GEPETTO SIN SUEÑOS
oía su vos... Y la oyó, pero sólo oyó
mentiras...y Gepetto soñó que tenía un
muñeco de madera
A veces intentamos renunciar a lo que somos o a lo que un día soñamos ser y
no nos hizo feliz. Entonces terminamos sumergidos en las sombras sin
atrevernos a abrir los ojos y mirar de frente la realidad de la vida.
En algún momento todos nos convertimos en Gepetto, fabricando sueños de
madera, que dejan de ser sueños y se pierden en el espacio infinito de la
mente cuando la madera se pudre y ya no podemos restaurar las emociones ni
controlar los sentimientos.
Somos juguetes que fabrica la vida y Dios nos da el privilegio de manejar
nuestros propios hilos, hablar o callarnos, pero solemos equivocarnos en el
manejo de los hilos y perdemos la oportunidad de disfrutar esa vida que nos
regalaron.
Alguien dijo: “los hombres son como los vitrales; brillan y resplandecen
cuando los ilumina el sol; sin embargo, cuando cae la oscuridad, su verdadera
belleza se revela sólo si hay luz interior”. Y son sólo las sensaciones primitivas
como el dolor, el temor, lo que nos permite apreciar realmente la belleza de la vida.
Tengo la convicción que aceptando nuestras virtudes y defectos y las virtudes y
defectos de los otros, es posible llegar a lo más alto del entendimiento para no
convertirnos en un Gepetto sin sueños.
muñeco de madera
A veces intentamos renunciar a lo que somos o a lo que un día soñamos ser y
no nos hizo feliz. Entonces terminamos sumergidos en las sombras sin
atrevernos a abrir los ojos y mirar de frente la realidad de la vida.
En algún momento todos nos convertimos en Gepetto, fabricando sueños de
madera, que dejan de ser sueños y se pierden en el espacio infinito de la
mente cuando la madera se pudre y ya no podemos restaurar las emociones ni
controlar los sentimientos.
Somos juguetes que fabrica la vida y Dios nos da el privilegio de manejar
nuestros propios hilos, hablar o callarnos, pero solemos equivocarnos en el
manejo de los hilos y perdemos la oportunidad de disfrutar esa vida que nos
regalaron.
Alguien dijo: “los hombres son como los vitrales; brillan y resplandecen
cuando los ilumina el sol; sin embargo, cuando cae la oscuridad, su verdadera
belleza se revela sólo si hay luz interior”. Y son sólo las sensaciones primitivas
como el dolor, el temor, lo que nos permite apreciar realmente la belleza de la vida.
Tengo la convicción que aceptando nuestras virtudes y defectos y las virtudes y
defectos de los otros, es posible llegar a lo más alto del entendimiento para no
convertirnos en un Gepetto sin sueños.
ALICIA MERCEDES CORONEL, Junín, Buenos Aires,
Argentina
MIEMBRO HONORÍFICO
DE ASOLAPO ARGENTINA
Muy hermosa historia!!!!Felicitaciones a quien lo escribió!!!!
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