EN LA ORACIÓN DE OCHO PALABRAS
La sal del mediodía que mancha la camisa
yo la limpio en la fila de temblores:
la
oración de ocho palabras.
En su suave pico mi espalda se recuesta
por la caridad que ha pisoteado
a esas piedras sin pesares que han vencido mis
clavículas,
y que tienen tableteo de mortales suavidades
ausentadas.
Sal por la mañana, no retarden,
como sales siempre,
al
despojo de suspiros salobreados,
al
despojo de baladas agravadas.
Y salgan a trajearme de envoltura con la cual un
día nace.
NARRATIVA DE NO SABER MORIR
Tu amor rozó con mi latido izquierdo
y secó el pozo de mis gritos.
Los dioses de la vida la espesura de mi risa
ahogaban en acequias de agua abandonada.
Zurcía los versos de todos mis poemas
con tanta osteoporosis en su tallo lírico.
Mi sueño atravesaba almohadas de luciérnagas
y vaciaba en las metáforas mis noches líquidas.
¡No sé morir porque rocé con tu eólica mañana
y toqué la frescura de tu diestra!
del poemario “Mañana".
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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