JORGE NEWBERY
·
·
Carl
Gustav Jung, el sabio suizo que nos permitió adentrarnos en las profundidades
abismales de la mente humana, describió al Arquetipo del Héroe Solar señalando
las particulares características que este adquiere cuando encarna una persona.
En base a ello es que nos permitimos afirmar que Jorge Newbery constituye – al
analizar su vida y obra – una real encarnadura plena de dicho arquetipo: el del
Héroe Solar.
Esta
manifestación tan especial de lo inconsciente colectivo, ese estrato psíquico
forjado desde el inicio mismo de la vida humana, se halla presente en quienes
sienten – y aceptan – el llamado interno para conducir a la comunidad hacia la
concreción de nuevos desafíos. El Héroe Solar – lo de “solar” refiere a que se
trata de alguien con luz propia tanto como dotado de una extraordinaria energía
creativa que alimenta a sí mismo y a los demás – avanza por senderos donde
otros nunca han estado, imagina lo que en las mentes comunes es imposible
entrever, se prepara de manera adecuada para los riesgos y avanza con ellos
pues ante todo – como bien lo manifestó el filósofo norteamericano Emerson –
“la confianza en uno mismo es el primer secreto del éxito.”
Y
ese es Jorge Newbery. Una personalidad tan plena y totalizadora que puede
destacarse en todo cuanto emprende. Desde su condición de ingeniero para la
iluminación de las calles porteñas pasando por la práctica de los más diversos
deportes, el ejercicio tanguero y la clarividencia necesaria para comprender
que la forma más eficaz de transporte que aguardaba en el futuro cercano habría
de ser la aviación. El Héroe Solar no teoriza sujetado al sillón de un
escritorio. Es quien piensa, decide y toma en sus propias manos la proactividad
requerida para la concreción de la obra soñada. A la vez, y no es una condición
menor del Héroe Solar, aunque puede dar la impresión a la mirada superficial,
de que se trata de un hombre solitario, en verdad siempre cuenta con una trama
de amistades sólidas que ha sabido desarrollar a lo largo de su vida. El Héroe
Solar es pensante, racional; pero no por ello deja de lado el afecto y la
emotividad; las emociones no le son ajenas y el Amor en su más amplia
definición se halla siempre vigente en cuántas acciones emprende. El Héroe
Solar es un incansable realizador de trabajos.
Como
aquellos doce trabajos de Hércules, las labores de Jasón para obtener el
Vellocino de Oro o Teseo matando al Minotauro. ¿Y qué simbolizan tales tareas?
Pues no otra cosa que abrir a la comunidad las puertas al conocimiento, el
desvelar los misterios y quitar aquellos impedimentos que afectan al progreso
de la Humanidad. Quien encarna a este arquetipo – presente en todas las
culturas de cada lugar de la Tierra y de todos los tiempos – no conoce los
achaques de la edad habituales en la gente común. Por ello no hay ejemplo – ni
histórico, ni mucho menos mitológico – de un Héroe Solar que haya hallado la
muerte echado durmiendo en su lecho. Dos posibilidades aguardan a estos
preclaros protagonistas: la muerte en pleno combate o la transformación en el
Anciano Sabio, el hombre de consulta permanente. El combate al que aquí hacemos
referencia no es el que requiere de la metralla y el sable; sino el combate con
las vicisitudes de la vida a las que una persona así jamás rehúye.
El
último combate de Jorge Newbery fue allí donde sólo las águilas se atreven. En
el aire, allá en las altitudes; sitios donde los héroes de todos los tiempos
pudieron conversar con los dioses. Sírvanos a los argentinos este recuerdo de
la condición heroica permanente elegida por Jorge Newbery para buscar la sana
imitación de cómo se ha de vivir a efectos de dejar el grano de arena
correspondiente que haga grande la nación. Y si pasadas las décadas de su
trágica muerte seguimos hablando de Newbery es porque cumple aquello que
anuncia el romancero español cuando afirma: “Velar se debe la vida/ de tal
suerte/ que viva quede en la muerte.” Que Jorge Newbery nos ilumine para que
nosotros también nos atrevamos a hacerlo. Pues la Argentina lo merece. (*)
Disertación realizada en el Regimiento de Granaderos a Caballo General San
Martín, el 1 de julio de 2016, con motivo de conmemorarse el Día del
Historiador, en el marco del acto organizado por el Instituto Nacional
Newberiano.
©ANTONIO LAS HERAS, poeta y escritor
argentino
MIEMBRO
ASESOR DE ASOLAPO ARGENTINA
No hay comentarios:
Publicar un comentario