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domingo, 29 de enero de 2023

EL CIRCO DE LA VIDA, Norberto Pannone, Buenos Aires, Argentina

 




 




EL CIRCO DE LA VIDA

 

Confieso que he quitado:

al espejo el narciso de mis días;

al calendario, los excesos de  la vida

y al cotidiano andar, mis alegrías.

 

Tuve un fuego, una mesa, una familia,

un sueño de vino y copas finas;

un insomnio procurando poesía

en noches de amor sin alegrías.

 

Confieso que he robado

el cándido rubor de su mejilla

el temblor primero de su beso  

y el ángel de una loca fantasía.

 

Confieso que he guardado.

Las risas felices de los niños

festejando al enano que lucía

de su bota, la punta retorcida.

 

Y ahora que el circo se detiene

y no hay luces que apuntan al proscenio,

y el rugir de las fieras es un recuerdo

repartiendo el olvido por las sillas;

 

y el blanco corcel y la écuyère

no muestran su orgullo por la arena,

ni el trapecio en su balance inquieta,

ni hechiza el batir de los redobles;

 

ni se oye al león que enflaquecía

al restallo del amo que ostentaba

el fatuo sonido de la cuerda

sepulto en el gris de cuatro rejas,

 

me duelen aquellos que se han ido,

los que emigraron quizá, en otra gira.

Confieso vanamente que no olvido

el rumor del aplauso y la alegría.

 

Cobraré por mis servicios al Averno

para hacerme de un puñado de monedas

y volver alguna vez al viejo sueño

de comprarme un circo que no duela.

 

Confieso que crueles me han robado:

el narciso, el andar y el calendario;

mi jarra de vino, la poesía,

y este circo inventado por mi vida.

 

NORBERTO PANNONE, Buenos Aires, Argentina


EL INFINITO, Luis Alposta, Buenos Aires, Argentina

 



LUIS ALPOSTA, Buenos Aires, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO Y ASESOR CULTURAL DE  ASOLAPO ARGENTINA

EL BAR DE LA ESQUINA, Carlos Penelas Buenos Aires, Argentina

 









EL BAR DE LA ESQUINA

  

El bar sigue allí, ellos no están.

Habrá que recordar los patios de la infancia,

los huéspedes del viento, el eco de los gallos,

la cancha de los rojos, las ventanas del aire.

Habrá que mencionar aquel mozo chileno

el alma mater de este mar azul,

los invisibles nombres de otras mesas,

los tañidos del alma en el oleaje del otoño;

una especie de descuido o de ternura.

(Había eternidades en un día.

Y lugares y torres y jardines y reinos).

Habrá que recordar al diariero, al poeta,

al médico que honraba la ciencia.

Y al generoso Tito que barría la vereda.

Sobre la mesa una copa de vino

y el pocillo de los buenos amigos

que callan sus fantasmas para tejer la vida.

Habrá que evocar el saludo, la mirada, la chanza.

Las puertas de la tarde, el humo

que llena de melancolía los muelles.

Habrá que aludir al estaño,

al morocho de apuestas y de urgencias.

He aquí el mundo, decían. Y no había vértigo

ni proclamas ni heridas. Allí los amores, los hijos,

las etimologías. Estaban destinados a perderse.

Habrá que recordarlos asombrados.


Carlos Penelas
Buenos Aires, 19 de enero de 2023

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


A esos seres inauditos que nunca debieron existir..., Liliana Escanes, Bahía Blanca, Argentina




A esos seres inauditos que nunca debieron existir...



La madrugada cae lenta y honda...
Y me obliga a no dormir…
Desvelada estoy, totalmente desvelada…
Por recuerdos…
Por escuálidos y pastosos recuerdos…
Por ideas tétricas que me asaltan…
Que devastan el alma…
Huir… Escapar… Pero… ¿a dónde?...
Si no hay ni siquiera un lugar donde arrojarme...
El dolor es profundo, lento y hondo…
Como la madrugada…
Y no hay dónde huir… Y no hay dónde escapar…
¡Ay, si tuviera esa fuente de agua helada,
pura, fresca, cristalina…
donde arrojarme y morir!...
¡O, al menos, refrescarme un poco,
para después seguir!...


27 Enero, 2023,


LILIANA ESCANES
, Bahía Blanca, Argentina 


LA FINITUD DE LA VIDA, Martha Inés Vélez. Medellín- Colombia.

