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sábado, 5 de noviembre de 2022

La historia del masón José Hernández, Antonio Las Heras, Buenos Aires, Argentina

 

La historia del masón José Hernández

José Hernández, destacado miembro de la Masonería argentina

José Hernández falleció el 21 de octubre de 1886. Se conoce la trayectoria y literaria del autor del Martín Fierro, pero no su actividad en la Orden Masónica.

Muy conocida es la vida de José Hernández en lo que hace a su desempeño político así como poético y literario. Empero, mucho menos difundido está su extensa actividad realizada en la Orden Masónica.

Nació José Hernández el 10 de noviembre de 1834 en una chacra señorial llamada los caseríos de Perdriel, actual partido de San Martín en la provincia de Buenos Aires. (Hoy funciona allí el Museo Histórico José Hernández Chacra Pueyrredón de cuya primera comisión directiva fundacional tuve, en 1971 el honor de formar parte)

El dueño de la misma, tío de la madre de Hernández, fue un prestigioso estanciero de holgada fortuna, probado militar, miembro del Primer Triunvirato, diputado en el Congreso de Tucumán y Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Se trata de Don Juan Martín Mariano de Pueyrredón y O' Doggan (1776-1850) quien ingresara a la Masonería iniciado en la Logia Lautaro de Buenos Aires.

La misma de la que formaron parte –entre otros destacados hombres de la Independencia– el Gral. José de San Martín, Carlos María de Alvear, José Matías Zapiola, Bernardo de Monteagudo, Antonio Álvarez Jonte, Nicolás Rodríguez Peña y Julián Álvarez.

Para el autor del Martín Fierro, la Masonería, entonces, no implicaba algo ajeno, sino –por el contrario– parte de la vida familiar cotidiana. Su hermano Rafael Hernández también se integró a la hermandad masónica, formando parte desde el 4 de agosto de 1879 de la Logia Caridad N° 22 y, posteriormente, de la Logia La Plata N° 80 que se reunía en la ciudad bonaerense de ese nombre.

Ingreso y evolución en la Masonería

José Hernández, el 3 de marzo de 1865, fue iniciado (así se denomina a la ceremonia de ingreso a la Masonería constituida por un conjunto de prácticas rituales) en la Logia Asilo del Litoral Nº 18 (fundada en 1860) cuyo templo estaba situado en la ciudad de Paraná (Entre Ríos).

En ese mismo taller, al año siguiente, ocupó su primer cargo. El de secretario. El más adecuado para un hermano diestro en el ejercicio de la pluma. Pasó, luego, a trabajar José Hernández en la Logia Constante Unión Nº 23 de la ciudad de Corrientes; que es una de las más antiguas. Fundada el 12 de agosto de 1834 entre otros, por el coronel Genaro Berón de Astrada quien sería gobernador de la provincia.

El taller tuvo momentos de esplendor y otros donde, directamente, dejó de funcionar. “Abatió columnas”, para expresarlo en la jerga masónica.

En la reorganización ocurrida a mediados de 1867 Hernández se suma a los trabajos siendo electo para ocupar el cargo de Orador (alguien que no necesariamente se destaque por su oratoria, sino que sea capaz de actuar como fiscal y juez a la vez) de la misma por varios períodos.

Desde 1868 a 1869 ocupó la presidencia de la logia; con lo que obtiene la designación de “venerable maestro.” (Se trata de un verdadero “primus inter pares”.)

Ya en Buenos Aires, el 30 de diciembre de 1879 se incorpora a la Logia Obediencia a la Ley Nº 13 a la que perteneció hasta su deceso acaecido el 21 de octubre de 1886.

Poco antes de su fallecimiento fue designado Miembro Libre de la Masonería Argentina, una distinción que pocos alcanzan pues exige haber cumplido un cuarto de siglo de pertenencia ininterrumpida en la Orden.

También desarrolló José Hernández una prolífica labor en lo que se conoce como “el filosofismo” que es una verdadera “universidad masónica” a la que sólo se puede ingresar tras haber sido exaltado al grado de Maestro Masón y por especial invitación que suelen recibir los hermanos más esclarecidos con destacadas capacidades espirituales o intelectuales o ambas; estando –al momento de su muerte– en posesión del grado 32º.

Cada grado implica un proceso de trabajos en logia, estudios específicos y atravesar un ritual particular iniciático que habilita para empezar la búsqueda del grado siguiente hasta poseer el Grado 33.

En la Orden Masónica de la República Argentina Hernández ocupó el cargo de segundo vicepresidente, que masónicamente se denomina “Gran Primer Vigilante”, durante los años 1880/81.

©Antonio Las Heras, poeta y escritor argentino

MIEMBRO HONORÍFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA


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