EL VIVIENTE[1]
A los que
esperan…
Ahora, vamos en busca de un nuevo
Nacimiento...
La casa no estaba sola.
El rumor de viento radiactivo penetraba los
rincones y esquinas de sus muros. El polvo del descuido la había cubierto sin
sorpresas de una blanca ancianidad…
Los muebles estaban quietos y sucios. La
cámara del descanso estaba quieta también. Y la cámara de los aromas. Y a
cámara de los mensajes y los libros. Y la cámara de los juegos e invenciones…
Todo estaba inmóvil. Más inmóvil que nunca,
excepto por aquella silla de crujidos ancestrales.
De ahí que, la casa, no estuviera sola.
Había tibieza en su interior.
A pesar del viento gélido, rebuznante y
mortal que forzaba invisibles aberturas, todo se mostraba invitante, acogedor…
Y si alguien hubiera penetrado de improviso
en ella escapando de los copos de nieve y radiación que fantaseaban la
atmósfera, los árboles y las piedras, habría deseado toparse con el aroma
alegre y dulzón del tabaco quemándose como en un rito haitiano, en una tosca,
dura, pero no menos importante pipa de madera. Como en los días verdes, verdes
y azules…
Los días de los buenos tiempos. Del Paraíso
terrenal.
Más nadie entraría en la casa de tal modo.
Imposible.
Sin embargo, la casa no estaba sola.
Los ojos claros y serenos se abrieron.
Casi con tristeza y desesperación giraron hasta
dar con el resplandor del amanecer.
Unas manos toscas, duras y torpes
descorrieron la lluvia de hilachas amarillas que ocultaba el albor de la
mañana. Y los ojos vieron que el mundo despertaba nuevamente gris en aquel día.
Después se cerraron.
Unas
lágrimas casi reales empañaron –como antaño- el rostro tosco, duro y torpe como
las manos. Afuera, la nieve y el soplo radiactivo que durante cien años
azotaran al planeta, habían dejado un cielo plomizo, encapotado…
Las manos toscas, duras y torpes intentaron
borrar, con una especie de orgullo, las fisgonas y pensantes líneas que
cruzaban sin prisa la grotesca faz de aquel hombre.
Luego, los ojos claros y serenos volvieron a
abrirse. Y miraron el silencio de la casa pequeña y preñada de sombras al
posarse con suavidad en los marcos de la ventana…
Y allí se quedaron, mirando y esperando.
Esperando que un sol aguerrido y estrenado fundiera la piel del mundo, quemando
las grises auroras que herían su desierto polvo. Esperando que en los brazos
cuarteados y avezados de los árboles, volvieran a desperezarse, junto a las
flores, millones de hojas y de pétalos ardientes de luz y color. Esperando que
las crías animales irrumpieran de huellas los olvidados bosques de la Tierra.
Esperando que los laberintos tejidos de estrellas y luciérnagas campestres,
bordaran los sueños de los hombres con mágicos poemas y cuentos aleccionadores.
Esperando que los días grises murieran germinando días verdes, verdes y azules.
Como en los buenos tiempos… Los del Paraíso terrenal.
Después, morir…
Pero, si aquello era cierto, si en verdad se
trataba de El Viviente, del primero y último hombre sobre la tierra, sus ojos
eléctricos se nublarían viendo días verdes, verdes y azules…
Alguien habría de entenderlo. Entonces, no
se cansaría de esperar.
Alguien aflojaría la escarcha y las rocas
que amurallaban los cielos en nubes grises.
Y lloraría.
Con libertad. Con alegría. Como sólo un
fantasma o un robot, llamado Adán, podría hacerlo.-
©ADRIÁN NÉSTOR ESCUDERO, poeta y escritor argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO
ARGENTINA
[1]
Santa Fe (Argentina), 1975. T.a. 2005.-
Integra el Libro “DOCTOR DE MUNDOS II - Visiones Extrañas” (Colección de Ficción
Conjetural y Metafísica). Inédito. La Botica del Autor, Santa Fe
(Argentina), 2003-2020.-
Publicado el 18-03-2005 en el Diario
“La Opinión” de Rafaela (Suplemento La Palabra) - Dpto. Castellanos
(Provincia de Santa Fe, Argentina) y su Página On-Line (Suplemento La Palabra).
Publicado el 09-03-2020 en el Foro “PARNASSUS, PATRIA DE ARTISTAS (Patria
simbólica de escritores y artistas internacionales)” - Galardonado como Prosa Felicitada por la Administración
del Foro (Elias Antonio Almada) y como Prosa
Destacada y Top Content por la Administración del Foro Roberto Xuchiltl
Pérez y la Dirección del Foro (Buenos
Aires, Argentina). Directora Fundadora: Prof. Marisa Aragón Willner.
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