Imagen: El País
DEL AIRE Y DE LA
RAMA
En esta vaguedad el tedio mueve rostros.
Sin embargo, estamos mortalmente vivos,
aplazando una asfixia cotidiana.
¿A quién engaña este cielo,
este mar, estas flores, el abismo del sueño,
estos niños riendo en los parques?
¿De qué sirven veleros, pájaros dormidos,
faros en islas de ultramar?
Estamos rodeados de espejismos, de exilios.
Intentamos recobrar arquetipos,
ciertas hechicerías, manos filiales,
la aureola en la palabra del padre.
Lo fortuito es parte del destino, del rito.
Lecho y esperanza son formas del engaño.
La agonía llega desde lo banal, desalentada.
Nos resta un gesto para el silencio.
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
Un phatos tan profundo como realista, anida en este formidable poema de lo cotidiano. Penelas es un cronista de la trama de la existencia humana, y nada de sus sofismas ni hipocrecías, escapan a su maravillosa capacidad para detectar esencias. Felicitaciones, admirado vate argentino.
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