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sábado, 21 de enero de 2023

EL ÚLTIMO LIBRO – Luis Porter – Argentino de origen, mexicano por naturalización. En la actualidad, reside en Canadá.










Mauricio Porter

Hoy quiero recordar a mi abuelo Mauricio Porter que, junto a su hermano Jacobo, en el año 1918, en la Av. Entre Ríos 1583 instalaron una imprenta que llegó a hacer historia publicando a muchos autores argentinos, como puede constatarse con solo poner en Google “Talleres Gráficos Porter Hnos”, en la que fueron convocados escritores, tanto del grupo de Florida como de Boedo y en la que se imprimía la Revista Martín Fierro. Una imprenta en la que mi abuelo me llevaba a caminar entre los linotipos y las impresoras que hacían un gran ruido, que él comparaba con la de la lluvia sobre los adoquines en un día de tormenta. Eso me decía, y entonces esas máquinas que parecían que se desarmarían en cualquier momento, se convertían en instrumentos musicales que yo, siendo un niño, disfrutaba como si me encontrara escuchando un concierto.  

 

EL ÚLTIMO LIBRO

 

Abuelo, entremos a tu imprenta 

quiero volver a caminar por esa nave inmensa 

mirar los linotipos que hoy son letra muerta

y dejar que me aturda el ruido de la prensa.

 

Quiero sentarme en tu sillón de cuero

hundirme en su almohadón mullido

leer el diario igual como tú hacías,

y hacer de cuenta que soy muy entendido.

 

Quiero leer los libros de tu imprenta

escritos por amigos conocidos

recitados por hombres italianos

Fulginiti, Betinoti, payadores hermanos.

 

Dile al poeta Tallon que venga

y nos cuente el destino del sapito

que escondido cantaba glo-glo-glo,

recuerdo que soñaba que volaba, 

- ¡quién sabe! - nos decía, 

batiendo sus brazos como un ave. 

 

Invita a Enrique Banchs 

el silencioso poeta que se hizo árbol

hombre que tenía lo que la rama tiene

aunque creía que no hay flor que vuelva 

y que la vida duraba solo un día,

dile que nos acompañe con su melancolía.

 

¿Y aquel poeta marinero que letras derramaba

inundando la sala con palabras? 

quiero escuchar como suena en el oído 

su manantial de versos cristalinos,

 

¿recuerdas? Héctor Pedro Blomberg

el que enseñaba inglés aquí en la imprenta:

se enamoró de una chica japonesa

le dedicó su poesía persuasiva, 

blanda como el agua en donde hundía 

letras de molde, mayúsculas, cursivas.

 

Veamos juntos la portada

de “La calle del agujero en la media”

invítame a esa ciudad desconocida, 

que sin embargo es parte de mi vida.

 

Mira como escurren de las páginas 

y llenan las repisas de versículos

páginas diáfanas y húmedas que brotan 

desde la profundidad de los capítulos,

mira como desbordan entre huecos,

consonantes, vocales, tildes, ecos. 

 

Convoca a José Pedroni, el que nació en Esperanza

y escribía en la arena palabras que inventaba  

Felisa se llamó su madre, era callada, 

su poesía estaba escrita en casa, 

en ella mostraba una laguna, un campo,

y al fondo un tren que pasa...

 

Vente abuelo, vamos a seguir buscando 

hasta encontrar aquel libro, 

el postrero, el que apagó los linotipos 

y acabó con los ruidos, 

tu y yo, abuelo y nieto, busquemos

hoy que te ves dicharachero  

con tu saco de lino y tu sombrero.

 

©LUIS PORTER, Canadá


1 comentario:

  1. Hermoso relato, donde el tiempo no existe. Felicidades!!!

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