BÚSQUEDA
El ciruelo del abuelo
abanicó sus hojas,
se movió como un polluelo
miró el cielo,
y soñó que era un pájaro,
que con alas esmeraldas,
surcaba el espacio.
Cuando las flores
se abrocharon en sus brazos,
perfumó su belleza,
cerró los ojos
y creyéndose mariposa
se abanicó con rumores
desde el amanecer al ocaso.
Luego la Natividad
resonó en el campanario
y él se supo el gran árbol
porque esferas rojigualdas
colgaban de sus manos,
mientras, una estrella curiosa
se reclinó sobre sus ramas.
Fue cuando reluciente y rechoncho
guareció bajo sus gajos
a la mesa puntillosa
iluminada por villancicos y
llena de regalos.
El invierno lo desnudó
y de pronto,
se miró de arriba abajo,
soñó que era un hombre
y quedó desencantado
ya que no podía volar
ni fantasear porque
algo lo aprisionaba
muy abajo
como cuando las pasiones
atan a los humanos.
Entonces abrió los ojos
y supo que quería ser árbol.
Hilda Augusta Schiavoni – Inriville,
Córdoba.
hildaaugustaschiavoni@nodosud.com.a
MIEMBRO HONORÍFICO
DE ASOLAPO ARGENTINA
No hay comentarios:
Publicar un comentario