EL MAÑANA SE INCUBA HOY
El cine nos ha legado
una interesante e inquietante película de Bergman, aquel director sueco que
dirigió inolvidables cintas, la cual lleva por título “El huevo de la
serpiente”, cuya trama transmite la idea de que la indiferencia es el germen de
la semilla de lo que después puede acontecer. Se parece a aquél que no presta
atención a la subida de la tensión arterial paulatina y al cabo le sobreviene
un episodio cardiovascular grave. El film gira en torno a cómo se incubaba el
nazismo mientras se miraba hacia otra parte.
Hoy, a poco que se
quiera ser objetivo— más allá de cualquier subjetividad―, sin que medie ningún
oráculo ni se pretenda ser profeta, si observamos por dónde se conduce la
sociedad los resultados invitan a contemplar un cuadro desolador para un futuro
a medio plazo.
Ya advirtió el nobel
Konrad Lorenz en su libro “Los ocho pecados capitales de la humanidad
civilizada” de una serie de situaciones que habrían de ser consideradas si
quería evitarse que el genio del tarro de Aladino escapase del frasco. No es difícil
entrever que, a aquellas admoniciones, sin haber perdido una pizca de su
realidad, bien podrían hoy añadírsele otras nuevas. Nuevos “pecados mortales”
que amenazan al hombre. Si ese huevo que hoy chapotea y va creciendo dentro del
cascarón no es abortado, mañana tal vez será tarde y acabará devorando a la
sociedad.
La sociedad no puede
vivir en puro acratismo, y sin la política muere la “polis”. Sin embargo, la
partitocracia está fagocitando la política. Los gobiernos gobiernan no en busca
de satisfacer las necesidades del pueblo, sino la de su clase dirigente, en
tanto que la peonada de sus mantenedores se sustenta, no en la profesionalidad
ni en la meritocracia, sino en la obediencia ciega a la voz de su amo, esto es,
el Partido, aderezado todo con una ideología de poca monta que pretende
subvertir los valores milenarios. Quien se oponga a ello, el que se mueva será
anatemizado con no salir en la foto. Si acaba imponiéndose la partitocracia, la
democracia corre el riesgo de transformarse en otra cosa, mas no en el poder
del pueblo para el pueblo. O por mejor definirlo, habría de sobrevenir una
“dictablanda”.
→
¿Caminamos hacia la extinción de la política en aras del politiqueo?
Las tradiciones
y la religión están siendo asaltadas por un humanismo demasiado light, sin
acabar de mostrar verdadera compasión por el hombre, siendo los máximos
exponentes el capitalismo y el comunismo. El primero conduce hacia una sociedad
en la que unos pocos se imponen a los muchos, y a lo más, imitar a aquel Epulón
que arrojaba al Lázaro de turno las migajas de su mesa. El segundo, exhibiendo
su credo marxista trata de imponer una teórica igualdad constreñida a cubrir
las necesidades básicas— si es que llega a ello― y como contrapartida impone el
sometimiento del terror.
→ ¿Se
perfila un humanismo sin rostro humano?
El hombre es hoy
más que nunca efecto de una causa. Una causa que no puede ni tocarse ni
palparse, pero que está, —como las ondas hertzianas― y que cada día lo va
envolviendo más en sus anillos constrictores enchufándolo a las redes para
influir en su propia determinación. Así, le invita a no pensar. Todo lo que
tiene que hacer es dejarse influir y que sean otros los que discurran por él.
Consecuencia de esto es un hombre desprovisto de sus raíces, que a lo máximo
que puede aspirar es a conseguir una humanidad en exceso “desnatada”.
→
¿Cesará en el futuro el pensamiento?
¿Es la pereza el
menor de los pecados capitales? ¡Ahora, no…mañana!, nos dirán cuándo exhortemos
a alguien a tomar una decisión trascendental. Todo es postergación. Gandulería
a la que nos vamos acostumbrando para que otros sean los que nos digan qué debemos
hacer. Insolvencia mental. Dirigentes, a su vez dirigidos por poderes más
ocultos si cabe. Mas, siendo importante el esfuerzo para avanzar en la vida,
este pecadillo menor se agiganta. Y es que el hombre está siendo influenciado
por las corrientes de la modernidad, abandonándose al materialismo. Un hombre
sin raíces espirituales. Lo que antes era toda teocracia, ahora es dialéctica
de bolsillo. ¿Creer, para qué y en qué? Así, el hombre de la evolución
darwiniana se ancla en la bestia que late dentro de él, siendo incapaz—pura
pereza― de evolucionar hacia “arriba”, “involucionando” hacia abajo. La
pregunta primera que ha de hacerse todo nacido de mujer es la de tratar de
encontrar qué sentido tiene su vida, sin haberla él pedido, y, no haciéndolo,
acabará por perder el rumbo de la brújula de su existencia, vagando por el mar
tenebroso de una vida sin objetivo. Y es que, si no hay preguntas inquietantes,
tampoco encontrará respuestas decisorias.
