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COINCIDENCIAS E INCIDENCIAS
Es notorio que nuestras vidas están surgidas de coincidencias y en ellas, unas fechas se repiten de forma inexplicable, como puede ser para mi, el mes de marzo que una vez transcurrido, y dejando un cierto tiempo para la reflexión, vuelven a la mente acontecimientos más o menos importantes que han ocurrido por las mismas fechas.
Fue en marzo de 1953, cuando mi abuela
arropaba a su marido moribundo con poca dulzura. “yo creía que me querías”, le
dijo el abuelo. “Más te he querido yo a ti, que tu a mi”, repuso la abuela,
ante una niña que todavía no había cumplido los diez y que aquellas palabras
golpeaban su infancia y la colocaban de facto en la adolescencia, ya que
siempre había pensado, que sus abuelos eran de la familia. Nunca supuso que en un
tiempo ya lejano, eran dos personas de diferentes familias que habían decidido casarse
y formar una familia, que habían tenido seis hijos y todo lo que vino después.
No, no acababa de entender y esa situación
era como un golpe que la ponía, de repente ante la cruda realidad, que el
abuelo se moría y que no había nada qué comer.
Algunas veces nos pasa que descubrimos
cosas y, o personas interesantes cuando están finiquitadas o en lo concerniente
a las personas, están muertas, es el caso del escritor y pensador francés André
Gulcksmann que nos habla de Voltaire el escritor y filósofo francés y en sus
apuntes nos vuelve a ese frustrado Paris del 68, añadiendo algunas máximas de
Voltaire como: “No me gustaría ser feliz a condición de ser idiota” “Los que
creen que el dinero lo es todo suelen hacer de todo por el dinero”
Verdaderamente sorprendente que un
pensador del siglo XVIII, que vivió 84 años, nos pueda asombrar con sus
máximas, que al día de hoy siguen en total vigencia.
Así que el libro de Gulcksmann “Voltaire
contraataca”, “un alegato contra el optimismo de los dogmáticos” sera muy
interesante, por eso decía que muchas veces se llega tarde descubriendo a pensadores
y cosas o proyectos relevantes. Se dice de este autor que fue maoista, después
renegó y tuvo todo un abanico de preferencias y de desprecios ideológicos
también.
Dice una máxima que “El que a los veinte
no es revolucionario, no tiene corazón, pero el que continua siendolo a los
cincuenta es que no tiene cabeza”. Será verdad y me pregunto que pasa con los
que quieren serlo diez o veinte años después.
Bueno a ver cómo se sigue siendo
revolucionario después de los cincuenta y sesenta cuando ya la moda de las
revoluciones, viendo el panorama de abatimiento, ha pasado, ha prescrito como
dice algunos.
©SALOMÉ MOLTÓ, poeta y escritora española
MIEMBRO
HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
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