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SINO
Meditaba
un anciano peregrino
ante el efluvio
de un árbol amanecido:
-Si son libres las flores,
para derramar su perfume
por todos los caminos,
¿por qué estará prisionero
el Hombre de su destino?
Un ruiseñor que libaba
del almíbar encendido,
dejó sus abluciones
y murmuró entre trinos:
- Porque,
tú eliges los senderos
y ellas,
captan el Orden Divino.
©HILDA AUGUSTA SCHIAVONI, poeta y escritora argentina
MIEMBRO HONORÍFICO DE
ASOLAPO ARGENTINA
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