→ ¿Se dirige la sociedad a los brazos del materialismo como razón de
ser del hombre?
El cuarto poder, cuando falla deja a la
sociedad inerme. Puede errar el legislativo promulgando leyes inasumibles.
Puede equivocarse el ejecutivo gobernando en favor de sus votantes y no para
todos, y también el judicial incurriendo en sentencias injustas o no
suficientemente elaboradas. Pero cuando el mundo de la información— que se
supone que es para contar lo que sucede al pueblo y no para verter opiniones
interesadas―no está donde debería estar, entonces, todo el poder cae en el caos
de una dictadura sin contrapeso. Y se nota cuando las noticias aparecen
disfrazadas y confusas, cuando no falseadas. Por eso, podemos apreciar
cómo lobbies ideologizados que sostienen al poder van
acaparando los medios de comunicación social con el fin de manipular la
información. O lo que viene a ser lo mismo, el mundo editorial, escrito, audio
o televisivo está siendo intervenido sutilmente para poder reescribirse la
Historia.
→
¿Desinformación como información?
¿Por qué el
mundo musulmán continúa en expansión? Es fácil comprobar que desde que
invadieron Europa y sustituyeron a los bárbaros del norte, asimilados en la
cultura romana, continúan propagándose. Hoy no es necesario invadir un país
para ocuparlo. Basta la planificación. ¿Qué suerte de planificación? A lo que
podemos responder: la emigración. Emigración continúa que busca la integración,
y una vez que posean la nacionalidad y pasen a ser parte de la población, al
ser ya ciudadanos de la misma, consiguientemente podrán ejercitar el voto. A
esto añádase que engendran más hijos que nosotros, con lo cual no resulta
difícil explicar que en un futuro a medio plazo sea mayor el número de
ciudadanos procedentes de la emigración que el de los descendientes de los
nativos, todo lo cual podría darles derecho legalmente a imponer sus leyes y
costumbres.
→
¿Corre el riesgo el Occidente cristianizado de tornarse musulmán?
Todo esto nos permite abordar el tema de la migración
en general que surge de las desigualdades entre norte y sur. Se trata de un
problema no local— es decir, que afecta no sólo al país de llegada, sino a toda
Europa― No es suficiente colocar carteles en los ayuntamientos diciendo
“Welcomes”, sino que ha de poder ofrecérseles una vida digna.
La situación divide a
la opinión pública. ¿Puede una sociedad que se valore a sí misma desentenderse
de aquellos que no tienen posibilidad de vivir dignamente? ¿Está Occidente en
condiciones de acoger a todo el que viene? Es necesario poder ir más allá
del buenismo. La respuesta podría pasar por acoger a
aquellos que tengan garantizado un puesto de trabajo en el país de acogida.
Otra manera de ayuda— tal vez la más necesaria― podría consistir—puesto que el
problema es global y no sólo allá donde lleguen― en que los países más
desarrollados consideren común la situación y presten la ayuda económica en
cada país de origen, facilitando ·cañas y no peces”. Si no se toma la dirección
adecuada y va dejándose transcurrir el tiempo, tal vez mañana pueda ser
demasiado tarde.
→
¿Comenzará África en el sur de Europa?
La vida, si no es
afirmada supondrá un riesgo para el hombre. Viene de lejos, sí. En la antigua
Roma el infanticidio del hijo de una esclava era admitido como normal. El
propio Cicerón, en uno de sus escritos dice: «Sea muerto en seguida el niño
deforme, según disponen las XII Tablas.»
La sociedad, al
rechazar la responsabilidad legaliza la eliminación del que va a nacer.
Después, no es ya el nonato sino el anciano y reconoce como práctica legal la
eutanasia. Sin embargo, habría que plantearse que ya la historia reciente
admitió la muerte de los enfermos y de los que no producían, en el nazismo.
¿Por qué no puede repetirse? ¿No habrán de ser que aquellos que se libraron del
infanticidio los que se deshagan de los adultos en tiempo venidero?
→ ¿No
corre peligro la vida del hombre en una sociedad utilitaria?
Es posible, lector
avezado que tú tengas otra lista para sustituir a esta. Y que también otro
pueda reemplazar la tuya, y así muchas veces más. El yerro es parte de lo
humano, pero también posee la sabiduría del sentido común, y quizá, pensándolos
bien hoy podrían evitarle los males del mañana.
Es necesario tomar consciencia de la larva que crece en el huevo que la sociedad está gestando. Después, cuando nazca podría ser demasiado tarde.
Ángel Medina, poeta y escritor español
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