ENVEJECER
CON DIGNIDAD
Difícilmente
se puede envejecer con dignidad cuando
no se ha vivido con ella. Te das cuenta, a través del tiempo, que se trata de
uno de los valores más difíciles de guardar, ya que esta cualidad tiene que ir
acompañada de: coherencia, respeto, bondad, solidaridad y honradez.
¿Se puede
vivir si pierdes todos estos valores?.
Yo diría, más bien, que no se puede vivir sin ellos. Todo depende que cómo
tomemos la vida, qué gama de valores reinan en ella, qué estamos dispuesto a
ofrecer y a recibir. Todo ello configura nuestra existencia y nuestra
personalidad. Una vida codiciosa, egoísta y falsaria nos alejará de nuestra meta, ya que nuestra finalidad es fijar una convivencia
armónica con los demás.
Bien es
verdad que la vida es una constante lucha. Somos explotados, humillados, engañados, y muchas veces, incluso,
masacrados. La esclavitud toma matices y grados de los más diversos. Unas
ideologías sustituyen a otras constatando que siguen fomentando las sociedades
piramidales donde en la cumbre, siempre está el patrono, el jefe, en fin, el
dictador y sus acólitos, para seguir eternamente la desigualdad, la eterna explotación.
Muchos
piensan que la lucha es necesaria, el enfrentamiento entre las personas las
curte, los hace fuertes y van progresando. Quizás esto sea válido en una
sociedad piramidal, en la que el despotismo se asienta sobre el sufrimiento de
la base social.
Los que
pretendemos una sociedad igualitaria, responsable y libre, el enfoque social es
totalmente diferente y en ella, defendemos un conjunto de valores que nos hagan
vivir con dignidad. Y ello en todas las etapas de la vida, juventud, madurez y
declive o vejez donde la agresión, de los que se siente más fuertes, se repite
con demasiada frecuencia. Por eso, es doloroso comprobar los abusos y malos
tratos a los niños, a las mujeres, a los viejos. El matón no puede sentirse
como tal, si no tiene la ocasión ni a nadie a quien maltratar. Así que, ir
aceptando el declive de la vida no tiene por qué tener añadido el mal trato de los
prepotentes.
Por eso
abogamos a que se valore la experiencia,
la gran universidad de la vida, a que el fuerte no abuse del débil, a por un envejecimiento con dignidad.
©SALOMÉ MOLTÓ, poeta y escritora española
MIEMBRO HONORÍFICO
DE ASOLAPO ARGENTINA
No hay comentarios:
Publicar un comentario