Imagen de: reiki . cris gómiz
MINOTAURO
Una indecible saciedad de
nada
corroe los perfiles del
silencio
y me quema,
con la saña asesina de los
tiempos,
la pureza del verbo. Si me
atrevo
a levantar en tímida
protesta
tan siquiera una mano,
restalla el nervio
enceguecido en sus fibras
más siniestras,
bordando delirantes,
depravados,
cardenales de acero.
Emprendo nuevamente el
laberinto
y presuntuoso el hilo
dejo,
mas la bestia a horcajadas
sobre el mismo
llena de ulceraciones el
camino del regreso
y me contempla mirando
desde adentro,
y ríe por mi cuerpo,
cuando me ve arrastrar,
infame y lírico,
por las notas de sórdidos
reflejos,
las manos impacientes y
medrosas,
los labios hinchados y
resecos,
y llega al paroxismo
su magistral versión del
unicentro,
en el momento en que
confieso
mi pobre humanidad, mi
desastroso miedo,
el valor de mi afrenta,
la bestia que me mira
desde adentro.
©JERÓNIMO CASTILLO, poeta y escritor puntano
MIEMBRO HONORÍFICO DE
ASOLAPO ARGENTINA
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