Giacomo Girolamo Casanova de Seingalt nació en Venecia en 1725 y murió en el Reino de Bohemia en 1798. Ya retirado de sus andanzas por buena parte de Europa, donde se destaca a sí mismo como irresistible seductor de las más bellas mujeres, desempeñó el cargo de bibliotecario y aprovechó esos años de quietud para escribir sus asombrosas memorias. En esas historias, don Giacomo, además de intrépido y divertido, nos permite a través de sus testimonios conocer la vida cotidiana del siglo XVIII; aunque en virtud del mundo que frecuentó, estas refieren principalmente a las banalidades de la clase dominante de aquella época.
Bilingüe,
devoto de la cultura de Francia, Casanova escribió sus memorias en ese idioma
con el título original de Histoire intimes de Jacques Casanova de
Seingalt, le grand séducteur vénitien. Y acaso
estuvo lejos de imaginar que sería precursor y exponente de un género literario
non sancto, divulgado tardíamente un centenar de años después; eso sí en versiones
censuradas e incluidas en el índice de libros prohibidos de casi todo el mundo.
Sin embargo, la edición que se considera más fiel al manuscrito original (salvo
cuatro capítulos que se han dado por perdidos), se difundió recién en 1960 y es
conocida como la edición Brockhaus-Plon, que no demoró en
traducirse a diversos idiomas y en algunos casos en lograr éxitos de venta.
En
2010, la Biblioteca Nacional de Francia compró el manuscrito
original por 7 millones de euros a un familiar del editor Friedrich Arnold
Brockhaus, para conservarlo en Paris como un tesoro literario, haciéndolo
accesible a través de la Biblioteca Digital Gallica. Lo cual
hizo que no se demorara una traducción española a cargo de Mauro Armiño,
publicada por Ediciones Atalanta. Brillante traductor, Armiño ganó
ese mismo año el Premio Nacional a la mejor traducción. Superadas
luego las trabas impuestas por la censura, las célebres memorias de Casanova se
reeditaron en otros países vertidas a distintos idiomas y hoy circulan
libremente.
En
nuestro tiempo, Las Mémoires de Casanova son consideradas como
el cuadro más completo de las frívolas costumbres de la sociedad del siglo
XVIII, minuciosamente detalladas por su pluma ágil y convincente; aunque
algunos las consideran incompletas, pues el autor se detuvo en demasiados
hechos acontecidos entre 1774 y 1778, donde narra de forma realista sus viajes,
aventuras y conquistas amorosas por casi toda Europa. Excelente prosista, con
una envidiable capacidad descriptiva, Casanova lo hace de un modo amable, con
un tono entre ligero, irónico y divertidamente desvergonzado. Por esa época de
madurez, ya en sus años de declive, el aventurero escritor, sabiamente
retirado, cumplía (como señalamos) la función de bibliotecario en el castillo
del conde Waldstein en Bohemia, uno de sus admiradores y benefactor.
En
1982, el director de cine Ettore Scola, principal representante de la “commedia
all'italiana”, logró en escena, con Marcello Mastroianni como protagonista, la
mejor personificación de don Giacomo Casanova en el filme La Nuit de
Varennes, una película dramática franco-italiana que cuenta la historia de
un encuentro entre Restif de la Bretonne, el famoso pornógrafo francés y un ya
retirado Casanova. Ambos, como temerarios curiosos viajan en un carruaje que
va, con pocas horas de demora, detrás del que lleva hacia la guillotina al rey
Luis XVI acompañado por María Antonieta en su huida hacia Varennes, durante la
Revolución Francesa.
En
lo personal, y como apasionado del cine, me permito comparar al impecable
Casanova compuesto por Marcello Mastroianni con el personificado por Donald
Sutherland en la famosa película Casanova, de Federico Fellini,
donde una excesiva ficción aleja a Sutherland del personaje real. Por
consiguiente, si uno imagina como fue nuestro literato seductor, no duda en
inclinarse por el que lograra el gran Marcello en el filme de Scola.
Pero
volvamos al siglo XIX cuando el manuscrito de las memorias fue vendido al
editor alemán Brockhaus, quien encargó su edición a Jean Laforgue, que además
de corregir el estilo (sin duda plagado de italianismos), reacomodó el texto,
que era extensísimo, y lo adaptó al gusto prerromántico de la época;
obviamente, tomándose las atribuciones de la censura impuestas en algunos
pasajes que se consideraban al texto demasiado impúdico. La edición española se
corresponde con la edición definitiva, y tengo en mis manos la publicada
por Atalanta en 2010, protegida en un estuche que contiene los
dos volúmenes Historia de mi vida y Los últimos años
de Casanova, el agregado de Joseph Le Gras y Raoul Vèze. Edición
distinguida, como ya señalé, con el Premio Nacional a la mejor
traducción, realizada por Mauro Armiño.
Mucho antes, en 1929, los devotos de Casanova (o casanovistas, como se los llama) publicaron en París el volumen que recoge todo cuanto Casanova no nos contó en sus memorias desde su llegada a Trieste en 1773, hasta el día de su muerte el 4 de junio de 1798. Es así que Las Mémoires de Casanova constituyen el cuadro más completo y detallado de la sociedad del siglo XVIII, una genuina autobiografía de ese periodo. Probablemente ningún otro hombre haya dejado un testimonio tan sincero de su existencia, ni haya tenido una vida tan rica, amena y literaria junto a los más destacados personajes de su tiempo.
Sin
embargo, la historia sigue siendo mezquina con el confesional Casanova y casi
subestimándolo; de manera que lo registra como un aventurero, libertino,
historiador, diplomático, violonchelista, matemático, bibliotecario y agente
secreto italiano. Y, casi graciosamente, como hermano de los cotizados pintores
Giovanni Battista Casanova (1730-1795) y Francesco Casanova (1727-1802),
habiendo todavía quienes lo consideran como un mero y vulgar arquetipo del
libertino seductor, del que se han contabilizado 132 conquistas amorosas, que
baten todo récord, sin tener casi en cuenta que fue uno de los máximos
escritores e historiadores de Europa. Como suele suceder, lo frívolo y
superficial casi siempre se impone sobre el auténtico talento.
ROBERTO ALIFANO - Buenos Aires, Argentina
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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