SIN TITUBEOS
Vistiendo pilchas
paisanas
y montando su
azulejo,
se puede ver desde
lejos
la estampa de un
tal Maidana,
bajo el sol de la
mañana
galopando a campo
abierto,
va escuchando aquel
concierto
que, de trinos y
graznidos,
le van abriendo el
camino
por el pampeano
desierto. -
Una roja
llamarada
va escapando de sus
ojos,
que se prende como
abrojo
de su alma
desolada,
las cartas ya están
tiradas
y por ser un
criollo honrao,
juró ver
desagraviao
su nombre, que una mujer,
le ensució un
anochecer
al verla a otro abrazao. -
Un rancho
destartalao
tirando cuasi a
tapera,
es ande Maidana
espera
cobrarse aquel
entripao,
al verlo medio
tapao
por un cerco e´cina
cina,
maldijo el nombre
e´su china
y al manotear el
facón,
sintió que su
corazón
latía con toda
inquina. -
Hasta el patio se
adentró
dispuesto a cobrar
su afrenta,
y un paisano en
forma lenta
de la cocina
salió,
cuando Maidana lo
vio
le dijo mirando
fiero.
¡hágase a un lao
compañero
que con usted no es
la cosa!,
a menos que en una
fosa
quiera que entierre
dos cueros. -
¡Guarden el fierro,
paisanos!
se oyó gritar desde
adentro,
y cual fiera, en un
momento,
gritó su dolor
humano,
¡desarmen sus
criollas manos!
les dijo ya frente
a frente,
y aquella mujer
ardiente
de pasiones
encontradas,
de una sola
puñalada
rasgó su fecundo
vientre. -
Hoy una leyenda
avala
que Maidana y su
rival,
sin mirarse y sin
hablar
la enterraron bajo
un Tala,
y que a veces, la
luz mala
se detiene
iluminando,
a un carancho
picoteando
sobre esa tumba sin
flores,
bajo un cielo de
colores
que la muerte fue
pintando. –
Adolfo vasco Zabalza, poeta argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE
ASOLAPO ARGENTINA
Me encanta esta historia narrada en poesía. Felicitaciones Adolfo
ResponderEliminarMe encanta esta historia narrada en poesía. Felicitaciones Adolfo
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