ACERCA DE DOS PALABRAS DE ORIGEN ÁRABE
Así como el italiano es parte importante
del fangote hereditario que ha recibido el lunfardo, el árabe
sorprende por su escasa o nula contribución al mismo.
Dos palabras, tan sólo dos palabras que, aunque no comienzan, precisamente, con la sílaba "al" -como almohadón, alazán o aljibe- ni son lunfardas, han encontrado una feliz acogida en las letras de tango, en la literatura popular y en la parla nuestra de cada día. Dos palabras con tal fuerza expresiva y carga afectiva que, al parecer, han servido para que la inmigración de raíz árabe se desentendiese luego de aportar lo suyo a nuestro lunfardo. ¡Para qué más! Si con dos palabras basta. Y esas palabras son: arrabal (del ár. hisp. arrabáḍ, y este del ár. clás. rabaḍ) y barrio (del ár. hisp. *bárri 'exterior', y este del ár. clás. barrī 'salvaje').
El Arrabal Amargo al que le cantó Gardel y el
barrio, lugar en el que se comienza a gestar una especie de segunda
nacionalidad que tarde o temprano sacamos a relucir. Una nacionalidad sin
documento que, aunque para algunos no sea más que un simple accidente, y para
otros un motivo de orgullo, no por eso deja de ser para todos un destino.
Arrabal y barrio, dos palabras de origen árabe, tan árabes como el nombre de Selim Hassam, que fue el padre de Yatasto.
BARRIO
Barrio que fuiste mundo de mi infancia,
con baldíos y casas que se han ido
Qué importa ver las calles que antes viera
y dar los mismos pasos que ayer diera,
si en el gris del asfalto está el olvido.
Cuadriculado mundo de mi infancia,
con mil cosas que han sido y hoy evoco.
Aquél de las bolitas, el balero
y el picado en las tardes de potrero.
Ya no sos el que fuiste, y yo tampoco.
LUIS ALPOSTA – Buenos Aires, Argentina
MIEMBRO HONORÍFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA
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