LOS MISTERIOS DE LAS CIUDADES MÁGICAS
SHAMBALÁ.Ciudad de los Césares, Paititi, Agharta. ¿Existe Erks bajo el cerro Uritorco?
La Ciudad
de los Cesares, Shamballá, Erks, Paititi, Agharta, son todos nombres de
sitios, ciudades o territorios, nunca recorridos por ojos profanos. Se menciona
que se trata de “ciudades sagradas” a los que sólos acceden
quienes obtuvieron el desarrollo espiritual necesario.
Después
de mucho tiempo trabajando su “ser interno “ de la guía de un
maestro adecuado, al que se accede porque el discípulo así lo ha decidido,
sintiendo un llamado que surge desde el alma.
“El maestro aparece cuando el discípulo está preparado”, dice un proverbio hindú,
y se logra la preparación necesaria para ver sin necesidad de los ojos físicos.
Es la apertura a una “visión trascendente”, cósmica,
extrasensorial, para expresarlo en términos parapsicológicos y científicos.
Aquellas
personas normales ceñidas al mundo material, fueron también buscadores
incansables de las ciudades esotéricas y misteriosas. De más está decir que
nunca las encontraron, porque lo que anhelaban de ellas eran mezquinos intereses
terrenales.
Así
los conquistadores de todas razas y credos se cansaron de recorrer América y
sufrir todo tipo de privaciones, en la búsqueda de la Ciudad de los Césares a
la que soñaban con calles empedradas de oro y muros donde brillaban piedras preciosas,
supuestamente ubicada en la Patagonia.
En
realidad, nunca llegaron a comprender que se trataba de símbolos y no de
metales o joyas reales. Por eso padecieron, hasta terminar encontrando la
muerta, sin hallar aquello que pretendían. Es muy conocido el interés que entre
los jerarcas que acompañaban a Adolf Hitler despertaron estos
lugares.
El
gobierno nazi dispuso de grandes sumas de dinero con las que financió
expediciones a las entrañas mismas de territorios de India, el inaccesible
Tíbet y la enigmática China con el propósito de desentrañar aquellos misterios
y adquirir un poderoso y vital saber esotérico. Hasta donde puede saberse,
fracasaron.
Y
quienes llegaron a los sitios sagrados, habrían renunciado para siempre a las
ideas del Mal. A comienzos del Siglo XX, la destacada filósofa del
esoterismo, Madame Blavatsky (fundadora de la Sociedad
Teosófica y descubridora de Jidu Krisnamurti) buscó a Agharta y Shamaballa por
la región del Tíbet.
Sólo
su grupo más íntimo supo si tuvo éxito. Alexandra David Neel, que
pertenecía a la francmasonería femenina, cruzó el Tibet cuando ello estaba
absolutamente prohibido para los extranjeros, poniendo en riesgo su vida porque
contaba con la certeza de que Shamballa bien valía el esfuerzo.
Carl Gustav Jung, genio de la Psicología del Siglo XX, estaba convencido de la
importancia que estas ciudades mágicas tienen en el psiquismo profundo humano,
al que llamó inconsciente arquetípico. Shamballa la ciudad oculta entre
montañas, de los maestros y guías del espíritu donde la muerte física sólo es
un recuerdo, no existen las enfermedades y todos viven en serenidad y armonía.
De
acuerdo a las más antiguas Tradición Hermética del Asia Central, en
el corazón del Desierto de Gobi, en el extenso territorio chino, está inaccesible
a profanos y curiosos, un lugar donde habita el rey del Mundo y al que sólo
algunos lamas muy avanzados pueden acceder. Rodeado de una escogida corte de
maestros en todos los conocimientos del ser humano, custodian una biblioteca
con toda la sabiduría actual y perdida. También en nuestro continente americano
hay noticia de ellas.
A
la ya mencionada Ciudad de Cesares, sita en el sur argentino,
debemos agregar Paititi en una región incierta de de la frontera entre Perú y
Brasil mientras que Erks, en las profundidades del cerro Uritorco situado
en la serrana localidad cordobesa, próxima a Capilla del Monte. A
su existencia cierta se han referido desde hace décadas importantes estudiosos.
De
acuerdo a las investigaciones, los indios comechingones que habitaban la región
de la cadena de las Sierras Chicas donde está el Uritorco, ya hablaban que en
sus entrañas residía una comunidad de seres espirituales. Las puertas de
ingreso a Erks serían, “energéticas” y solo pueden detectarlas
quienes tienen suficientes elevación espiritual.
En
tiempos recientes algunas personas que se extraviaron en el Uritorco fueron
rescatada dias después, contando historias de haber recibido ayuda de hombres
vestidos con túnicas blancas y muy buenos modales que los alimentaron y curaron
sus heridas.
Lo concreto es que si alguien nos les hubiera brindado ayuda, habrían muerto más por frío que por hambre. Además está el hecho de que miles de personas de la zona afirman, desde hace mucho, haber oído en las noches ruidos surgidos del interior del cerro, semejantes a los que haría una maquinaria de gran potencia.
EN PLENA SELVA AMAZÓNICA: PAITITI, EN LA FRONTERA ENTRE PERÚ Y BRASIL
También en nuestro continente americano hay noticia de estas ciudades ocultas,
y a las que solamente se tiene acceso con una cierta preparación de un maestro
que te guiará.
A
la ya mencionada Ciudad de Cesares, así como de la misteriosa Erks, en las
profundidades del cerro Uritorco situado en la provincia de Córdoba próximo a
la ciudad de Capilla del Monte, ambas en territorios de la Argentina, algunos
compartidos con Chile. y de las que nos ocupamos en el tema principal, debemos
agregar la siempre enigmática y a la vez inquietante Paititi, supuestamente
ubicada en una región incierta de la poco accesible región selvática que
conforma la frontera entre Perú y Brasil, allí donde el Amazonas domina todo.
En
Cuzco, los ancianos sabios emparentados al chamanismo describen a la
inalcanzable Paititi de la siguiente manera, a modo de complas: “Corazón
de corazón / Tierra india del Paititi a cuyas gentes se llama indios / todos
los reinos limitan con él. / Pero él no limita con ninguno / Aquí pueden verse
sin atajos el color del canto de los pájaros invisibles”. Lo describen
como un sitio único.
Otros
lo enseñan así: “Estos son los reinos de Paititi / Donde se tiene el
poder de hacer y desear / Donde el burgués sólo encontrará comida / Y el poeta
tal vez pueda abrir la puerta cerrada, /desde antiguo, del más purísimo Amor.” Se
supone que el lugar probable de existencia física de Paititi es en una región
selvática y montañosa que ni siquiera ha sido estudiada por los científicos
modernos.
La
gran mayoría de las expediciones desde siglos atrás nunca regresaron y si
alguna vez, resultado de grupos desmembrados, hubo quienes lo hicieron llegar
tan trastornados mentalmente que les fue imposible explicar con qué se habían
encontrado.
ANTONIO
LAS HERAS, Buenos Aires, ASrgentina
MIEMBRO
HONORÍFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA
(*) Doctor en Psicología Social, filósofo y escritor.
Magister en Psicoanálisis. Pte. Asoc. Arg. Parapsicología y de la Asoc.
Junguiana Argentina
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