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sábado, 30 de octubre de 2021

EL OCASO, Liliana Escanes, Bahía Blanca, Argentina

 







EL OCASO

 

El ocaso se refugió entre mis manos...

Largo, hondo, meditabundo, extraño…

Sí: el ocaso se refugió entre mis manos...

Esperando, ansiando, quizás… nuevos ocasos…

Compartidos ocasos… Resplandecientes ocasos…

Profundos ocasos… Dorados iridiscentes ocasos…

Las aves trinaron toda la tarde… En huertos y jardines…

 

El ocaso se refugió entre mis manos...

Febril, austero, meditabundo, extraño…

Esquivo… Esquivo… Como niño travieso…

Como niña huidiza, tímida, olvidadiza…

Pero noble y buena… Con el corazón dulce y nuevo…

Con el corazón henchido de bellos deseos…

Con pasos seguros y firmes…  Con profundas plegarias…

Que desgrana lentas, lentísimas… al caer la tarde…

 

Sí: el ocaso se refugió entre mis manos...

Y anidó... tímido, esquivo, como ese niño…

Dulce y bueno, como aquella niña…

La que perdí hace ya tantos años…

La que adoraba columpiarse en el mandarino

en la hamaca que le había hecho su padre…

Alto, altísimo... tocar el cielo con las pies y con las manos…

Hacia el final de la tarde…

Cuando ya todo era suave y callado…

Hasta el trino de los pájaros…

Cuando ya todo era silencio y serenidad… Vaga quietud…

Melancolía entre las plantas…. Rosales, laureles encendidos…

Jazmines… Jazmines… Jazmines…

El embriagador y dulcísimo aroma de los jazmines…

Ahora esa niña creció y maduró…

Y el ocaso atrapa entre sus manos...

Y el ocaso se refugia entre sus manos...

Y las tiñen de luz y de esperanza…

Y las tiñen de muguets, de sueños y de jazmines…

Sí, siempre... de jazmines...

Los claveles quedaron frente al Altar, esta mañana…

La niña que maduró y aún sigue su camino,

allí los depositó… Con todo su fervor…

Bello ramo quedó frente al Señor… Bellísimo ramo…

Ahí quedará hasta que sus pétalos se deshojen…

Ahí quedará…

 

Mientras tanto, en el jardín amplio y solitario,

soleado y fresco por las mañanas,

embriaga el aroma dulzón de los jazmines...

Ahora, al caer la tarde…

Cuando ya todo se vuelve sereno y mágico…

Apacible, silencioso, callado…

Hasta el trino de los pájaros…

Y la niña que maduró y aún sigue su camino,

escribe versos... desolados y escuálidos versos...

Porque hubo dos niñas que crio, que amó, que acompañó,

que cuidó... y ninguna de las dos está cerca...

Ambas están a años luz de su corazón...

Lástima... Lástima...

 

Sí: el ocaso se refugió entre mis manos...

Y sólo el embriagador aroma de los jazmines

alegra un poco mi corazón...

 

* LILIANA ESCANES, desde mi humilde rincón de “LA CASA AZUL DE LA POESÍA”,

24/10/2021, Bahía Blanca, Argentina *


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