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sábado, 16 de octubre de 2021

KOKURA, Leonardo Moledo, Buenos Aires, Argentina

 









KOKURA

NAGASAKI
El 9 de agosto de 1945, tres días después de la destrucción de Hiroshima, la segunda bomba atómica, Fat Man, cayó sobre la ciudad japonesa de Nagasaki. Pero Nagasaki no era el blanco original, el objetivo era la ciudad de Kokura, y hacia allí se dirigió el avión que cargaba la bomba. Pero el cielo sobre Kokura estaba nublado y el avión sobrevoló la ciudad durante alrededor de tres horas esperando que se despejara. Finalmente, como el tiempo no mejoraba, y el combustible se estaba agotando, se dirigió hacia Nagasaki. 


Nadie recuerda el nombre de Kokura.

Kokura está en el noroeste de la prefectura de Fukuoka,  U O

en la isla de Kyushu.

En 1933 se construyó un arsenal,

y desde entonces la ciudad se volvió un punto estratégico.

Y nadie oyó hablar de Kokura,

donde la gente vivió como hizo siempre,

y los días amanecieron y terminaron, como siempre,

y el tiempo pasó y la gente nació y murió, como fue siempre.

En 1963 Kokura se fusionó en una nueva ciudad

que se llamó Kitakyushu.

El nombre de Kokura dejó de figurar en los mapas.

Kitakyushu es ahora un gran centro de comercio

con más de un millón de habitantes.

Nadie habla hoy de Kokura,

nadie la recuerda,

y, sin embargo, la segunda bomba atómica,

la que hizo estallar en pedazos Nagasaki,

no estaba destinada a Nagasaki sino a Kokura.

El avión se llamaba Bock’s Car,

y a bordo viajaba la bomba de plutonio.

Bock’s Car  alzó vuelo el nueve de agosto,

a las cuatro de la mañana de un amanecer de Tinian,

navegando hacia el Sol.

Alzó vuelo hacia Kokura.

Y voló.

Y voló.

Y voló.


Entre las ocho y las nueve menos diez

dio vueltas sobre Yakoshima aguardando a sus aviones escolta,

uno de los cuales no llegó y, sin esperarlo,

siguió vuelo hacia Kokura.

¿Cómo sería ese día,

qué destino tenía en el almanaque del tiempo?

¿Quién decidió que sobre Kokura hubiera nubes bajas?

El avión llegó a las diez menos diez, y voló y voló, en círculos,

esperando que el cielo se despejara.

Ese día, seguramente,

los habitantes de Kokura habrán mirado el cielo, y dicho,

¡qué día gris sobre el fondo gris de la guerra!

Algunos habrán dicho: “aquellas nubes no nos dan tregua,

¿no podrían mostrarnos un poco el sol sobre el fondo gris de la guerra?”

Y por encima de esas nubes,

el Bock’s Car, con una bomba atómica ya lista,

volaba dando vueltas circulares, esperando que las nubes se abrieran.

¿Cuántos habitantes de Kokura habrán mirado al cielo

esperando que el cielo se despejara,

deseando lo mismo que el piloto?


Pero no,

para tristeza de los habitantes de Kokura, el tiempo no mejoró

y como el parte meteorológico no daba esperanzas

ni noticias de un cielo despejado,

y se empezaba a agotar el combustible,

el Bock’s Car dejó de dar vueltas en círculo,

y voló y voló hacia Nagasaki.


Los habitantes de Kokura vivieron porque ese día estaba nublado.

 

©LEONARDO MOLEDO – Buenos Aires, Argentina


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