ESTE AÑO YA ESTÁ VIEJO…
Este año ya está
viejo y caduco… Cae como una hoja de otoño. Sin embargo, brota un retoño nuevo
en el árbol del tiempo y de la vida. Un año nuevo para un tiempo viejo y
memorioso. Un año que de nuevo nos hace renovar la esperanza. La esperanza el
único don que quedó atrapado en la caja de Pandora, nos mantiene con el ánimo
de luchar para lograr las metas que nos planteamos para el año siguiente.
Se va el 2019, en lo personal ha tenido de todo…pero no voy a quejarme,
afortunadamente, aquí estoy en el umbral del 2020 con la esperanza renovada y
feliz porque en el árbol de mi vida siguen intactas las hojas de mis familiares
y amigos. Y aprovecho para decirte a ti hoja de mi árbol, que te deseo paz,
amor, salud, suerte y prosperidad. Hoy y siempre… Simplemente porque cada
persona que pasa en nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se
lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de
los que no nos dejarán nada. Ésta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y
la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.
Y es que ni la Navidad, ni los años son iguales para todos. Y como
suele ser costumbre, el año nuevo traerá infinidad de cosas buenas, pero
también muchas otras no tan buenas. Seguirán dándose feminicidios, violaciones,
persecuciones, asesinatos, accidentes de tráfico, guerras etc … Pero sin duda
en nuestras manos está el aportar nuestro granito de arena para que cada vez se
den menos de estos desgraciados casos.
En realidad, todos haremos lo mismo al tomar las uvas de Nochevieja,
que nos comemos en un ritual sobre el cual la superstición amenaza que, de no
hacerlo, tendrás mala suerte. Y como, por mucho que haya avanzado la ciencia,
aún conservamos los miedos existentes desde que el ser humano es tal, nos
aprestaremos a tomarlas, por aquello del “por si acaso”.
Ojala cuando amanezca enero nos encuentre felices. Que la meta para el
año que viene sea descubrir la grandeza de las cosas pequeñas y lo ínfimo del
esplendor, encarnar optimismo, aferrarnos a la dignidad como ley suprema y
confiar, sobre todo en nosotros mismos y en Dios
El paso de un año a otro es más veloz que el abrazo que esta noche nos
daremos, con su halo de melancolía y euforia. Cuando el 31 de diciembre muera,
alocado y feliz, tendremos la certeza de estar cerrando un ciclo y deseando que
el próximo sea mejor. Así se reta al futuro, con la fe de los vencedores,
porque un año muere para permitirnos vivir otro.
Que los sueños y metas se cumplan en el año venidero, os deseo muchos
éxitos en todo lo que os propongais ¡Feliz año 2020!
EUNATE GOIKOETXEA, poeta y escritora española
MIEMBRO
HONORIFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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