COMO SE PIENSA
Tenemos el deber de ser inteligentes (Jean Guitton).
El pensamiento surge de sentir. Los
estímulos nos impresionan y la condición humana, al recibirlos genera un
sentimiento, primero de asombro, luego de confort o incomodidad, de alegría o
tristeza, pero siempre de inquietud. ¿Qué es? ¿Qué pasó? ¿Por qué?
Es natural al hombre el asombro y la
inquietud, que genera preguntas en su yo íntimo, que desatan estímulos
cerebrales que lo llevan al pensamiento.
Es la capacidad de asombrarse, como
dice Aristóteles en la Metafísica, “Todos los hombres aspiran por naturaleza a
saber, prueba de ello es que nos gustan las percepciones de los sentidos...”
La cuestión es cómo se piensa, desde
dónde se piensa, y si es posible educar el pensamiento.
Pensar es un acto personalísimo,
íntimo y vital de cada uno de nosotros.
Es el acto de libertad por
antonomasia, se cuenta que San Pablo preso en una cárcel que era una pieza bajo
tierra, engrillado a una columna y sin poder moverse más que la longitud de la
cadena, decía soy libre en mis pensamientos. Nadie puede quitarme esa libertad.
Pensar es imaginar o considerar;
reflexionar y examinar con cuidado una cosa para formar un dictamen.
Por ello el pensamiento es la
ponencia o facultad de pensar; es acción y efecto y también la idea
inicial y capital de cualquier obra que emprendamos.
Para la filosofía es el pensamiento
objeto de la lógica, en un sentido formal, y para la psicología es el tipo de
conocimiento que permite al hombre una aprehensión intelectual de la realidad.
Diferenciada de la aprehensión
sensorial y perceptiva que proporciona sólo una imagen parcial del mundo.
Podemos decir entonces que es el
curso de ideas determinado, de carácter simbólico iniciado por un problema o
tarea y que lleva a una conclusión.
El hombre recibe impresiones,
sensaciones, y en determinado momento, siente la necesidad de evaluarlas, de
elaborarlas, y piensa sobre ellas.
Esa inquietud, esa admiración
inicial, es la que lleva a la característica esencial del pensamiento humano.
Es decir volvemos al principio al
pensamiento inteligente.
Hay cuatro clases de pensamiento, el
primero y más amplio es cualquier actividad mental o espiritual; luego la
actividad de la razón en cuanto es diferente de los sentidos y de la voluntad;
en tercer lugar la actividad discursiva y por último la actividad intuitiva.
Para Descartes pensar significaba
entender todo lo que sucede en nosotros y que percibimos inmediatamente.
Pero entonces querer, imaginar y
sentir son iguales a entender y significan pensar.
Spinoza llega a incluir entre los
modos del pensamiento, el amor, el deseo y toda otra afección del alma.
Sin embargo desde Platón y Aristóteles,
como para San Agustin y Santo Tomás, el pensamiento tiene que ver con la
intuición y significa su identidad con el objeto, considerando entonces el
pensamiento como entendimiento.
La aseveración de Guitton va en ese
sentido, pensar desde un pensamiento inteligente, es poner en evidencia la
facultad humana de conocer, es señalar el pensar como entendimiento.
Es decir entender, con una forma de
profundidad intelectual distinta del pasatismo original de sentirse estimulado
y reaccionar naturalmente.
Entonces pensar desde la
inteligencia, con toda la connotación emocional, sensible y con toda la
voluntad de acción de nuestra parte, puesta en el desarrollo del acto de
pensar.
¿Cómo se enseña a pensar? ¿cómo se
logra un pensamiento inteligentes?
Por supuesto desde los valores.
Desde aquello que vale esencialmente.
Aquello que nos estimula, aquello que
imprime nuestra alma con la sensación y que produce, pasión, deseo, voluntad de
acción, debe ser cotejado con la verdad, con la realidad, con lo justo, con lo
bueno, con lo meritorio y con lo necesario, no sólo para nosotros sino para el
grupo social y para la humanidad.
Entonces nuestro pensamiento tomará
la dirección correcta y en consecuencia nuestras obras y nuestro comprtamiento,
seguirán el mismo camino.
Como cotejo entonces mi pensamiento.
¿Es cierto aquello que pienso, es necesario y útil, es bueno y justo?
Si desde la mas tierna infancia
enseñamos a nuestros niños a cotejar sus pensamiento con los valores, a señalar
las virtudes que deben acompañar a aquello que pensamos y que nos hace actuar,
habremos logrado entender la senda y enseñarles a vivir correctamente, desde el
pensamiento de su yo interior hacia el mundo y sus semejantes que los
acompañan.
©Elías D. Galati, Argentina
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