, cuando no renuncia al teocentrismo. A lo sumo, necesita meter el dedo en la llaga para creer.

Vivimos muy deprisa, y tal vez por eso, quizá también por el miedo que nos produce preferimos no pensar en la muerte, contemplándola como algo lejano. Y, no obstante, cuando la dama que viste de negro golpea en la puerta de alguien cercano, percibimos que, aunque no sabemos cuándo, como nacidos de mujer somos igualmente deudores con ella. No se trata de recrear morbosamente la idea de que la vida tiene un tiempo, sino más bien de entender el sentido que puede tener algo tan relacionado con la vida.

 El estoicismo la veía como parte de la vida, y sobre todo en estar preparados para asumirla, Séneca nos dice que se nos da la vida con la condición de la muerte (esto nos deja a la puerta de descorrer el velo del para qué se nos da). Epicteto, por su parte arguye en El inquiridón que se la debe considerar para alejarse de lo abyecto (da lugar a la ética). Aristóteles enseñaba a sus discípulos que se trata del momento en el que el alma se libera del cuerpo (nótese que se abre al mundo de la trascendencia). Finalmente, Platón sostiene que el alma es el verdadero “yo” del hombre, y cuando fallece emigra al “más allá” (concepto de lo trascendente) Como puede verse, en la antigüedad se tenía una percepción distinta por la sabiduría.

Nos cuesta trabajo asumir que la vida es finita. Y el hombre lo sabe, aunque parece ignorarlo. Es como el avestruz que esconde la cabeza entre las alas para no ver la fiera que va a devorarla. ¡Cómo si eso pudiera evitarlo! La vida es un crescendo que camina hacia el ocaso. Bueno sería preguntarnos si ese ocaso tiene amanecer o noche eterna.

Cuando se posee el vigor de la juventud no se tiene en cuenta casi nada o nada. Todo es como girar en el propio torbellino del momento, sin pensar más allá del mismo. Se sabe, sí, que la carrera se ha iniciado y antes o después habrá de llegarse a la meta y poner punto y final a la vida. Pero eso, mejor no pensarlo. Es un horizonte que tratamos de ignorarlo, o cuando menos, postdatarlo.

Mas, cuando los años pasan, cuando se agota la juventud, entonces, la idea se va metiendo en el tuétano hasta convertirse en un limbo negruzco que en cualquier momento puede descargar sobre el hombre. Y es entonces, cuando se trata de responder a esa tormenta que amenaza el deseo de vivir, y el hombre, lo quiera o no, ha de responderse. Preguntas, tales como ¿qué sentido tiene mi vida?...

Malo es enfrentarse con el fin desde la frontera entre la vida y la muerte, en el momento en que habremos de situarnos en el filo de la navaja. Para ver algo es necesario separarse del espejo y buscar la distancia adecuada para no empequeñecer la figura, o por el contrario emborronarla. Aquí, lo que es importa es alejar ese pensamiento del mañana y buscar la respuesta en el hoy.  Afrontarlo con tiempo y serenidad. Por eso, párate un momento, lector. Haz eso que tal vez no hayas hecho desde tiempo ha, que es reflexionar sin estar entre la espada y la pared. Anticípate a lo que se plantará en tu testa como temor y piénsalo como una posibilidad de razonable confianza.

Traigamos aquí aquellos versos de Jorge Manrique con motivo de la muerte de su padre.

«Recuerde el alma dormida/ Avive el seso y despierte/ Contemplando cómo se pasa la vida/

Cómo se viene la muerte.»

Cronos devora antes o después a sus propios hijos sin otra esperanza que entregarlos a la corrupción. Pero eso no se piensa, aunque bien se haría en meditar el epitafio de aquella tumba perdida en la necrópolis: “Tú serás mañana lo que yo soy hoy”

Es ese instante en el que todos han de dejarte solo (el mundo, las pasiones, la familia e incluso las propias ideas) y habrás de enfrentarse con tu “yo” más auténtico, hasta “despelotarte”. Es el preciso momento en el que tu fin se hace presente, cediendo la materia y abriéndose el ánima. Y angostada por las sombras de tu peregrinar, en tu desnudez adviertes que estás completamente aislado. Materialidad imposible que requiere el salto a la credulidad absoluta, cuya única salida es la aceptación del Misterio al que tal vez invoques sin obtener una respuesta precisa. ¿Y cómo explicarte ese dejar-de-ser, desbordado y angustiado por la negrura de la noche eterna que se cierne sobre ti, presintiendo los dedos incorpóreos que se aprestan a arrebatarte lo más auténtico y preciado de ti, que es el “yo”? Esa tiniebla aguarda a todos sin excepción, seas creyente o escéptico

La pregunta sería algo así como esto: ¿Considera el hombre su muerte como la extinción definitiva del “yo”, o por el contrario desearía tener respuesta a ese interrogante vital?

Si su voluntad bascula a lo primero es que ha optado por renunciar a la esperanza y creer en la nada― ¡su propia nada! ― y entonces, toda su vida ha de constituirse en un sinsentido. Si por lo segundo, entonces necesita creer en Dios.

El hombre precisa responder acerca de quién es realmente, y para ello mirar su propio sentido de humanidad. Pero, los humanismos son algo chatos, pues responden a las necesidades materiales. Y, siendo el hombre materia, pero también espíritu, para entenderlo requiere que el humanismo en el que se apoya sea también trascendente. Buscar aquí abajo el sentido de para qué es la vida. Una vez lo ha comprendido, se sentirá retado a compartir su “yo” con el “tú” y el “vosotros”, y al mismo tiempo procurar entender que la vida se convierte en una razón estéril sin tener una esperanza, y esa confianza ha de ser cómplice de la trascendencia. Esto es, contemplar “más allá” de lo que le muestran sus sentidos.

Sin lo divino el hombre no puede responderse por el fin de vivirse; ni siquiera por entender hasta donde debe acercarse al otro, viniendo a morir en su propio orgullo. Sólo el dios humanizado del cristianismo le puede dar la razón en la medida de su necesidad de inmortalidad y de conducirse por la vida. Lo demás, es el ocaso de un dios menor, a lo que llega a creerse el hombre cuando camina por el desierto de la vida sin esperanza.


ÁNGEL MEDINA, Málaga, España

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

 

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