SUSURROS
BRAVÍOS
¡Ay eucaliptos
que surcabas el cielo
como un gran barco!
Hoy sé,
por qué te he querido tanto;
al igual que mi alma
al infinito
estabas buscando.
Cuando
desgajaron tu velamen
y te arrancaron los pájaros
que como sirenas,
te estaban acompañando,
hasta el cielo
se angustió tanto
que atragantó un trueno
sin poder
bañarse en su llanto.
¡Ay eucaliptos
que al viento escribías sonsonetes,
que al huracán entregabas tu canto;
que llorabas con las lluvias
y te emocionabas con el rocío
con la lluvia del verano!
Han tronchado tu vida
que surcaba el cielo
como un magnífico barco
mientras murmurabas canciones
y bisbisabas un rosario.
Aterrado, lanzaste
una desesperada letanía
cuando de un hachazo
te guillotinaron.
Hilda Augusta Schiavoni – Inriville,
Córdoba.
MIEMBRO HONORÍFICO DE
ASOLAPO ARGENTINA
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