LA BUSCA
En “La Busca” el personaje
principal es un niño-adolescente -Manuel- al que la vida va oponiendo
obstáculos en su camino a la edad adulta. La temática central se desarrolla
principalmente en los suburbios (del latín “sub urbis”) de Madrid, en sitios
donde se enseñorea la desesperanza que produce la pobreza o miseria, de la que
es difícil desembarazarse y es donde surge el deseo y la esperanza de poder
salir de esa clase mísera de la baja sociedad para lograr ocupar un sitio en la
clase media, deseo encarnado en el protagonista pero que se puede hacer
extensivo a cualquier persona de esa clase social desamparada, es lo que con su
artística pluma describe Pío Baroja.
Una sociedad -la
madrileña- producto de las sociedades típicas del siglo XIX donde cohabitan
gentes humildes y las del bajo fondo, es la que nos va describiendo: esas vidas
tortuosas, duras, de personajes de distintas edades y sexos, pero sin caer en
sentimentalismos ni tampoco en el uso de tonos festivos, ni de lirismos retóricos.
La taberna de la “Blasa”
(taberna real y típica de principios del s. XIX) permite realizar al autor un
detalle prolijo del paisaje suburbano de la capital, además de
proporcionar notas más líricas en el encuentro protagonizado por Manuel con su
primo Leandro (mayor que él, y curtido en el ambiente de rufianes), su amigo
Roberto (el estudiante) y la prima de éste, llamada Fanny, una pintora bohemia
que deseaba conocer los bajos fondos al que tan habituado estaba Leandro.
En el segundo capítulo de
la IIª parte se efectúa una descripción del Corralón -conocido como “la
Corrala”- donde vivía el tío Rilo y donde sentó sus reales Manuel, en su triste
trajinar por distintos lugares. La vivienda estaba en el Paseo de las Acacias y
constaba de un callejón de entrada, un patio y tres pisos a los que se accedía
por escaleras de ladrillos a una galería común que de trecho en trecho
albergaba puertas de acceso a varias viviendas, en una tipología clásica con
ese patio central a lo que en Buenos Aires se conoce como “conventillo”, que
reúne a varias familias y pueden generar amistades o discordias. Lo describí en
enero:
En el capítulo III
describe la “Corte de los Milagros” y sus miserias, donde a la hora del
‘rancho’ coexisten personajes de la más amplia categoría de seres humanos
desamparados, productos de la ciudad misma. Una ciudad capaz de producir el
abigarrado producto de gentes que deben luchar contra las injusticias sociales
para sobrevivir, generando así niños famélicos, varones vagabundos, golfos,
prostitutas, descuideros, hampones, mujeres “de la vida” que los acompañan en
ese desamparo que produce seres violentos y amorales en una sociedad trágica,
grotesca.
Un desamparo tan abrumador
no podía ser remediado o al menos paliado en parte por la caridad (“Casa de la
Doctrina”), ni por las organizaciones obreras que en ese entonces eran todavía
pequeñas, ni por ningún tipo de asociación humanitaria, que deja entrever la
necesidad de la participación del Estado para remediarlo.
En este laberinto social
solo encuentra una salida la figura de un trapero, el señor Custodio, que pese
a no saber leer ni escribir, tiene la inteligencia propia de las personas con
sentido común, con ideas para la reutilización de la basura generada en la
zona. Y Manuel, que pese a sus relaciones peligrosos del entorno donde se
desenvolvía, resistió finalmente los ofrecimientos de sus amigos para
delinquir; su bonhomía aparece también cuando (pág. 182 y 183) demuestra su
decepción al acudir a una corrida de toros, por la crueldad del toreo.
Lo que antecede viene a
ser una síntesis del significado del libro de Pío Baroja, editado por
la Biblioteca Básica Salvat, en Madrid en el año 1969. Novela que
apareció en el año 1904 como la primera parte de una trilogía que incluía otras
dos novelas, “Mala Hierba” y “Aurora Roja”, del mismo año.
Además de esta relación
crítica quiero destacar aspectos de interés para el lector argentino,
principalmente aquellos interesados en el tango y en el submundo originario de
los lunfardos, puesto que encontramos similares características en el lenguaje,
en el hábitat, en las costumbres de los primitivos habitantes suburbanos de las
grandes ciudades argentinas, principalmente Buenos Aires y en menor medida
Rosario y Córdoba.
Por todo ello mencionaré algunos de estos aspectos indicando las páginas donde se encuentran en esta edición; si fuera preciso copiaré algún párrafo. También realizaré una lista del vocabulario con su significado, donde se encuentran palabras comunes con el lunfardo y otras que no lo son, pero que corresponden al idioma jergal español, o las que ahora están en desuso.
Descripción de la miseria, está en la página 70Un palique sin s final ni consonante final, en 4 o 5 palabras de la pág. 97
Palabras jergales en pág. 99 y 100
Duelo de cuchilleros, representado en las páginas 111 y 112
Vocabulario
Cotarro: cuarto, habitación; pág. 36 (de él deriva cotorro)
Burdel: casa de prostitución (NO LUNFARDO)
Gachó (del caló): hombre en sentido despectivo; pág. 62, 113 y 179
Hay un relato en pág. 62 y 63 que recuerda por su similitud, el tango “Ivette”
Najarse: escapar, huir; pág. 65
Jamar (del caló): tomar alimento, por analogía con manyar; pág. 65
Chiribitiles: habitación pequeña, sucia y descuidada; pág. 68
Jierro: se refiere al dinero; pág. 80
Jai laif: alta vida (Jailafe); pág. 96
Alpiste: bebida; pág. 103
…”y bailó un tango”; pág. 104 y 106
Sarasa: hombre afeminado; pág. 110
Cabayeros, eya: yeísmo, pronuncian y en lugar de ll; pág. 110
Golfa: vagabunda, prostituta; pág. 132
Ninchi: chico, muchacho / tonto, memo; pág. 137
Piri: designa un recipiente de barro (en desuso), es el rancho, la comida en la cárcel; p. 141
Gigoló: amante de la prostituta y mantenido por ella; pág. 162
Colá: tiene el sentido de “metejoneada”; pág. 179
Chalá: chalada (lo mismo que chiflada); pág. 179
Panoli: cándido, tonto; pág. 180
Trichina: se refiere a la triquinosis producida por los cerdos; pág. 186
Chato: que tiene la nariz pequeña y aplastada; pág. 186 (en Arg. Le decimos “ñato”)
Amolarse: fastidiarse; pág. 186
Moler: fastidiar, molestar; pág. 188
Chulos: personas que lucran con la actividad sexual de terceros (proxenetas); pág. 188
Filando: observando; pág. 188. En Arg., filar es 1. Hacer el cuento / 2. Observar / 3. huir, marcharse
CÉSAR J. TAMBORINI DUCA, León, España
MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA
Académico Correspondiente para León
Academia Porteña del Lunfardo
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