 








LA FINITUD DE LA VIDA

 

In memoriam Georgina Cuartas Cadavid

 

En nosotros la pregunta

sin respuesta concebida

del amanecer del mundo

el milagro de la vida

y la muerte que impaciente

reclama nuestra partida.

 

Te fuiste a cantarle al viento

otros versos, otras rimas,

en los jardines del cielo

tierra matria prometida.

 

El tiempo frente a la historia

ave fénix parecía,

en dimensión de universo

para la cosmogonía.

 

Transitó tu alegría 

por la infinitud del tiempo,

la pluralidad de la vida,

como si fueras oasis 

o una dulce epifanía.

 

Desde la soledad del silencio

que trasciende tu partida,

pídele al Dios de Abraham

que cure nuestras heridas.

 

Martha Inés Vélez.

Medellín- Colombia. 

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


HOLOCAUSTO, ADY YAGUR, Israel

 







HOLOCAUSTO

 

Miro a los hornos de Auschwitz

que acaricio con gran pena.

La ausencia  de seres caidos 

tortura el alma sin olvidos,

ante  el humo negro de tiempo

 que  no borra el pasado..

El dolor es grito del alma herida

en este dia del recuerdo.

Paz ,no te alejes de los pueblos 

porque las guerras,todo lo destruye,

mientras la lluvia es llanto del cielo  

sobre la tierra con su cortina de agonía..

 

ADY YAGUR Israel

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


EL AMOR Y SU COSECHA, ADRIAN NÉSTOR ESCUDERO, Santa Fe, Argentina


 








EL AMOR Y SU COSECHA

Ser o no Ser: he aquí la cuestión

 

Y el Verbo desatado más en controlado y bardo frenesí,

lleva la alcurnia elevada por el Amor que roza su piel

hasta adentrarse en las más tibias, sonoras

 y poéticas de sus frágiles entrañas…

Y se pregunta:

 

Caricias y crispaciones:

¿es eso o de eso trata o maltrata el humano Amor?

 

Abrazo ciego bajo un cielo de acuciante flora

 y ardiente jauría primaveral:

¿es eso o de eso trata o maltrata el humano Amor?

 

¿O acaso y más bien, un alocado derrumbe de penumbras

 y de fatuos silencios entrecortados,

por un aliento fino, locuaz y perfumado,

capaz de cabalgar el aire sin tener alas ni canto de mirlo para ello?

¿Es eso o de eso trata o maltrata el humano Amor?

 

¿Y diremos también, presencias y añoranzas?

¿Martirio, depresión y delirio?

¿Fugacidad inasible de lo eterno?

¿Astuta o deliciosa sierpe encaramada –sin duendes afines-

a los erectos y peneales sueños de Eros?

¿Es eso o de eso trata o maltrata el humano Amor?

 

Dicen algunos, y convencido de sus sanas experiencias lo repito:

el amor es un tesoro de corduras y de gentiles esperanzas.

Y ser Amor y del Amor todo el tiempo,

un desafío inefable para la humana carnadura del humano Amor...

 

Entonces, así como el tiempo es la medida de las esperas existenciales,

puede que el amor sea también un lugar,

un sitio de alegrías y fierezas,

donde hasta la amarga sequía enlodando de insomnio

la pérdida de una ardiente cosecha,

 se atenúa en la noche aquella,

-la de la continua espera-

para dejar al hombre encontrar, en sus raíces más profundas

una paz verdadera, íntima, humilde y sincera:

aún temiendo, quizás, el oscuro presagio

del fuego, de la plaga o del granizo,

golpeando con dureza todo anhelo

más a sabiendas, sin embargo, que otras fuerzas

rotarán su desatino, y, en los cuadrantes de Geo,

 otras más firmes, circulares y enhiestas

reemplazarán a las caídas

con el rubor sacralizado de una novia virgen

al encuentro del amado,

para hacer del trigo fruto, y finalmente objeto

de abundante, espléndida cosecha.

 

ADRIAN NÉSTOR ESCUDERO, Santa Fe, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA



 

 


REUNIONES REFLEXIVAS EN EL CAFÉ DEL BOULEVARD DE CHARCAS, Pedro Broemser 2023, Buenos Aires, Argentina

 



REUNIONES REFLEXIVAS EN EL CAFÉ

DEL BOULEVARD DE CHARCAS


Buenas amigos… los poetas no somos buenos para decir y en muchos casos, ni siquiera para escribir, así que yo que los he escuchado a Benedetti y a Ferrer, puedo animarme a decir…” si los quiero es porque son, mis amores, mis cómplices de la vida y todo… y en las calles, codo a codo somos siempre, más que dos y además somos quienes podemos salir por las tardecitas del boulevard y encontrarnos en cualquier esquina, viste? ” y decirle: recuerdas boulevard a aquel bar de los encuentros, al tango que cantábamos y al farol de la esquina siempre atento? y sabes que aún perduran en un espacio muy grande de mi alma y se hacen más presentes según pasan los tiempos?.

