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domingo, 8 de marzo de 2020

JORGE NEWBERY, Antonio Las Heras, Buenos Aires, Argentina














JORGE NEWBERY
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Carl Gustav Jung, el sabio suizo que nos permitió adentrarnos en las profundidades abismales de la mente humana, describió al Arquetipo del Héroe Solar señalando las particulares características que este adquiere cuando encarna una persona. En base a ello es que nos permitimos afirmar que Jorge Newbery constituye – al analizar su vida y obra – una real encarnadura plena de dicho arquetipo: el del Héroe Solar.
Esta manifestación tan especial de lo inconsciente colectivo, ese estrato psíquico forjado desde el inicio mismo de la vida humana, se halla presente en quienes sienten – y aceptan – el llamado interno para conducir a la comunidad hacia la concreción de nuevos desafíos. El Héroe Solar – lo de “solar” refiere a que se trata de alguien con luz propia tanto como dotado de una extraordinaria energía creativa que alimenta a sí mismo y a los demás – avanza por senderos donde otros nunca han estado, imagina lo que en las mentes comunes es imposible entrever, se prepara de manera adecuada para los riesgos y avanza con ellos pues ante todo – como bien lo manifestó el filósofo norteamericano Emerson – “la confianza en uno mismo es el primer secreto del éxito.”
Y ese es Jorge Newbery. Una personalidad tan plena y totalizadora que puede destacarse en todo cuanto emprende. Desde su condición de ingeniero para la iluminación de las calles porteñas pasando por la práctica de los más diversos deportes, el ejercicio tanguero y la clarividencia necesaria para comprender que la forma más eficaz de transporte que aguardaba en el futuro cercano habría de ser la aviación. El Héroe Solar no teoriza sujetado al sillón de un escritorio. Es quien piensa, decide y toma en sus propias manos la proactividad requerida para la concreción de la obra soñada. A la vez, y no es una condición menor del Héroe Solar, aunque puede dar la impresión a la mirada superficial, de que se trata de un hombre solitario, en verdad siempre cuenta con una trama de amistades sólidas que ha sabido desarrollar a lo largo de su vida. El Héroe Solar es pensante, racional; pero no por ello deja de lado el afecto y la emotividad; las emociones no le son ajenas y el Amor en su más amplia definición se halla siempre vigente en cuántas acciones emprende. El Héroe Solar es un incansable realizador de trabajos.
Como aquellos doce trabajos de Hércules, las labores de Jasón para obtener el Vellocino de Oro o Teseo matando al Minotauro. ¿Y qué simbolizan tales tareas? Pues no otra cosa que abrir a la comunidad las puertas al conocimiento, el desvelar los misterios y quitar aquellos impedimentos que afectan al progreso de la Humanidad. Quien encarna a este arquetipo – presente en todas las culturas de cada lugar de la Tierra y de todos los tiempos – no conoce los achaques de la edad habituales en la gente común. Por ello no hay ejemplo – ni histórico, ni mucho menos mitológico – de un Héroe Solar que haya hallado la muerte echado durmiendo en su lecho. Dos posibilidades aguardan a estos preclaros protagonistas: la muerte en pleno combate o la transformación en el Anciano Sabio, el hombre de consulta permanente. El combate al que aquí hacemos referencia no es el que requiere de la metralla y el sable; sino el combate con las vicisitudes de la vida a las que una persona así jamás rehúye.
El último combate de Jorge Newbery fue allí donde sólo las águilas se atreven. En el aire, allá en las altitudes; sitios donde los héroes de todos los tiempos pudieron conversar con los dioses. Sírvanos a los argentinos este recuerdo de la condición heroica permanente elegida por Jorge Newbery para buscar la sana imitación de cómo se ha de vivir a efectos de dejar el grano de arena correspondiente que haga grande la nación. Y si pasadas las décadas de su trágica muerte seguimos hablando de Newbery es porque cumple aquello que anuncia el romancero español cuando afirma: “Velar se debe la vida/ de tal suerte/ que viva quede en la muerte.” Que Jorge Newbery nos ilumine para que nosotros también nos atrevamos a hacerlo. Pues la Argentina lo merece. (*) Disertación realizada en el Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín, el 1 de julio de 2016, con motivo de conmemorarse el Día del Historiador, en el marco del acto organizado por el Instituto Nacional Newberiano.

©ANTONIO LAS HERAS, poeta y escritor argentino
MIEMBRO ASESOR DE ASOLAPO ARGENTINA

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