EL GESTO NECESARIO
Los
de Monteviejo siempre se habían enfrentado con los de Saucelito. Se decía que
la guerra entre los dos pueblos vecinos ya había cobrado muchísimas vidas.
Aquella noche ardió una casa en Monteviejo. Mientras las
llamas crecían y el humo invadía todos los rincones del pueblo, los monteviejinos
comenzaron a juntarse en las calles portando antorchas encendidas. Estaban
dispuestos a atacar Saucelito, ya que seguramente esos malditos habían
comenzado el incendio.
Pero de entre las sombras nocturnas surgió de pronto
José, que venía corriendo desde Saucelito portando un balde con agua en las
manos. Sin dudar, pasó entre la multitud enardecida para arrojar el agua sobre
el incendio.
Corriendo detrás de José fueron apareciendo otros
saucelitences que arrojaban su agua sobre la casa monteviejina que ardía. Hasta
que los monteviejinos reaccionaron, tiraron las antorchas y buscaron, ellos
también, baldes con agua.
Entonces, saucelitences y monteviejinos unidos, lograron
apagar el fuego.
Después se abrazaron, rieron y lloraron, todos juntos.
Y comenzaron a prosperar, felices.
©JORGE ARIEL REDINI, poeta y escritor argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE
ASOLAPO ARGENTINA
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