POEMA DE LA MUSA FUGITIVA
Veo
como el sol estremece el instinto.
La
amante juega con una blusa negra,
se
desnuda deslumbrando cielo.
Es
entonces cuando me ausento en su cuerpo,
cuando
mis labios velan una voz abisal.
Sobre
su vientre el humo de mi pipa
navega
el aire y besa su pubis.
Amigos,
la amada mira con ojos
deshojados,
con ojos que arrullan mi cabeza.
Ella
es una llovizna en el lecho,
una
nube que flota entre mis brazos.
Hay
abalorios, abanicos, pupilas dispersas,
una
furia nacida en lo alto del alma.
¡Ay,
flor abierta, brusco deseo, carpe noctem!
¿Quién
sabe del vuelo de los dioses,
de
sus cabellos, del engaño,
quién
sabe de su nombre en la luz?
Su
belleza es un eco en mi mano.
©CARLOS PENELAS, poeta y escritor
argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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www.carlospenelas.com
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