NO TE RINDAS
No te rindas por
favor,
ni tengas miedo...
Debes estar de pie
cuando soplen los
vientos.
Tus pies afirmados
en tierra
y solo mirando al
cielo.
No dejes que nadie
ataje tu vuelo.
El miedo paraliza
y te quema por
dentro.
El sol siempre sale
para los
esperanzados
aunque la nube lo
cubra
detrás ya lo estás
viendo.
Dios maneja los
hilos
y esto debes
saberlo...
No dejes que las
aves negras
devoren tus
sueños...
Esto también pasará
a su debido tiempo
Solo debes esperar
como niño inocente
su juguete nuevo.
Se obsecuente
a las normas
vigentes.
y me darás la
razón...
Todo está bajo
control
desafía al miedo
y confía en DIOS
el lo puede todo
y veremos un mundo
nuevo
que cambió porque
le gustó este
juego....
De quedarse a vivir
la cuarentena
dentro.
hasta el llanto de
sus niños
ya no parece
molesto
Aplaudir hasta
rabiar
a los que te están
sirviendo.
Despertaremos a un
mundo
con olores y
colores nuevos…
Y dirás en voz muy
alta
hasta dolerte el
cuello…
¡la pucha que valió
la pena!
Y quedarte en
casa
hasta te parecerá
un sueño.
a ella querrás
regresar
porque ya es tu
refugio secreto.
¡Por favor no te
rindas!
Te lo digo de
nuevo.
©LIBIA BEATRIZ CARCIOFETTI, poeta y
escritor argentina
EMBAJADORA CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA
EN SANTIAGO DEL
ESTERO
Querida Libia...
ResponderEliminarUn gusto poder comunicarme contigo, desde aquellas jornadas unidos por la Organización Mundial de Trovadores. Gracias por este poema reflexivo en clave de Esperanza divina. Mas recordando que siempre estará en juego, para Dios, la libertad concedida al Hombre para aceptar o rechazar sus mandamientos de bienhacer respecto de los Órdenes Naturales, Social y Espiritual. "Pues aquel que creó sin ti; no te salvará sin ti" (San Agustín). Y si el Hombre no quiere su Luz, ni Dios puede entrar en los corazones impiadosos para acabar con la iniquidad de actos que, más allá de los daños producidos al planeta, resienten profundamente el divino carácter de Humanidad en fraternidad con que Él nos soñó, educó y amó (hasta dar la vida en la hipostática Presencia de su Hijo Jesucristo, Señor de la Historia humana, y en tanto depositemos nuestra ferviente confianza en Él. Fuerte abrazo, bendiciones y a seguir manifestando y dando razón de nuestra Fe en Dios, tal cual predicaba el converso Saulo y luego maravilloso y sabio Apóstol de los Gentiles (San Pablo). Abrazos y cariños. Paz y Bien - Adrián.-
Querida Libia...
ResponderEliminarUn gusto poder comunicarme contigo, desde aquellas jornadas unidos por la Organización Mundial de Trovadores. Gracias por este poema reflexivo en clave de Esperanza divina. Mas recordando que siempre estará en juego, para Dios, la libertad concedida al Hombre para aceptar o rechazar sus mandamientos de bienhacer respecto de los Órdenes Naturales, Social y Espiritual. "Pues aquel que creó sin ti; no te salvará sin ti" (San Agustín). Y si el Hombre no quiere su Luz, ni Dios puede entrar en los corazones impiadosos para acabar con la iniquidad de actos que, más allá de los daños producidos al planeta, resienten profundamente el divino carácter de Humanidad en fraternidad con que Él nos soñó, educó y amó (hasta dar la vida en la hipostática Presencia de su Hijo Jesucristo, Señor de la Historia humana, y en tanto depositemos nuestra ferviente confianza en Él. Fuerte abrazo, bendiciones y a seguir manifestando y dando razón de nuestra Fe en Dios, tal cual predicaba el converso Saulo y luego maravilloso y sabio Apóstol de los Gentiles (San Pablo). Abrazos y cariños. Paz y Bien - Adrián.-
Querida Libia...
ResponderEliminarUn gusto poder comunicarme contigo, desde aquellas jornadas unidos por la Organización Mundial de Trovadores. Gracias por este poema reflexivo en clave de Esperanza divina. Mas recordando que siempre estará en juego, para Dios, la libertad concedida al Hombre para aceptar o rechazar sus mandamientos de bienhacer respecto de los Órdenes Naturales, Social y Espiritual. "Pues aquel que creó sin ti; no te salvará sin ti" (San Agustín). Y si el Hombre no quiere su Luz, ni Dios puede entrar en los corazones impiadosos para acabar con la iniquidad de actos que, más allá de los daños producidos al planeta, resienten profundamente el divino carácter de Humanidad en fraternidad con que Él nos soñó, educó y amó (hasta dar la vida en la hipostática Presencia de su Hijo Jesucristo, Señor de la Historia humana, y en tanto depositemos nuestra ferviente confianza en Él. Fuerte abrazo, bendiciones y a seguir manifestando y dando razón de nuestra Fe en Dios, tal cual predicaba el converso Saulo y luego maravilloso y sabio Apóstol de los Gentiles (San Pablo). Abrazos y cariños. Paz y Bien - Adrián.-