TARDE DE SOLEDAD
Sucumbe
el alma:
Arrullo
de paloma,
aletazo
de garza…
Rústico
carrillón de campo:
campanilla,
verbena, zarzamora.
Anestesia
la espera, sutil engaño.
Sangre
de mieles silvestres:
corazón
de néctar amargo
desacompasado
palpita.
Dispuesta
a dar el salto,
la
noche se enrosca entre las bardas.
Sublimación
de duendes albos
conjura
esquivas remembranzas:
descansa
el dolor definitivamente.
©LIANA FRIEDRICH, poeta y escritora
argentina
MIEMBRO
HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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