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sábado, 30 de octubre de 2021

FELICIDAD, las felicidades, Salomé Moltó, Alcoy, Alicante, España

 


FELICIDAD, las felicidades

 

.- No puedo, por más que me esfuerce, hablar de la FELICIDAD, con plena soltura. ¡FELICIDAD! hermosa palabra cuyo significado todos conocen y pocos pueden precisar, ya que pocos son los que pueden alardear de haberla alcanzado

 En cambio, es la finalidad que todos perseguimos y queremos lograr.

.-  Yo prefiero, no obstante, hablar, no de la Felicidad sino, de las felicidades, en fin, conceptuar la palabra en minúsculos trozos, en pequeñas finalidades, que me den pequeños logros, aunque sean fragmentados y efímeros Claro que es una estrategia, para no desesperar sintiéndome a cada momento frustrada, en mis proyectos, en mis objetivos.  Y ante esto, un abanico de preguntas se abre ante mí.

.- ¿Qué es lo que nos hace felices? ¿El ser o el tener? ¿O los dos?. Los dos sería sin duda, la Felicidad, en mayúsculas, abarcando y surcando el etéreo universo de lo imposible. Y vuelvo implacable a mis preguntas.

.-¿ Qué nos hace felices, en qué cosas ciframos nuestra dicha?

.- ¿Somos más felices dando o recibiendo?

.-¿Qué pedimos, que ofrecemos?

.- La constante búsqueda de la Felicidad, de ese espacio donde no exista ni el dolor ni la decepción ni tantas y tantas cosas nefastas y que podamos alcanzar plenamente nuestros proyectos, nuestros deseos, ¿es eso la felicidad? Confieso que lo ignoro

¿Qué nos induce a querer alcanzar el paraíso, cuando sabemos que el paraíso no existe? Para el colectivo que cifra su hipotético paraíso en la droga que dicen alcanzar, no es más que el horrendo camino hacía la degradación personal y eso, a la postre, no es más que un infierno total.

.- Cuestión ilusa, desproporcionada y sobredimensionada del bien y del mal, de lo bueno y de lo malo. Porque pensamos que, la Felicidad es total, unidimensional, un todo que todo lo puede y todo lo cubre.

Y mirando hacia nuestro interior seguimos preguntándonos sobre nuestra felicidad ¿por qué me la atacan, criticando estúpidamente mi comportamiento, que si hago esto, que si aquello? ¿Por qué coartan mi libertad y provocan mi infelicidad? ¿Porque quitarnos derechos? ¿Por qué censuramos sin motivo a los demás y exigimos que nos obedezcan y entren en una estructura de sociedad piramidal?, tan contraria a la libertad, por lo tanto, al elemento básico que nos puede ayudar a ser felices o por lo menos, menos desgraciados.

.- En cambio, no tenemos en cuenta la medida y la proporcionalidad de las cosas, sin pensar que, no es tan difícil disfrutar, no de la FELICIDAD, con mayúsculas, sino, de pequeñas felicidades con las que podemos escalonar nuestras existencia sintiéndonos realizados Con pequeñas metas, con pequeños logros, teniendo en cuenta los valores que nos asisten y nos rodean, para ir conquistando parcelas de felicidad. Pero siempre será imprescindible e incuestionable, nuestro estado anímico, el valor intrínseco de las cosas y de cómo las interpretamos.

Muchas veces es sólo el adecuado sentimiento de un valor personal, un equilibrio entre lo que somos y lo que pretendemos, una visión real fijando metas reales que podamos alcanzar, pero muchas veces nos traicionamos, porque, ¡es tan bonito soñar! Fijamos nuestros sueños lejos de la realidad y ésta nos golpea constantemente causando frustración, cuando sería más óptimo buscar el equilibrio del valor y la dimensión de las cosas. Esta actitud nos pondría más en la medida de, que sin tener que renunciar a los sueños, poder conjugarlos con la realidad que nos envuelve cotidianamente.

.- Y que sería, como por ejemplo para mi, esos momentos en que puedo gozar de la amistad, la tolerancia, y la armonía del  grupo  a fin de gente estupenda que ama la literatura y la poesía y brega constantemente en pro de una felicidad, que podamos todos compartir.

                                                                                                                                 

©SALOMÉ MOLTÓ, poeta y escritora española

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


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