No vi tigres en Kerala,
Pero vi una leona en Kruger,
Estaba exhausta, herida de hambre,
Extenuada,
Yacía en mitad de la carretera,
Desfallecida.
Cinco jeeps la rodeamos.
Sentí vergüenza de ser carroñera.
Tardó un minuto
En llenar de orgullo
su tripa vaciada.
De repente se incorporó,
Perpetuando su pasado de pasarelas
Y posó altiva los instantes previos
A continuar su abrazo con la parca.
Sabía que, incluso agonizante,
Era imponente, soberbia,
Magnífica,
Más que cualquiera de nosotros.
Sabía que no podría defenderse
De los espectadores del morbo
Y fingió la vida.
Yo lloraba
Disparando contradicciones
Con mi cámara.
El conductor nos dijo:
A veces los cuidadores del parque
Vienen a traerles comida.
Con la conciencia consolada
Y los móviles ahítos,
La dejamos sola con su hambre,
Crueles, como su destino.
GLORIA NISTAL, España
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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