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sábado, 4 de julio de 2020

LA CORONA DEL MAL, Adrián Néstor Escudero, Santa Fe, Argentina

Monte Olimpo: Lugar De Los Dioses De La Mitología Griega | Mitologia

LA CORONA DEL MAL

A Ray Douglas Bradbury, en honor a su (turbador)  libro “La Feria de las Tinieblas”…

   Con preciso, acertado phatos, aparece oscureciendo el albor del horizonte, Millenium…
   El orden sería restablecido.
   Millenium, hijo indómito de una virulenta orgía lesbiana de Las Furias (de las Tres Erinias, de las Euménides), carceleras y justicieras frutos de la sangre testicular de Urano mutilado por Cronos, que contaminara en el Principio de La Luz a aquella espléndida, estrellada Noche de Gea, y dadas luego al castigo de los impunes, como diestras criaturas en el manejo del látigo de cuero cual daga vindicante. Un anillo de bronce estampaba la frente de los condenados azuzados a la discordia errante por Megera, y perseguidos luego tanto por el ardor vengativo de Tisifone y la incansable represión, hasta la locura por Alecto, de los corruptos mortales herederos  sin más del Inframundo. Como un siniestro anticipo de lo que les esperaba en el Averno…
   Millenium, descendiente directo del linaje de las Tres Terribles -la daga invisible de Hades- luce gozoso, voraz. Magnífico. Aterrador.   Tiene el paso firme y pausado de un tigre estepario. La cabeza de perro de sus madres, ha mutado… Sin embargo, ha conservado –replegadas- sus alas de vampiro y reemplazado, en su cabeza las serpientes de Medusa, por un genoma y ornamento esponjoso y florido en rosa no precisamente hecho de laureles…
   … Y que ahora surge de entre el bosque apartado del valle del Mundo, derrapado por la todopoderosa, omnisciente y omnipresente presencia de lo imprevisto. De lo mal imprevisto. De lo no previsto. De lo siniestro… Viene como enancado sobre flores y espinas, sobre cielos y tierras, desarticulando esferas y revirando planos. Y el Caos reina a su paso. Ínterin, el buen Dios creador se ha sumido en un sueño de ira, que finalmente –oran los templos del Mundo- trastocará en pascual misericordia paterna, filial y redentora.
   Mas, hasta entonces…

   Millenium… La vista fija en el objetivo y no habrá máscaras, alcoholes o confinamientos sanitarios que lo detengan o sean obstáculo alguno para el festín que supone aquella atractiva ambrosía que se presenta ante sus ojos rojos de ira contra ellos, los desagradecidos, los arrojados del Edén, los humanos…
   Milleniun es el vengador. Y la Corona del Mal se planta en su cabeza torva con los erizos de un veneno mortal. Terrible.
   Millenium es el guardián y espada del Enemigo del Hombre. Presto a cumplir con el desgarro profundo de la tela humana y de su vana y codiciosa existencia...

   Entretanto Caronte, bufón en esa Feria de las Tinieblas, observa…
   Caronte no es el Enemigo del Hombre, sino su sediento, presto, audaz sepulturero.  Para eso ha muerto vivo y ayuda a morir. No es más que un juguete de los dioses, así como el eco febril y nauseabundo de sus cruentos juegos de azar…  Y desde su barca observa lo que acontece a la orilla del Mundo… E intenta adivinar cómo esa nueva criatura engendrada en las esquinas retorcidas de la genética de Natura, hembra hija de Gea y Cronos, se aproxima a ellos, los penitentes, con la cautela que su instinto indica, y para devorar la carne y los huesos de a quienes sobra -en licenciosa, lasciva humanidad- y, a él, disciplinado cancerbero de lo aciago, falta… Aún así, despojado de todo vestigio lujurioso, el invisible espíritu que lo anima, hace estremecer la esquelética figura erguida que se apoya, intrigada, sobre la proa de una siniestra embarcación marítima…
   Entonces creo comprender, tras una ágil maniobra, que el corsario de la Muerte, el ministro de la Muerte, alentando con un sutil y amargo soplo el esplendor del velamen que empuja su barca de huesos sin tumba, sí, creo comprender, que esa gran vela que agita su inanimado suspiro, es como un gran Sudario saludando desde la mansa corriente del Aqueronte impulsada hacia el mar Jónico, la pandémica llegada de una tormenta trémula de llantos y rechinar de dientes agitada a sus espaldas agitada a sus espaldas, cual profético diluvio noélico …

   Y estaba (está) claro: Millenium, el hambriento virus de la civilización telemática alumbrada en el tercer milenio del calendario humano, había agitado, en su macabra testa, la Corona del Mal con que fuera ungido por los dioses para una tarea sin piedad… Apocalíptico y firme, su artera polución venenosa sería implacablemente derramada…
   “Madres, todo se ha cumplido”, dijo.  Y el orden, fue restablecido.

©ADRIÁN NÉSTOR ESCUDERO, poeta y escritor argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
  
  





1 comentario:

  1. "Juguetes de los dioses a las orillas del mundo"
    Y yo me coso pensamientos
    para no arrancar mi piel
    por las mentiras que florecen
    atacando sentimientos...

    Gracias Adrián por el envío, Muy bueno.

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