EL INTRUSO
Amor, la noche estaba trágica y sollozante
cuando tu llave de oro cantó en mi
cerradura;
luego, la puerta abierta sobre la
sombra helante,
tu forma fue una mancha de luz y de
blancura.
Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante;
bebieron en mi copa tus labios de
frescura;
y descansó en mi almohada tu cabeza
fragante;
me encantó tu descaro y adoré tu
locura.
¡Y hoy río si tú ríes, y canto si tú cantas;
y si duermes, duermo como un perro a
tus plantas!
¡Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor
de primavera
y tiemblo si tu mano toca la cerradura;
y bendigo la noche sollozante y oscura
que floreció en mi vida tu boca
tempranera!
Delmira Agustini, (1886-1914). Uruguay
Me seduce la poesía de Agustini
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