VICTORIA OCAMPO, UN PERFIL POCO CONOCIDO
A 134 años de su nacimiento
Lo espiritual, lo paranormal…
Innecesario presentar a Victoria Ocampo: la escritora, traductora,
viajera incansable, creadora de la revista y editorial Sur, primera mujer
miembro de la Academia Argentina de Letras, directora del Fondo Nacional de las
Artes, vinculada a tantas personalidades de la cultura y la política de todo el
mundo. Empero, hay un perfil de esta notable personalidad muy poco conocido.
Nos referimos a su interés por la espiritualidad y los temas que hoy conocemos
con la denominación de “paranormales.” Por lo cual nos ha parecido conveniente
– dado que el 7 de abril se han cumplido 134 años de su nacimiento – indagar al
respecto. Los resultados han sido – a la vez – sorprendentes y muy
interesantes. Veamos.
Comencemos señalando que el 30 de noviembre de 1961 aparece, por editorial Sur,
la primera edición en castellano de Sobre cosas que se ven en el cielo,
el último libro escrito por Carl Gustav Jung. En el texto de solapa, aprobado
por Victoria Ocampo, se lee: “Jung analiza con rigor científico los diversos
relatos respecto a ´objetos voladores no identificados´, pasa luego a
considerar sueños en los que se manifiestan imágenes que corresponden
evidentemente a los ´platos voladores´ cuya presencia se ha denunciado en la
vigilia y examina después composiciones pictóricas vinculadas con la cuestión”.
Sí. Este libro de Jung trata sobre OVNIS.
Sobre la cuestión de la vida extraterrestre hallamos en Testimonios
VIII (1969) esta sugerente frase: “Nos convertiremos en lugar de
turismo para otros astros (más dignos de sobrevivir), cuyos imprevisibles
moradores vendrán a contemplar nuestras ruinas”.
En el mismo libro hallamos – en lo que hace a su correspondencia con Aldous
Huxley – referencias a experiencias vivenciales parapsicológicas (en especial,
fenómenos extrasensoriales) y de temas espirituales.
Nuestra autora también tenía sus conocimientos en Astrología como surge de
estas palabras suyas referentes a la revista Sur: “… una obra común donde mi
papel ha sido el de aportar algo proveniente de la casualidad, ese tesón que
debo a los signos de Aries y Capricornio”.
Las cuestiones de aquello que la sabiduría popular denomina “sexto sentido”
tampoco le fue ajeno. En su ensayo Tagore en las barrancas de San
Isidro explica que tiene “una despertada intuición que recibo a manera
de antena…”
En esa misma obra, hallamos este otro pensamiento que transparenta sus convicciones
espirituales: “En el momento en que percibimos que la aparente trivialidad de
lo finito es tan falsa como el aparente vacío del infinito, estamos próximos a
dar por cierto que todo en la tierra es palabra de Dios.” Y en otra ocasión
escribe: “¡… Dios que no quieres ponerme a cubierto de nada y que no temes ni
me reprochas el olvido en que te dejo! ¡Dios que saber que hacia ti sólo vamos
por los caminos de la libertad! ¡Dios que me entiende y a quien yo no
entiendo!”.
Tan informada estaba sobre los asuntos paranormales que, en una carta al
filósofo José Ortega y Gasset (1940), donde le refiere las bellezas y
conveniencias de visitar los lagos del sur, agrega: “No me extrañaría nada
encontrarme allí con un pleciosaurio…”. Victoria conocía esta entre
historia/mito/leyenda de la existencia de una familia de criaturas
antediluvianas, habitantes en aquellos espejos de agua.
Ocampo había leído y estudiado con fruición el libro An experiment with
time (Un experimento con el tiempo), publicado en 1927 por John
William Dunne. Se trata de un texto dedicado al fenómeno parapsicológico de
precognición (conocimiento cierto de un hecho futuro que no puede ser conocido
por razonamiento, deducción, ni inferencia lógica) y las dificultades que
aborda la forma en que los humanos percibimos el tiempo.
También conoció las ideas sobre el karma, aclarando que lo había de tres
formas: hereditario, kármico y consciente.
Supo de la primera institución dedicada a la investigación de lo que, por
entonces, era conocido como “fenómenos ocultos.” Nos referimos a The Society
for Psichical Research, creada en Londres a fines del siglo XIX. La menciona en
su libro Domingos en Hyde Park (1936), donde también hace menciones sobre la
Teosofía, la Antroposofía y el ocultismo. Los nombres de Krishnamurti, Rudolf
Steiner y Annie Besant aparecen allí citados.
Uno de sus biógrafos, Adolfo de Obieta (1.-) expresa: “Toda esta temática de la
mente, pues, no le era extraña, le era propia. No sólo estaba informada de
zonas del oscuro saber o el no saber. Sabía, y acaso había experimentado, que
hay muchos mundos dentro de éste y fuera de éste. No falta incluso alguna
referencia a episodios espiritistas o enigmas parapsicológicos, y a alguna
´comunicación´, aunque sin hablar de espiritismo ni mayor especificación.”
Podemos convenir en que la espiritualidad y lo paranormal, también fueron parte
de los intereses que motivaron a Victoria Ocampo.
ANTONIO LAS HERAS, Buenos Aires, Argentina
MIEMBRO HONORRÍFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA
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