Ven, Señor Jesús
Los arbolitos del parque lucían
descansados y frescos...
Ya no reciben el viento frío y húmedo…
Ya las tardes son largas y serenas… Luminosas…
Franjas rosadas atravesaban el cielo del poniente…
Y por debajo, el celeste intenso con mil y un
reflejos…
Los arbolitos están brotados y verdes… Lucen
bellos y frescos…
La tan ansiada primavera llegó y los acunó
en un dulce y amoroso arrullo… Y los brotó… Y
los reverdeció…
Ahora lucen tranquilos, serenos, apacibles…
Con muchas ganas de renacer y florecer…
Y ser la delicia de los que pasamos cerca y los
vemos…
Con luces rosadas y espléndidas… Al ocaso…
Cuando más lucen con sus ramas verdes y nuevas…
Con sus brotes más frescos y bellos…
Con sus capullos… De futura floración… De futura
fronda…
De futuros nidos que seguramente albergarán,
cuando sus copas crezcan y los puedan cobijar…
Sí: los arbolitos del parque lucían descansados
y frescos…
El reflejo luminoso y bello del poniente lo
cubría todo…
La ancha bocacalle… El lejano horizonte…
Las siluetas alargadas y verdes de los árboles…
El duro trajín del humano, que poco se detiene a
disfrutar
de la belleza que el crepúsculo le ofrece…
El camino de regreso fue sereno y cálido…
El dorado de la tarde había finalizado…
Ahora, en el remoto estar de los arbolitos del
parque,
acunados por la leve brisa que los envuelve…
seguramente
esperan el próximo amanecer… La próxima mañana…
Los futuros nidos que albergarán…
cuando sus copas crezcan y los puedan cobijar…
Por ahora... el arrullo de las palomas... deberá
esperar...
29
Septiembre, 2022
©LILIANA ESCANES, Bahía Blanca, Argentina
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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