Historia
- 09:08
3/08/1492, COLÓN INICIA SU ENIGMÁTICO PRIMER VIAJE A TRAVÉS DEL ATLÁNTICO
Reina Isabel, la católica
¿Qué papel tuvo la
Orden Templaria en la travesía de Colón? ¿Por qué no llevó ni un solo
sacerdote, pero sí embarcó un traductor de hebreo? Antonio Las Heras responde
esas y otra preguntas en esta investigación.
El viaje
inicial a través del Océano Atlántico que inicia Cristóbal Colón,
desde el Puerto de Palos, en la madrugada de aquel 3 de agosto de 1492,
se encuentra –aún– rodeado de enigmas.
¿Por qué
todas las velas de las embarcaciones lucían la cruz de la Orden de los Pobres
Caballeros de Cristo y el Templo de Jerusalén, más conocida como la Orden
Templaria? ¿Debido a qué las naves zarpan en plena madrugada, antes de la
salida del Sol, lo que era absolutamente inusual en aquellos tiempos? ¿Cómo es
posible que no hubiera en ninguno de los tres navíos un solo sacerdote y sí un
traductor de hebreo? ¿Pensaba Colón que se dirigía a las Indias… o tenía
certeza de que marchaba hacia el Nuevo Mundo? ¿Hubo causas geopolíticas que
obligaron a un “descubrimiento oficial” de América?
Es difícil afirmar sí el Almirante tenía certeza sobre a dónde se dirigía en verdad o si, como fue publicitado por siglos, estaba convencido que llegaría –por un camino diferente– al Extremo Oriente; más precisamente a la India. Se ha hecho hincapié en que como el paso habitual hacia aquellos lares estaba cortado, afectando en grado sumo al comercio, hubo que encontrar una nueva ruta. Los estudios demuestran que hubo otra razón mucho más importante por la cual los Reyes Católicos sostuvieron la operación y Colón consiguió el necesario financiamiento para hacerlo. Asunto éste que aun sigue en controversia. ¿Quiénes pusieron realmente el dinero para que Colón pudiera concretar su hazaña?
Colón y su conocimiento sobre los Templarios
Lo concreto
que acontecía en Europa hacia fines del siglo XV es que numerosos y eximios
navegantes hacían viajes “secretos” a lo que fuera, luego, denominado “Nuevo
Mundo” contando con mapas que pasaban de mano en mano y a los que sólo
los “iniciados” tenían acceso. De manera tal que se avecinaba el momento en que
algún intrépido decidiría develar el secreto, clavar bandera en aquella tierra
y presentarla como propia. No cabía otra cosa para España y Portugal
–principalmente– que realizar el “descubrimiento oficial” de América en acuerdo
con el Sumo Pontífice. De allí que es muy probable que el Almirante ni siquiera
tuviera idea que marchaba hacia tierras oficialmente desconocidas así como que
haya sido utilizado por Isabel y Fernando con tal objeto.
No somos
pocos los investigadores que pensamos que Colón puso la cruz templaria
en las velas de las tres naves por que estaba seguro que la Orden había llegado
siglos antes a América y que los nativos reconocerían a dicha cruz como el
regreso de gente amiga. Hay pruebas -inclusive en el noroeste argentino– de
la presencia templaria durante el siglo XIII.
Sucesos
extraños ocurrieron antes de la partida. Lo usual en estos casos, cuando la
tripulación se hallaba a punto de iniciar un viaje prolongado, era que
permanecieran hasta último momento con sus seres queridos y embarcar cuándo se
estaba a punto de soltar amarras. En este caso especial, no fue así. El
Almirante ordenó que todos los hombres estuvieran en las naves antes de las
once de la noche del 2 de agosto. Empero no partió hasta iniciada la madrugada
del 3 de agosto. En persona atendió que ésta orden fuera cumplida sin
excepciones.
Imposible
no asociar que a medianoche del 2 de agosto comenzaba a regir el decreto de los
Reyes de España por el cuál ningún judío podía permanecer en su territorio. El
mismo cazador de nazis Simón Wiesenthal, se ocupó en detalle de
esto plasmándolo en el libro “Operación Nuevo Mundo. La misión secreta
de Cristóbal Colon.”
El decreto
real ponía como fecha final de partida de los judíos que no se hubieran
convertido al catolicismo el 31 de julio de 1942. Mas por razones que se
desconocen– la reina concedió una prórroga hasta el 2 de agosto inclusive.
Justo el día que el calendario hebreo marcaba “el gran día de duelo de Israel,
el 9 Ab, aniversario de la segunda destrucción del templo de Jerusalén.” (2.-)
Las tres carabelas con las que Cristóbal Colón realizó su enigmática travesía
Sin sacerdote, pero con un traductor de hebreo
Desde que
se ocuparon los historiadores del tema de este viaje fundacional, advirtieron
una llamativa ausencia: ni en la Pinta, ni en la Niña, ni en la Santa
María fue embarcado un solo sacerdote. Difícil entender que Isabel y
Fernando, conocidos como los Reyes Católicos, aceptaran tal cosa. Pero así fue.
Ningún clérigo en esa travesía. En cambio, si embarcó Luis de
Torres a quien –por lo usual– los escritos se refieren como
“intérprete de Cristóbal Colón en su primer viaje.” ¿Intérprete de qué? ¿En
cuál idioma era diestro Luis de Torres, a quien en Alcalá de Henares recuerda
hoy una calle y en Bahamas dos sinagogas tienen su nombre? Pues hablaba hebreo.
Y se trataba de un judío que se había convertido –como hicieron tantos otros–
al catolicismo poco tiempo antes.
Algunos
investigadores afirman que era un rabino; pero esto parece no ser cierto a más
que el documentado y minucioso libro de Wiesenthal tampoco señala tal cosa.
Las causas
por las que el Almirante embarcó a Luis de Torres como traductor de hebreo a
llevado a interesantes debates. Quienes dan una respuesta moderada señalan que
como en los relatos de Marco Polo se indica que en el Extremo Oriente hay
grupos que hablan hebreo, se consideró necesario contar con un traductor
eficaz.
Los más
osados piensan que fue embarcado alguien que hablara este idioma con destreza
ante la posibilidad de hallar descendientes de las tribus perdidas de Israel;
hipótesis sostenida por quienes consideran que Colón tenía perfecto
conocimiento de que las naves ponían proa hacia un Nuevo Mundo.
Luis de
Torres fue uno de los 39 hombres que quedó en el asentamiento La Navidad
fundado por Colón en la isla La Española. Allí murió en 1493. Interrogantes que
aún permanecen cinco siglos después… y que, tal vez, continuarán por siempre.
(1.-)
Wiesenthal, Simón. Operación Nuevo mundo. La misión secreta de Cristóbal
Colón.” Aymá Editora. Barcelona, España, 1973
(2.-)
Wiesenthal, S. Pág. 171
ANTONIO LAS HERAS – Buenos Aires,
Argentina
MIEMBRO
HONORÍFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA
Antonio Las Heras es doctor en Psicología
Social, historiador y filósofo. “Masonería en la Argentina: Enigma, secreto y
política”, es su más reciente libro.
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