Parafraseando a Serrat, diría que:

De vez en cuando la vida,

toma conmigo café y

 está tan bonita que da gusto verla,

se suelta el pelo y me invita,

a salir con ella a escena.

Durante mi trabajo en este querido y mágico boulevard, que descubrí un día de “total vagabundaje”, como decía Vinicius en un poema refiriéndose a su rutina por las playas de Ipanema en que se inspiró al ver a “las garotas” sarava!, y yo en cambio por Bs. Ai-res, en búsqueda de un futuro y con mi alma agobiada por la desazón y el desconcierto de estar desocupado… he observado y comprendido, que todos en mayor o menor me-dida, sufrimos y disfrutamos parecido. Pasamos por la vida unos al lado de los otros durante años, sin saber quiénes somos, solo reconcentrados en nuestro celular, que hoy es nuestro archivo de recuerdos y “nuestro amigo íntimo”… pero con el “triste resultado”, de que cada vez nos vamos haciendo más dependiente de ese “apéndice” del siglo XXI y despreocupados de lo que pasa en nuestro entorno. Como conozco mucha gente y sé de sus talentos, sueños postergados, valores y soledades. Siempre quise contribuir a acercarlos, que por otra parte, hubiera querido que alguien hubiese hecho por mi… o sea el “viejo y querido gancho”. Quién no sintió alguna vez en la vida, la necesidad que le dieran una manito para que ese o esa “nos diera bolilla?”… muchas veces lo conseguí y fui el Roberto Galán de un “yo me quiero casar y usted?” de la “tele” en blanco y negro, porque me dijeron que antes no había color… qué aburrido que sería?! Y además me contaron que la que inauguró “el color” fue Pinky, la inolvidable… un 1ro. de mayo de 1980, luciendo un vestido blanco sobre un decorado negro, dejando así el nuevo universo cromático librado a la imaginación de  los televidentes, según rezan los datos dados por Google, que hoy por hoy es “nuestro Larousse Ilustrado”… y como yo no me puedo resistir a esta manía de “las evocaciones”, al mencionar a este querido diccionario, contaré que no hace mucho tiempo que he descubierto que a pocas cuadras de mi casa en Almagro, estuvo hasta hace pocos días la editorial y hoy está vacía a la espera de que se venda y supuestamente demuelan el histórico y hermoso edificio así se irán otras historias, salvo que a algún visionario se le ocurra declararlo “patrimonio histórico”, lo cual dudo mucho… así se irá ese tiempo y quedarán sus recuerdos… María Elena Walsh, cantaría bajito:

Tantas cosas, ya se han ido, al tiempo del olvido…

Pero tú sigues siempre a mi lado, Pequeño Larousse Ilustrado.

Así que me propongo reunir a aquellas personas que no teman mostrar su alma y ofrendar al otro sus conocimientos sobre temas variados con la finalidad de que nos enriquezcamos mutuamente… porque después de mucho andar, cada vez estoy más de acuerdo con Octavio Paz que dijo: PARA SER YO, VOY A SER OTRO, SALIR DE MI, BUSCARME ENTRE LOS OTROS, LOS OTROS QUE NO SON, SI YO NO EXISTO, LOS OTROS QUE ME DAN PLENA EXISTENCIA.

Nos reuniremos para escuchar al que desea exponer y luego intercambiaremos opinio- nes y vivencias. Hablaremos sobre el amor, la pasión y otras cosas que hacen a la vida misma. Gracias.

