Escúchame sembrador
el de las manos callosas,
será tu siembra la honrosa
fecunda flor del amor,
con el frío o el calor
abriste surcos de vida,
donde la frágil semilla
pronto se ha de
transformar
en planta que a no dudar
dará tu flor más querida.
-
También tú podrás sembrar
con ahínco y con fervor,
la semilla del amor,
que hace falta cultivar,
aventa todo pesar
del que vive en orfandad,
abre surcos de amistad
con semillas de honradez,
y de esa forma tal vez
Dios nos dará su verdad. -
Fue Jesús un sembrador
de todo amor sin
fronteras,
y su siembra fue la entera
enseñanza del Señor,
Él también fue agricultor
en su campo celestial,
sembró el bien quitando el
mal
de las semillas terrenas,
y regó a semillas buenas
para darles un buen final.-
Sembradores de alimentos,
sembradores de ilusiones,
siembren también corazones
que latan con
sentimientos,
esparzan a cuatro vientos
la siembra que cosecharon,
y los frutos que lograron
con vuestras manos
piadosas,
serán aromadas rosas
que a la tierra
perfumaron. –
©Adolfo vasco Zabalza, poeta y escritor argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE
ASOLAPO ARGENTINA
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