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sábado, 15 de mayo de 2021

Diario, Carlos Penelas, Buenos Aires, Argentina

 






Imagen de: swimag.com

Diario


No soy escritor pero debo redactar mi biografía, debo contar cosas fundamentales, acontecimientos significativos. Tal vez para el lector resulten palabras vacías, sin sentido, recuerdos absurdos. ¿Obstinación, estupidez? ¿Qué tipo de lector? ¿Emocional y ecléctico, vocacional, medio? Debo desnudar lo que se oculta, aquello que no se dice, esa suerte de hipocresía naturalizada en cada individuo, en cada familia, en cada sociedad. Hablar de cómo ahoga sus gritos, su histeria, la irracionalidad. Como se fue transformando en víctima, en una persona donde la fatalidad ocupó sillones, muebles, sábanas. Y también del desenlace trágico, de la muerte de mi padre, de la amada que volví a encontrar después de quince años en un café de Montevideo, del tedio que me invade. Del insomnio, del incidente infausto de mi tío -el incidente del cual discutí en terapia durante meses-, de mi época de estudiante, de la percepción fantasmagórica de una aldea. No quiero ser desmesurado ni trasmitir odio al hablar de las mujeres que conocí. Deduzco que debería escribir del exilio, de las paredes curvadas, de las plazas, de la imposibilidad de tener hijos, de una carta de mi madre, de aquella foto de la infancia, del olor a manzana en el ropero de una prostituta, de la mirada y sordidez de mendigos durmiendo en la calle, de la trivialidad de mi cuñado. No sé cómo empezar.

Buenos Aires, abril de 2019 

 

©CARLOS PENELAS, poeta y escritor argentino

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


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