Comenzamos a reunirnos en Coffe Storee de Bulnes y Charcas… a ese “Café” inicial-mente ofrecía llevarles mis pizarras y cambiarlas… al mismo tiempo me pidieron que en unos cartones que eran posavasos les escribiera algún frase, así lo hice, hasta que llegó el día de inaugurar la tertulia… y el primer disertante fue Rogelio, un amigo que fue “director de fotografía” de películas, nos contó sus anécdotas de las filmaciones… dado que había trabajado con Puenzo y además, participado en la filmación de “Taras Bulba” con Yul Brynner y Tony Curtis en 1962; otro que escribía, leyó algo de su producción… el doctor Cobas, nos habló del “amor” desde la visión de la psicología… alguien que coleccionaba algo, nos instruyó en su afición. Así aprendíamos y pasábamos momentos gratos… muchos se hicieron amigos y compartieron salidas y fiestas de fin de año, era casi “una familia”. Fue un tiempo recordado por todos. Anteriormente en el barrio, hubo “una movida” que duró mucho tiempo, eran “Los vecinos sensibles de Palermo”, pero ese grupo que no conocí, tenía una comisión que dirigía… en cambio al mío, lo “fogoneaba” solo y con mis doce horas de trabajo se me hacía difícil coordinar. Oportunamente, conocí a alguna integrante de ese grupo de “sensibles”, que fue cliente mío… al preguntarle por qué se discontinuó, me dijo “creo?”, que los motivos fueron ciertas desavenencias en la dirección de la organización, por tanto: en todos lados se cuecen habas!, vaya reflexión profunda que delata mi experiencia…

“Hubo un tiempo que fue hermoso y fui libre de verdad,

guardaba todos mis sueños, en castillos de cristal,

poco a poco fui creciendo y mis fábulas de amor,

se fueron desvaneciendo, como pompas de jabón.”… No es cierto Charly?

Después de largas noches y amanecidas mañanas, con la pava de mis mates que SE QUEJABA llamándome la atención CON SU HUMO A BORBOLLONES… llegué a la conclusión, que seguí en estos relatos a mi admirado Fellini, inspirándome en los suyos de 1973, en que filmó Amarcord… pues estos recuerdos están en lo profundo de mi al-ma… además, y “con su permiso”, cambiaría la interrupción del motociclista que indicaba la referencia de otro recuerdo… por el paso de  maría, la más linda y lejana vecinita del boulevard que cuando pasaba caminando cada mañana, abría de par en par las ventanas de mi alma adormecida.

 

Pedro Broemser 2023, Buenos Aires, Argentina


Lautaro Murúa y “Alías Gardelito”, un gran filme del cine argentino, Roberto Alifano, Buenos Aires, Argentina

 


Lautaro Murúa y “Alías Gardelito”, un gran filme del cine argentino

Soy un cinéfilo aficionado que vuelvo cada tanto a las películas que supieron emocionarme, y al repetirlas lo siguen haciendo como una muestra de que son representativas de los sentimientos de una época sin duda añorada. La facilidad del internet me permite incursionar con frecuencia en esas encantadoras odiseas que hasta me arrancan lágrimas. Mi formación al respecto -y lo digo sin hacerme el modesto- es al lado de algunos especialistas, apenas elemental. Eso sí, puedo vanagloriarme de ser un gustador de buenas filmaciones y me considero, además, un curioso espectador, que registra no demasiadas en el haber de su memoria; tan solo aquellas que -repito- lograron conmoverme y aún lo siguen haciendo cuando las reveo. Creo que en el sendero de los sentimentales me puedo jactar de conocer el pasado no solo a través de los buenos libros, sino también del buen cine.

Empiezo esta reseña con mi recuerdo personal de una de las grandes películas del cine argentino. Fue don Augusto Roa Bastos, que era uno de los autores del guion, quien me invitó a que lo acompañara hasta el Puente La Noria, ubicado sobre el Riachuelo, que une los arrabales porteños con la provincia de Buenos Aires, donde se estaba rodando el filme “Alias Gardelito”. Allí me presentó a Lautaro Murúa, quien en este caso como director estaba al mando de una troupe de primeros actores argentinos encabezada por Alberto Argibay y Virginia Lago, secundados por Walter Vidarte y Héctor Pellegrini, entre otros no menos famosos.

Amable, carismático, con una simpatía compradora, el gran Lautaro Murúa parecía menos el director de la película que un public relection de la producción. “¡Qué honor para mí es tenerte aquí, mi viejo querido!”, me sorprendió de entrada con un abrazo. Y acto seguido convocó a sus dirigidos y al encargado de prensa, Salvador Sammaritano, otro bien recordado amigo, para que dialogaran conmigo.

Todo el clima daba la sensación de familiaridad o de un encuentro entre viejos camaradas. La bella y amable Virginia Lagos, me convidó con un mate y Argibay, con una palmada, me incorporó al grupo; el “Negro” Samaritano, siempre risueño y divertido, gastó más de una broma dando categoría de reunión de viejos amigos al ruedo que se improvisó.

