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sábado, 13 de marzo de 2021

MUJERISMO Y VARONISMO, César Tamborini Duca, León, España

 











Imagen de: revistalaocaloca.com


MUJERISMO Y VARONISMO

 

Hay una cosa que no entiendo (no es burla, lo digo en serio). En estos días, patrocinando el próximo Día de la Mujer (¿por qué, acaso no lo son los demás días?) aparece en la pantalla del televisor una manifestación con un gran cartel desplegado, el mayor de todos, que dice “Sexo no es Género” y yo me pregunto qué quiere decir y no lo comprendo ¿los que lo armaron, pensaron que renacían como nuevos filósofos?

Respeto y me parece lógica la IGUALDAD de oportunidades y derechos de la mujer respecto al varón, y hay muchos ejemplos cumpliendo estos requisitos. Yo no soy machista, pero una cosa es la igualdad de oportunidades entre ambos sexos, y otra cosa es que la mujer sea igual al varón. Es una bendición que no lo sean, ya que son mejores en muchas cosas, así como el varón es mejor en otras (ojo, sin particularizar).

Pero la cuestión viene dada por el idioma, que siempre fue algo hermoso y lo quieren transformar en algo aberrante, para mí sin sentido, como pretender que una vocal terminal determine si alguien es varón o mujer. Inclusive desde el nombre del individuo, y tengo un ejemplo claro en una de mis hijas, Andrea, nombre propio de mujer en Argentina; sin embargo los familiares itálicos se maravillaban que una mujer llevara ese nombre (porque en Italia, es nombre masculino, lo cual nos indica también que el sexo no está reñido con el costumbrismo). Y es el idioma clásico, o la fuerza de la costumbre en la lengua lo que hizo perseverar nombres que no tienen nada que ver con discriminación de sexos. Y doy un claro ejemplo con mi profesión pues a mí me resultaría burlesco si alguien al dirigirse a mi persona se expresara como “el dentisto”. Tenemos entonces un claro ejemplo que no es el sustantivo sino el artículo lo que determina el género; mismo ejemplo que podríamos aplicar a “el policía” fulano o “la policía” mengano. ¿Disminuye en algo mi ‘varonismo’ porque la vocal final en la palabra que determina mi profesión, termine en “a”? Solo de pensarlo, suena ridículo. Intencionalmente usé el término “varón” y no “hombre”. Porque hombre se refiere a la ‘especie’ (la especie humana, dentro de la cual se encuentran las mujeres y los varones), es una palabra que –en realidad- no designa el género sino a la humanidad, el “homo sapiens”. Porque si en un discurso un dirigente se expresa “hombres de mi tierra” es como si dijera “humanos de mi tierra” lo cual engloba a varones y mujeres; solo que el uso, la costumbre le ha dado un valor peyorativo que induce a un complejo de inferioridad a personas susceptibles.

Filosóficamente, gramaticalmente, decir “hombres y mujeres de mi tierra es redundante e injusto, pues para ser válido hasta las últimas consecuencias que inspiran los que preconizan el cambio en el lenguaje, lo justo sería entonces decir: “hombres varones y mujeres de mi tierra” lo que llevaría, si nos atenemos a esto, a una engorrosa, interminable modificación de las frases, lo cual no solo es innecesario sino que enturbiaría la belleza de la lengua.

En definitiva y para entendernos: “varón”, “mujer” son las palabras que designan el género. En cambio “hombre” determina la especie “homo” dentro de la cual se encuentran los dos géneros, femenino y masculino – mujer y varón. Quede claro, entonces, que la palabra “hombre” no es excluyente; por el contrario es inclusiva, como podemos apreciar con otro ejemplo: si decimos “el hombre es un ser racional” ¿no se sienten acaso, incluidas las mujeres tanto como los varones? Es obvio.

Amo a las mujeres, las mujeres son maravillosas y valiosas y… ¡ojalá no dejen de ser mujeres!

 

 ©CÉSAR TAMBORINI DUCA, poeta y escritor argentino

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA  


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