HECHOS QUE CONMUEVEN
A
veces te cuentan hechos o cosas que verdaderamente te conmueven. Solemos pensar
que los errores son de los otros y no admitimos que nos podamos equivocar, algunas
veces solemos, en cambio y a regañadientes nuestra responsabilidad en lo que
acontece.
Fue
el caso de un vecino que me impresionó. Desde hacía muchos años compartíamos el
mismo edificio, yo vivía en el cuarto y él en el primero. Su esposa, delgadita,
silenciosa y triste, por lo menos así la veía yo. El iba de “dominador social”
para todo. Su opinión era no sólo la correcta, la única válida, eso hizo que
muchos de los cercanos no tuviéramos muchas relaciones con aquel vecino. Tenía
dos hijas que poco atendía y un muchacho que, en cierta medida, prometía ser lo
que él nunca pudo alcanzar, triunfar en el deporte.
Un
día lo llamó el maestro de su hijo y le expuso la buena disposición física del
muchacho y lo bien que le iban los deportes y sin aun pensar que su hijo podría
participar en disputas deportivas internacionales, puso todo su interés para
que su hijo entrenara todos los días en el equipo deportivo del colegio y con
la gestión del profesor de gimnasia, un futuro prometedor anidaba en el ánimo del
maestro y en el corazón del padre.
Y
como la vida siempre te repara sorpresas. Se fueron a pasar el domingo a la
playa, a la vuelta, todos felices y contentos, el coche derrapó y fueron a
parar bajo de la carretera. La madre quedó con la pierna rota, al padre le
tuvieron poner varios puntos en la cabeza, sin consecuencias más graves que
esperar que las cicatrices se curaran, pero en niño quedó dañado de la columna
vertebral y con ello desaparecía todo su futuro como deportista.
Aquel
accidente hundió a toda la familia en el desencanto y la frustración. Pasó el
tiempo y un buen día esta familia se llevó una magnífica y gratificante
sorpresa, el muchacho los sorprendió con:
.-
“Hemos creado un equipo deportivo, todos son personas con alguna deficiencia
física y participaremos en competiciones “paraolímpicas” como solemos decirlo y
superaremos esta doliente situación”.
Y tiempo después, aquel padre desencantado, pudo disfrutar de las participaciones deportivas de su hijo y poder admirar aquellos triunfos deportivos que nunca pensó que su hijo podría obtener después de aquel horrible accidente.
SALOMÉ MOLTÓ,
Alcoy, Alicante, España.
MIEMBRO HONORÍFICO DE
ASOLAPO ARGENTINA
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