YO NUNCA ESTUVE ALLÍ, NUNCA
Siempre estuve al otro lado
de los señores de la guerra.
Nunca gané nada con ellos,
ni con sus armas,
ni con el comercio de los seres desesperados.
Siempre me coloqué al otro lado
de los intereses que sólo siembran sangre.
Arranqué en cuanto pude el germen del odio
para que no fructificará en mi descendencia.
Yo nunca estuve allí, nunca,
pero a mis padres los reclutaron
y los colocaron y les dieron insignias y consignas,
banderas e ideales.
Y la guerra les tatuó dolorosamente el alma
y ocuparon un bando
sin apenas darse cuenta.
Ellos que sólo querían quererse en paz...
El torbellino sanguinario de la guerra
los arrastró y los lanzó al vacío
donde se perdieron
durante tres largos años de ignominia.
Yo nunca estuve allí, nunca,
porque tuve suerte
y nací cuando mi pueblo estaba
cerrando grietas, lamiendo heridas,
sanando cicatrices.
Yo nunca estuve allí, nunca.
Es verdad que no tiré ninguna piedra,
que no me posicioné hasta la irritación o la ira,
que no masacré, desprecié ni vejé
de alguna manera al otro,
al diferente, al de otra raza,
al de otro pensamiento.
Yo nunca estuve allí, nunca.
Pero ¿Es acaso verdad que nunca hice la guerra?
¿O solamente es cierto que tuve el privilegio
de no haber estado en el ojo del huracán,
de no haber tenido la tentación del poder sobre los otros?
Yo nunca estuve allí, nunca
y no quiero estar jamás
cerca de las ominosas máquinas
que se alimentan de fobia y prepotencia
y producen sombras sin sueños ni futuro,
vagabundos sin patria,
muerte y siempre muerte,
destrucción y más muerte.
No, yo nunca estuve allí, nunca.
GLORIA NISTAL - Madrid, España
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
Siempre estuve al otro lado
de los señores de la guerra.
Nunca gané nada con ellos,
ni con sus armas,
ni con el comercio de los seres desesperados.
Siempre me coloqué al otro lado
de los intereses que sólo siembran sangre.
Arranqué en cuanto pude el germen del odio
para que no fructificará en mi descendencia.
Yo nunca estuve allí, nunca,
pero a mis padres los reclutaron
y los colocaron y les dieron insignias y consignas,
banderas e ideales.
Y la guerra les tatuó dolorosamente el alma
y ocuparon un bando
sin apenas darse cuenta.
Ellos que sólo querían quererse en paz...
El torbellino sanguinario de la guerra
los arrastró y los lanzó al vacío
donde se perdieron
durante tres largos años de ignominia.
Yo nunca estuve allí, nunca,
porque tuve suerte
y nací cuando mi pueblo estaba
cerrando grietas, lamiendo heridas,
sanando cicatrices.
Yo nunca estuve allí, nunca.
Es verdad que no tiré ninguna piedra,
que no me posicioné hasta la irritación o la ira,
que no masacré, desprecié ni vejé
de alguna manera al otro,
al diferente, al de otra raza,
al de otro pensamiento.
Yo nunca estuve allí, nunca.
Pero ¿Es acaso verdad que nunca hice la guerra?
¿O solamente es cierto que tuve el privilegio
de no haber estado en el ojo del huracán,
de no haber tenido la tentación del poder sobre los otros?
Yo nunca estuve allí, nunca
y no quiero estar jamás
cerca de las ominosas máquinas
que se alimentan de fobia y prepotencia
y producen sombras sin sueños ni futuro,
vagabundos sin patria,
muerte y siempre muerte,
destrucción y más muerte.
No, yo nunca estuve allí, nunca.
GLORIA NISTAL - Madrid, España
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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