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sábado, 9 de marzo de 2019

ACERCA DE LA POESÍA, Luis Alposta, Buenos Aires, Argentina

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Imagen de: Los Andes



ACERCA DE LA POESÍA

            Que de “médico, poeta y loco todos tenemos un poco” es algo cada vez más evidente a la luz de la medicina, sobre todo si sustituimos la palabra loco por neurótico y aceptamos que para dejar de ser neurótico hace falta ser creador.
            Y poesía es poiesis, que en griego significa creación.
            El mito fue la primera poiesis, y en la mythopoiesis, que es la división celular, está el primer gran acto poético de la vida.
            Y la poesía también es magia. Una transfiguración de palabras y una combinación de sonidos que despierta en nosotros sortilegio y comunicación.
            El mejor poema, según Dylan Thomas, es aquél en el que están los trozos del “mágico accidente de la iluminación”, y esa iluminación sólo se da en los niños, en los locos y en los poetas.
            La poesía es algo tan elemental, que hasta puede prescindir de la definición.
            Es algo que se siente, y punto.
            Pero en tren de buscar una aproximación, digamos de ella que es algo tan simple como el despertarse a la mañana, tan dramático como el estar vivo y tan importante como el poder contarlo. Es el sentimiento puesto a escoger y capturar palabras, para luego liberarlas en el poema y emocionarnos. Es hacer letra de una emoción.
            La poesía es una amalgama de silencio y palabra, elaborada con un fin trascendente.
            Es un nombrar las cosas como si se las viera por primera vez.
            Es síntesis y simplificación, buscando ocultar las cosas, transfigurándolas. La poesía es la taquigrafía del alma.
            El “síntoma” de un auténtico poeta es contar algo que nadie ha contado, pero que no es nuevo para nosotros. Es revelar y redescubrir: develar la poesía que todos llevamos dentro.
            Es reminiscencia y plagio del lector. Es un mensaje lanzado al mar en una botella; es la carta de un rey, como en el poema de Tagore que escuché por primera vez en boca de mi madre.
            Poesía es eufemismo, es eludir el nombre cotidiano de las cosas; es mostrar el otro lado de la luna; es recrear mágicamente un objeto.
            Es rejuvenecer al modo de Fausto, y es la demostración de que lo más vil tiene también su logaritmo astral, su perfil poético.
            Es la que le da existencia al poema como el alma al cuerpo, dándole significación y sentido poético. Un sentido poético que no puede ser separado de la forma verbal a la que anima.
            Forma verbal, o sea, palabras que, a veces, se presentan integrando frases de uso común. Pero que, sin embargo, en conjunto, y por la forma de haber sido dispuestas en el poema, constituyen algo extraño al uso común. Que no han sido utilizadas para que, simplemente, describan o informen acerca de algo. Que están allí, en el poema, por otro motivo. Que están allí para integrar imágenes, puestas y dispuestas por alguien que, fundamentalmente, debe estar habitado por el júbilo de la palabra. Y ese es el poeta.
            Los objetos nos evocan su nombre, que es una palabra, y a través del poeta son las palabras las que pueden evocar a los objetos.
            En síntesis, concluyo: la poesía es una emoción que se busca expresar “como para regalo”.

©LUIS ALPOSTA, poeta y escritor argentino
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA





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