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sábado, 17 de octubre de 2020

OSADÍA DE UN ÉPOCA TEMERARIA , Hilda Augusta Schiavoni, Córdoba, Argentina

 











OSADÍA DE UN ÉPOCA TEMERARIA

 

Me pregunto si sonaron las campanas

el día que te sepultaron.

Tal vez Ladislao,

llevaría en sus manos

el pañuelo que le habías bordado.

Me pregunto si tu progenitor

habrá llorado

o si el padre de Manuelita

se sintió contrariado.

No sé si el sanjuanino, desde Chile,

habrá brindado

cuando desde la prensa

ametralló sin cuidado.

Camila, Camila G´Orman

te llevaste un hombre

del santuario

y como si lo otro no fuera pecado,

manos torpes, a la orden,

apretaron el gatillo y te fusilaron.

Un cofre rústico

para los que tanto se amaron,

un traqueteo de carro

rumoreaba el responso            

que seguro no cantó

ningún clérigo de aquel tabernáculo

Luego, el féretro golpeó la superficie

y una grieta se abrió en el madero

fue cuando Camila y Ladislao

aprovecharon para

remontarse al espacio, en tanto,

sobre la caja rústica

terrones de tierra golpearon

como un Kultrum

facilitador de trances.

Ella nació cuando ejecutaron a Dorrego,

Precedió su muerte

dieciocho años a la de Simón Bolívar,

dos años a la de  San Martín

y la de José Gervasio Artigas.

Cerró los ojos un año después

que su abuela Ana Perichón,

la amante de Santiago de Liniers,

fusilado en 1810,

quince  años antes que tú nacieras.

Camila, tantos insignes

fueron de tu época,

Facundo Quiroga, el Gral Paz, Lavalle…

Tu voz diamantina

podría contarnos tantas cosas

pero tú como un nardo inmaculado

vuelas al lado de Ladislao.     

 

©HILDA AUGUSTA SCHIAVONI, poeta y escritora argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA 

hildaaugustaschiavoni@nodosud.com.ar

 


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