“EL CASO”
DIÁLOGOS APÓCRIFOS (XLIX)
-¿Qué estás pensando, César?
-Que no es lo mismo igualdad
que igual.
-No sé qué querés decir
-Mi
opinión: que debe haber igualdad de
oportunidades, en el trabajo, en política (resumiendo, en cualquier actividad)
y mismo sueldo por igual desempeño; pero que la mujer y el varón no son iguales, ni anatómica ni
fisiológicamente. Y hasta me aventuro que emocionalmente somos distintos, dicho
esto último sin absoluto convencimiento de mi parte. (Que prime la verdad).
-Es
razonable lo que decís y tal vez eso mismo pensamos muchas personas; pero
estarás pensando en algo más ¿verdad?
-Más
que pensar, sueño. Sueño con el tango que dice “En un beso la vida, / y en tus labios la muerte” ¿no te parece
apto para EL CASO?
-Ya
imagino cuál es “el caso”: ‘el rubio’ Rubiales.
-Sí
Santiago, pero no para apostrofar, no para desgañitarme, no para rasgarme las
vestiduras sino para invocar cordura ¿vos qué opinás?
-Que
se ha magnificado tanto que solo falta una declaración del Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas; desde un principio aprecié ese nimio incidente como
desencadenante de una cascada de improperios de parte de los medios, los
políticos, las organizaciones ‘cívicas’ y hasta la abuela que mira la tele
¿acaso vos justificás al “rubio”?
-De
ninguna manera querido amigo. Que quede bien clara mi posición: la actitud del
rubio no fue correcta. Pero lo más reprochable a mi modo de ver no fue “el
beso” y es lo que anatemizan todos, sino el gesto obsceno en la tribuna. Pero
de ahí al espectacular despliegue de información, improperios, declaraciones…
en fin, un exceso por un beso que no sabemos si fue consentido, que no fue en
la boca como se apresuraron a decir algunos, sino en los labios; que no es
mucosa, como sería en la boca pero se habla sin ton ni son… pero a lo que iba,
porque el problema para “el rubio” es al mismo tiempo el problema para Jenny; o
peor.
-A
ver César dónde querés llegar porque estoy barruntando que pensamos igual, no
veo diferencia entre el contacto leve entre labio y labio (y hay muchos nonos
que lo hacen con sus nietos aunque a mí no me agrada), o entre labio y mejilla,
porque entonces ¿tampoco se podría dar un beso en la mejilla por temor te
acusen de agresión sexual, como escuchamos decir en la tele?
-En
primer lugar (y ya que el caso requiere contemplar dos o tres aspectos)
empecemos por una suposición. Supongamos “el rubio” besa a Jenny en los labios
y nadie se escandaliza, es decir nadie tira la primera piedra ¿no habría
quedado como una anécdota?
-Creo
que tenés razón. Además, sin tanta alharaca, desde las instancias superiores
del deporte se le debía reprochar su actitud de manera privada, por una actitud
hasta cierto punto comprensible (ojo, no justificable) en el marco de un
escenario emocional de festejo por un triunfo importantísimo para esa rama del deporte.
Pero ¿a qué otros aspectos te referís?
-Que
a tenor de todas las manifestaciones, ni los periodistas, ni los políticos, ni
las organizaciones civiles, ni personalmente muchos deportistas (creo que una
excepción fue Luis Enrique) tienen la mínima idea de psicología.
-Barrunto
donde se dirige tu pensamiento, pues yo también lo analizo desde el punto de
vista psicológico y me pregunto ¿todo este espectáculo, este circo, es bueno,
es positivo para la chica?
-Diste
en el clavo, Santiago. Volvamos al punto de partida: no aceptamos el acto del
“rubio” pero ¿le están haciendo un favor a la jugadora?
-Personalmente
creo que le están arruinando la vida. Cuando debería estar orgullosa por el
logro, cuando debería estar despreocupada y feliz festejando con sus compañeras,
tendrá a cambio un enjambre de periodistas dispuestos al acoso y seguramente en
aledaños a su casa (padres y hermanos también sufrirán por esto). Recibirá
cientos o miles de mensajes para que EL CASO no se le olvide y hasta tendrá -lo
veremos al tiempo- que acudir a la Justicia a testimoniar ¿alguien se pone en
su lugar? Vamos Cuca Gamarra, vamos Yolanda Díaz, pidan al Juez acudir en el
lugar de la chica.
-Muy
buen análisis amigo, exactamente es lo que pienso, que a Jenny le están
trastornando la vida, gente incapaz de detenerse un instante a pensar en lugar
de dejarse arrastrar por la corriente descontrolada. Tal como se pusieron las
cosas debemos cuidarnos mucho: ya no podré besar en la mejilla como muestra de
afecto a una doctora en la cita médica, y recuerdo que eso mismo hacían conmigo
algunas mujeres en mi clínica dental ¡menos mal que ya me jubilé!
-César,
agradecé que las leyes no pueden ser retroactivas (hasta ahora por lo menos):
te acusarían de acoso sexual por dar o recibir un beso en prueba de afecto y
gratitud.
-Fijate
otra cosa Santiago, que yo creía que lo del sexo tenía otra singularidad ¡como
los “agujeros negros”!, vamos. Una reflexión final?
-Que
a Jenny le hacen bastante mal con todo este acoso, que la dejen en paz y que
pueda volver a ser una joven feliz. Y al “rubio” -empleando un característico
adjetivo argentino- que otra vez no sea tan boludo. Además rememora en partidos
de fútbol cuando se cambia a un jugador y el entrenador da una palmada en el
culo (al que entra o al que sale) ¿cómo calificarlo?
-Fantástico
final amigo. Hoy el brandy es para brindar por Jenny, por todo su equipo que
logró la consagración y porque el deporte sea solo eso para tener “mens sana in corpore sano”.
Colofón
En
Argentina, hace más de 100 años hubo una disposición policial penalizando
aquellos que se dirigieran a una mujer diciendo un piropo: multa de 50 pesos
CÉSAR
TAMBORINI DUCA, León, España
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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