OSADÍA DE UN ÉPOCA TEMERARIA
Me pregunto
si sonaron las campanas
el día que
te sepultaron.
Tal vez
Ladislao,
llevaría en
sus manos
el pañuelo
que le habías bordado.
Me pregunto
si tu progenitor
habrá
llorado
o si el
padre de Manuelita
se sintió
contrariado.
No sé si el
sanjuanino, desde Chile,
habrá
brindado
cuando
desde la prensa
ametralló
sin cuidado.
Camila,
Camila G´Orman
te llevaste
un hombre
del
santuario
y como si
lo otro no fuera pecado,
manos
torpes, a la orden,
apretaron
el gatillo y te fusilaron.
Un cofre
rústico
para los
que tanto se amaron,
un
traqueteo de carro
rumoreaba
el
responso
que seguro
no cantó
ningún
clérigo de aquel tabernáculo
Luego, el
féretro golpeó la superficie
y una
grieta se abrió en el madero
fue cuando
Camila y Ladislao
aprovecharon
para
remontarse
al espacio, en tanto,
sobre la
caja rústica
terrones de
tierra golpearon
como un
Kultrum
facilitador
de trances.
Ella nació
cuando ejecutaron a Dorrego,
Precedió su
muerte
dieciocho
años a la de Simón Bolívar,
dos años a
la de San Martín
y la de
José Gervasio Artigas.
Cerró los
ojos un año después
que su
abuela Ana Perichón,
la amante
de Santiago de Liniers,
fusilado en
1810,
quince
años antes que tú nacieras.
Camila,
tantos insignes
fueron de
tu época,
Facundo
Quiroga, el Gral Paz, Lavalle…
Tu voz
diamantina
podría
contarnos tantas cosas
pero tú
como un nardo inmaculado
vuelas al
lado de Ladislao.
©HILDA AUGUSTA SCHIAVONI, poeta y escritora argentina
MIEMBRO
HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
hildaaugustaschiavoni@nodosud.com.ar
Excelente. Muchas gracias, querida Hilda. Excelente. Felicitaciones.
ResponderEliminar