Por el escaso presupuesto, me explicó el productor, el filme se rodaba en blanco y negro. “La creación de cada escena, como te imaginarás -siguió detallando Lautaro Murúa-, es un trabajo artesanal”. Ahí, sobre el terreno, comprobé que el meticuloso director, era un empecinado de la perfección, dispuesto a volver atrás cada escena hasta lograr lo que se había propuesto. Los encuadres estaban registrados en un cuaderno con particulares y bien diseñados dibujos del director. De entrada pude ver la labor minuciosa de este talentoso actor y cineasta, convencido y dispuesto en hacer de Alias Gardelito una obra maestra.

Concentrado en cada escena, aquel capitán enérgico y minucioso, no descuidaba detalles y al mando de la nave, a veces rugiente, apuntaba observaciones precisas. Contagiado por el entusiasmo de Lautaro, sin darse tregua, todo el equipo trabajaba duro, metido hasta la médula en el rodaje. A la vista de lince del director no se le escapaba nada; al tiempo que seguía con atención cada tramo de lo estipulado por el guion y lo iba reviendo y readaptando. Si había que volver atrás y repetir una escena se hacía hasta que a su criterio quedara perfecta. Nunca vi -ni creo que vuelva a ver- a un artífice del séptimo arte tan estricto y preciso como Lautaro. El resultado fue esa perla del cine argentino, donde Toribio Torres, alias “Gardelito” (Alberto Argibay), es un ladrón de poca monta en un mundo marginal donde sueña con emular a su máximo ídolo, el inmortal Carlos Gardel. Tironeado entre ambos mundos, el de la música comercial y el del delito, el ingenuo “Gardelito” terminará cayendo en una humillación que lo llevará al desastre final.

Mientras convivían en ese ambiente orillero en el que se filmaban las escenas centrales. De un modesto y típico restaurante ubicado en un callejón que desembocaba en las orillas del riachuelo, les traían el almuerzo, que compartían (eso sí, sin beber vino durante la filmación. “Los buenos cabernet son para la noche; al mediodía obnubilan y restan lucidez al equipo”, argumentaba el vital director, y sus dirigidos cumplían al pie de la letra la consigna. “Aquí solo el mate, que da energías, está permitido”. Todos vibrantes e introducidos en sus papeles aceptaban las normas impuestas por el exigente maestro que trabajaban sin descanso hasta que se ocultaba el sol y, a veces de noche, según las escenas que se debían fijar en el celuloide.

Nació allí mi amistad con Lautaro Murúa, una relación afectiva, que se prolongó por años y que nos llevó a imaginar proyectos maravillosos que lamentablemente nunca se concretaron; por supuesto por falta de fondos. ¡Qué le vamos a hacer, habitamos países melancólicos donde las ideas fluyen, pero rara vez se cristalizan! No es fácil, de este lado del Océano, concretar un proyecto. Sobre todo en el cine, una forma del arte muy costosa, pocas veces se consigue financiación; más aún productores independientes que inviertan en un filme es tarea ardua y difícil de concretarse.

Para muestra basta un botón, como dice el refrán. Yo cuento una de estas experiencias. Hacia finales de 1970, llegué a Santiago de Chile como enviado de un diario argentino para cumplir la tarea de corresponsal y una de las primeras personas que encontré, fue a Lautaro Murúa; mal de dinero (como siempre), diría que muy pobre, con dos hijos chicos que lo acompañaban y estaban a su cargo, viviendo en casa de una hermana, siempre ilusionado, ya que proyectos nunca le faltaban; su imaginación volaba alto, pero no sólo de brillantes ideas se vive, hay que realizarlas y eso es, en ocasiones lo imposible “en nuestras humildes patrias del irrespeto”, como calificaba el poeta Pablo Neruda.

La Unidad Popular, con Salvador Allende a la cabeza y el generoso aporte de unos amantes del cine, que sentían especial afecto por Lautaro, no podía solucionar medianamente la alimentación del pueblo y menos aún financiar proyectos artísticos, en este caso, bastante faraónicos. De manera que las brillantes ideas de mi amigo, deslumbrantes e impecables desde el punto de vista estético, caían en saco roto. Así y todo Lautaro filmó escenas de un documental que no llegó a completar, elogiado por Costa Gavras, Ives Montand y Jacques Perrin, y que luego la dictadura de Pinochet, como todo gobierno totalitario, destrozó sin miramientos.

Unos años después nos encontramos con Lautaro en Madrid, donde estaba radicado, actuando para una serie de Televisión Española; siempre con grandes proyectos, que lamentablemente y para mal del cine, en raras ocasiones se han cumplido.


ROBERTO ALIFANO, Buenos Aires, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA