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domingo, 4 de junio de 2023

VIENTO (POEMÁTICA), ADRIÁN NÉSTOR ESCUDERO, Santa Fe, Argentina

 

VIENTO (POEMÁTICA)

El Poema no debe distraer al Poeta solo en cuestiones de diván, sino y fundamentalmente, imbricarlo y comprometerlo en ese descubrir de un infinito ramo (y tramo) de esencias liminares que hacen, de la existencia, vida, y, de esa vida, vida para la Vida... Dolor, sí; temor, angustia, soledad, incomprensión, fatiga, sí: pero siempre alentando y anhelando, desde la trilogía bondad, belleza y verdad que anida en el orden natural de lo viviente, la fe y la esperanza de que el Amor probado, el Amor sufrido, el Amor donado, jamás quedará sin recompensa... Quizás por eso…


El Poema tratará tu aliento inquieto y siempre en vilo,
como a un Viento fino y perfumado, desmembrado y sutil,
cabalgando el aire con el rubor de una novia virgen
al encuentro hermético y amoroso de su otro Yo,
tan acogedor como arduo, florido tejido del Oriente…

E ilusionado, el Poema Viento pensará: si Soy la medida
de todas las ansias existenciales, entonces diré,
con elocuencia solvente y en tono de bardo envanecido:
“Ser o no ser, he aquí la cuestión”... Equilibrio de sensaciones.
y soplaré donde algo parezca calmo e inocente, pero marchito.

Ah, suspiró estremecido y enternecido a la vez
en sus liminares esencias ahuecadas en el fondo
tanto del ánima desolada o herida cuanto exultante…
Porque mi alcurnia es elevada y el Nobel roza mi piel, y,
de ser amor, Soy de todos y, en este, mi Tiempo, Amor de Todo…

Y enfrento con la audacia de la Verdad y Paz verdaderas,
el mayor desafío para la humana carnadura y sus cuescos
ardientes e inquietos, ora en atribulado desespero, ora en ilusionada,
vana esperanza tras un erguido esquema de huesos entrelazados,
y dirigidos por el coito programático de un avieso, delicado frenesí…

Pero no es fácil urdir y afrontar o confrontar con las telarañas
del pensamiento humano intoxicado por la necedad publicitada
del mundo, y elaborar, en concilio, una mística cantata demiurga…
Y ahondar y dar a luz, más no sea, a las primicias eclécticas de los
Primordiales que agitan la Nostalgia divina entre nosotros…

Bendito sean entonces los poetas y sus incomprensibles,
para necios, porfías de metáforas y entrenada alquimia odisíaca:
son las líricas flores rendidas a un lúdico tabernáculo de palabras,
y que el alma homérica ansía para tornarse pura como cuando lo fuera,
en el Alfa, y lo será en la Omega, en feliz proclama de aquel Amor de Todo.

Tras el Viento animoso del Espíritu, la edad de la búsqueda,
en efecto, no es el tiempo absurdo de lo brusco; sino paciencia calma
y en susurrante clave de levedad inquisitiva y responsable ante el
manso secreto de lo Incógnito: es el auténtico Viento que anida el vientre
espiritual del Poeta, y al que algunos llaman duende, y, otros, Profeta…


ADRIÁN NÉSTOR ESCUDERO, Santa Fe, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

Y así…, o de cuando la poesía es el Poeta y el Poeta la poesía, un santo grial de rumores homéricos y sabio bebedor de ignotas fuentes del conocimiento y de la duda humana: “Aquel que sea capaz de entender el lenguaje y el rumbo del Viento, de comprender su voz y su destino, hallará siempre el rumbo, alcanzará la Copla, (y) penetrará en el Canto” (Atahualpa Yupanqui, Héctor Roberto Chavero, 1908-1992). Porque “Ya nadie habla de alas, nada de alas de palabras, en un mundo sin vuelo. En el ocaso de los sueños, la realidad guarda cofres de ausencia. (Y) El universo es un anciano vagabundo que observa a los niños corretear sonrientes por el bosque. (Cuando) Se eriza la piel del tiempo (Walter Pérez Valderrama, Santiago de Chuco, Perú, 2022). [1]



 


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